Pamplona es una verbena
Orejas de regalo para los tres novilleros en el inicio del ciclo sanferminero
Cadaval y To?ete cortaron una oreja cada uno, y dos Francisco de Manuel, que sali¨® a hombros. Pues ninguno de los tres novilleros mereci¨® trofeo alguno.
Pero Pamplona, su p¨²blico y su presidente, es una verbena, impropia del prestigio que goza, y sonrojante para cualquier aficionado generoso y exigente con la categor¨ªa y la historia de la plaza.
Los triunfadores fueron los novillos de Pincha, una desconocida ganader¨ªa de Tolosa, de procedencia Marqu¨¦s de Domecq, Los Guateles y Luis Algarra; seis escogidos ejemplares muy c¨®modos de presentaci¨®n y pitones, que hicieron un aceptable pelea en varas y, en l¨ªneas generales, desarrollaron movilidad y nobleza en el tercio final.
Pero los j¨®venes toreros no estuvieron a la altura de la calidad de sus oponentes. Incansables los tres a la hora de dar capotazos y muletazos, pero ninguno dej¨® nada para el recuerdo.
PINCHA/CADAVAL,TO?ETE, DE MANUEL
Novillos de Pincha, justos de presentaci¨®n, muy c¨®modos de cabeza, cumplidores en los caballos, nobles y con recorrido en el tercio final.
Alfonso Cadaval: estocada atravesada (vuelta al ruedo); estocada tendida (oreja).
To?ete: pinchazo y estocada (oreja); estocada contraria, un descabello _aviso_ y cuatro descabellos (silencio).
Francisco de Manuel: pinchazo y casi entera contraria y tendida (ovaci¨®n); estocada (dos orejas). Sali¨® a hombros.
Plaza de Pamplona. Primer festejo de la feria de San Ferm¨ªn. 5 de julio. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
Los tres hicieron quites y se esmeraron con los capotes, y solo De Manuel dibuj¨® dos medias ver¨®nicas en novillos de sus compa?eros. To?ete lo intent¨® por delantales, ver¨®nicas y chicuelinas y nada le sali¨® a derechas; y vanos intentos, tambi¨¦n, de Cadaval y del propio De Manuel. El que s¨ª se luci¨® con el capote en las manos fue el subalterno Sergio Aguilar en la lidia del sexto.
Sin explicaci¨®n alguna, el m¨¢s joven de los tres pase¨® las dos orejas del sexto novillo. Tiene buenas maneras y corte torero, demostr¨® valor y firmeza ante un animal que embest¨ªa con escaso recorrido y la cara a media altura, pero su decisi¨®n, un arrim¨®n final y una estocada no pueden justificar tan abultado premio.
No tuvo suerte con su primer novillo que hu¨ªa a la salida de cada muletazo, y el torero no pudo m¨¢s que mostrar su entrega. A sus dos oponentes los banderille¨® con facilidad y con m¨¢s oficio que acierto.
Cadaval y To?ete sumaron muchos pases entre ambos, pero ya se sabe que torear es otra cosa. El toreo hay que sentirlo, y cuando tal milagro sucede se transmite a la velocidad de la luz a los tendidos, que vibran y saltan de contento.
Pues all¨ª no salt¨® nadie y no porque estuviera m¨¢s pendiente de la merienda que de los toreros, que en esta plaza no se perdona el bocadillo ni la tarde de la novillada, sino porque la labor de ambos toreros fue muy discreta, insulsa, desordenada y destemplada, en un torrente de muletazos despegados, iniciados siempre al hilo del pit¨®n y fuera cacho. Y as¨ª no hay quien se emocione.
Cadaval lo hizo bien, sobre todo ante su noble primero, pero no levant¨® ¨¢nimo alguno; es decir, que no tore¨®. Se libr¨® de la voltereta ante el cuarto, cuando lo cit¨® de rodillas en el centro del ruedo al inicio de la faena de muleta. El animal se le vino cruzado y lo esquiv¨® de milagro. Menos clase demostr¨® ese novillo y no pas¨® nada.
Y To?ete tuvo el m¨¦rito de rehacerse con m¨¢s prontitud de la debida de una seria lesi¨®n el campo. Tiene oficio y ganas, pero sus formas toreras son ins¨ªpidas, carentes de hondura y empaque. El segundo novillo de la tarde fue excelente para la muleta, pero To?ete no destac¨® porque lo que le sobra de entrega le falta de inspiraci¨®n. No mejor¨® ante el cuarto, pero si no falla con el descabello, tambi¨¦n hubiera enfilado la puerta grande.
No es aceptable esta Pamplona tan simplista y generosa. Como no es serio ocultar la realidad de estos chavales, cargados de afici¨®n, sin duda, pero a los que han enga?ado entre un p¨²blico de verbena y un presidente que flaco favor hizo al prestigio de la plaza.
Babelia
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