El punto ciego
Montserrat Soto repasa la iconograf¨ªa del libro seg¨²n la pintura antigua para indagar en ese otro espacio del arte que es la censura
Hay exposiciones que funcionan por acumulaci¨®n de ruido. Muchas contienen otras exposiciones dentro, juegan con el un¨ªvoco de los significados y pretenden otro lenguaje alejado de las certezas. Son como cajas de resonancia que hacen del eco el sonido principal y que proponen un paseo alternativo por lo que aparentemente vemos. Algo de eso ocurre al visitar la de Montserrat Soto (Barcelona, 1961) en la Sala Alcal¨¢ 31. Sintetiza mucho de su trabajo de los ¨²ltimos a?os, centrado en pensar c¨®mo se construye la herencia cultural, la memoria a trav¨¦s de su ausencia, lo no autorizado, lo borrado, la censura y la autocensura. Justo esa idea da el t¨ªtulo, Imprimatur, con el que se remonta a la Edad Media y el lenguaje que manejaba el Tribunal de la Santa Inquisici¨®n cuando aceptaba la publicaci¨®n de un texto.
Dec¨ªa que hay exposiciones que funcionan por acumulaci¨®n, y ¨¦sta lo hace de textos. Tambi¨¦n de fotograf¨ªas de pinturas, desde la Edad Media hasta la Ilustraci¨®n. Un inmenso collage-bodeg¨®n con el que la artista repasa la representaci¨®n del libro a lo largo de la historia de su representaci¨®n. Tambi¨¦n otros lugares m¨¢s conceptuales si cabe, como el papel que tuvo la imprenta, que tanto ampli¨® el acceso al conocimiento por un lado, pero que tambi¨¦n posibilit¨® el absoluto control de esos textos, permitiendo as¨ª a los poderes eclesi¨¢sticos, pol¨ªticos y econ¨®micos ejercer la persecuci¨®n de ideas. Un terreno nada remoto si pensamos en Internet y sus formas de acceso, control y censura bajo su apariencia de accesibilidad e imparcialidad. Ese punto ciego tan contempor¨¢neo.
A esos parajes remotos de la historia, esos lugares extinguidos en el tiempo, Montserrat Soto lleg¨® hace tiempo reflexionando sobre las l¨ªneas de pensamiento de la actual situaci¨®n pol¨ªtica y social, que nos ofrecen signos que obligan a que revisemos nuestro pasado de una forma diferente. Lo suyo son paisajes entre abismos. A los que ha encontrado en la din¨¢mica del viaje ha dedicado gran parte de su producci¨®n desde los noventa. En otro lado est¨¢n los espacios del arte, sobre los que reflexiona tambi¨¦n aqu¨ª, en una sala de exposiciones convertida en museo de historia, en una clase de universidad o en un gran libro todav¨ªa por escribir. Un territorio donde impera la l¨®gica del l¨ªmite.
¡®Imprimatur¡¯. Montserrat Soto. Sala Alcal¨¢ 31. Madrid. Hasta el 28 de agosto.
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