Incorrecci¨®n sobre ruedas
Gus Van Sant parte de las memorias de Joe Callahan para honrar a uno de los h¨¦roes contraculturales de su Portland natal
NO TE PREOCUPES, NO LLEGAR? LEJOS A PIE
Direcci¨®n: Gus Van Sant.
Int¨¦rpretes: Joaquin Phoenix, Jonah Hill, Jack Black, Rooney Mara.
G¨¦nero: drama. Estados Unidos, 2018.
Duraci¨®n: 113 minutos.
En el campo minado del humor pol¨ªticamente incorrecto se escuchan voces dispares: las de quienes, a trav¨¦s de la transgresi¨®n de los l¨ªmites, intentan reivindicar un espacio propio donde antes hab¨ªa un territorio de exclusi¨®n y, tambi¨¦n, las de quienes parecen encontrar ah¨ª una coartada perfecta para seguir perpetuando los viejos lenguajes de la ofensa sostenidos por el poder. El humor pol¨ªticamente incorrecto es tanto una cuestionable patente de corso para quien siente nostalgia de un lenguaje machista, hom¨®fobo, racista y excluyente como una h¨¢bil herramienta de reciclaje, de alto potencial activista para quien, tradicionalmente, estuvo en la diana de esos lenguajes. Est¨¢ claro en cu¨¢l de los dos extremos se situaba el crudo humor gr¨¢fico de Joe Callahan, ex alcoh¨®lico tetrapl¨¦jico que encontr¨® en una crueldad autolacerante su camino terap¨¦utico para la reconstrucci¨®n de una identidad. En sus chistes, un grupo de cowboys pod¨ªa perseguir a un fugitivo en silla de ruedas, un mutilado envidiaba el parche en el ojo de otro mutilado y las m¨¢s surtidas discapacidades f¨ªsicas se reformulaban como agentes provocadores en una sociedad construida por y para quienes ignoran que el concepto de normalidad responde a un criterio de autoridad num¨¦rica que no siempre equivale a una autoridad moral.
En No te preocupes, no llegar¨¢ lejos a pie, Gus Van Sant parte de las memorias de Callahan para honrar a uno de los h¨¦roes contraculturales de su Portland natal, demostrando con su gesto que no est¨¢ tan lejos del cineasta debutante que, con Mala noche (1986), no solo coloc¨® una de las piedras fundacionales del indie americano, sino que tambi¨¦n rindi¨® tributo a otra gloria marginal de Oreg¨®n, el poeta Walt Curtis. No obstante, esa voluntad de volver a los or¨ªgenes no puede obviar que el cineasta ya no es exactamente el mismo que debut¨® a mediados de los ochenta, ni que en su f¨¦rtil trayectoria se han alternado tanto las apuestas de riesgo como los intentos de acomodar su identidad en el seno de la industria. Y es en la afirmaci¨®n de ambas naturalezas, solo aparentemente antag¨®nicas, donde se define esta pel¨ªcula, que tiene su eje cl¨¢sico en su arco dram¨¢tico de redenci¨®n y en la apropiaci¨®n narrativa de la terapia en doce pasos y su potencia liberadora en la vivacidad acronol¨®gica del montaje y en un reparto ¨CPhoenix, Hill, Black- que no interpreta, sino que parece estar somatizando a sus excesivos, poderosos personajes.
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