El placer ef¨ªmero de la modestia
Su bulliciosa modulaci¨®n de registro c¨®mico se rompe en una de las tramas de la segunda mitad del relato, cuando otra historia quiebra el tono general de la pel¨ªcula
ANT-MAN Y LA AVISPA
Direcci¨®n: Peyton Reed.
Int¨¦rpretes: Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michael Douglas, Michelle Pfeiffer.
G¨¦nero: acci¨®n. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 118 minutos.
Concebida hace tres a?os como un autoconsciente retazo de singular modestia dentro del universo cinematogr¨¢fico de Marvel, sin la ambici¨®n ni la aparatosidad de buena parte de sus hermanas mayores, Ant-Man supuso un relativo soplo de aire fresco para todos los p¨²blicos, amparado en la esencia de la miniaturizaci¨®n del personaje principal, y en los ecos cin¨¦filos y de tono que desprend¨ªa su aventura, inoculados desde El incre¨ªble hombre menguante, serie B de Jack Arnold de los a?os cincuenta, y desde El chip prodigioso, efervescente odisea familiar de ciencia ficci¨®n, articulada por los vigorizantes registros c¨®micos de los a?os ochenta.
Una ausencia de grandes pretensiones que contin¨²a como dominadora en esta segunda entrega, Ant-Man y la avispa, de nuevo dirigida por Peyton Reed, donde, junto a ecos de otro cl¨¢sico de la ciencia ficci¨®n artesanal, La humanidad en peligro, de Gordon Douglas, se ha acentuado su esp¨ªritu familiar, con dos ni?as como posibles objetos de identificaci¨®n, y recuperando un trauma infantil de la producci¨®n original (la muerte de una madre, la ausencia, el recuerdo y la necesidad de amparo), para acabar as¨ª resucitando, literalmente, al personaje que interpreta Michelle Pfeiffer.
Sin embargo, su bulliciosa modulaci¨®n de registro c¨®mico, donde algunos de los personajes secundarios tienen una especial importancia, se rompe en una de las tramas de la segunda mitad del relato, cuando otra historia con complejo infantil, m¨¢s ¨¢spera, angustiosa y grave, al menos en su tratamiento, quiebra el tono general de la pel¨ªcula. Y no solo porque no encaje bien, sino porque se acaban acumulando demasiadas cuestiones, m¨¢s perpendiculares que paralelas, haciendo la cr¨®nica m¨¢s farragosa, con su hacinamiento de villanos y de objetivos en el amplio marco de personajes.
Aun as¨ª, su agudeza en la mayor¨ªa de los di¨¢logos, la simpat¨ªa que desprende siempre Paul Rudd, y, de nuevo, su sensata percepci¨®n de ser un producto menor, convierten a Ant-Man y la avispa en una m¨¢s que aceptable propuesta de ef¨ªmero placer.
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