Miguel R¨ªos da una lecci¨®n de rock sinf¨®nico
El m¨²sico debuta en el Teatro Real con un repaso acompa?ado por una orquesta a sus ¨¦xitos
Al principio, nada hizo anoche presagiar que lo que aguardaba al auditorio del Teatro Real de Madrid fuera a ser un concierto de rock: los 50 miembros de la Orquesta Sinf¨®nica de Granada y el ritual de la afinaci¨®n colectiva, la inclinaci¨®n respetuosa del director musical, Carlos Checa, la batuta levemente agitada¡ Pero luego, claro, sali¨® Miguel R¨ªos (Granada, 1944), alguien que parece capaz de imprimir swing a un acto tan banal como comprar el pan, y se obr¨® el milagro en un ejercicio de catarsis colectiva que trascendi¨® el escenario y los modos de un coliseo m¨¢s habituado a las piruetas de Giuseppe Verdi que a las de Chuck Berry.
?Poco antes, hab¨ªan irrumpido en escena la banda de acompa?amiento Black Betty Boys. Con ellos y con la Sinf¨®nica de Granada, R¨ªos registr¨® un concierto el 7 de julio de 2017 en el Palacio de Carlos V de la Alhambra, en su Granada de siempre, que vio la luz recientemente en formato de disco. Un experimento titulado Symphonic R¨ªos, que recibi¨® ayer su confirmaci¨®n sobre el escenario del coliseo madrile?o.
El protagonista de la noche respondi¨® pronto al entusiasmo desbordante de la audiencia con las viejas e infalibles armas: viejos y coreados ¨¦xitos como Memorias de la carretera y Bienvenidos. En una elocuente pausa entre canciones, el m¨²sico granadino aprovech¨® para dejar constancia del ex¨®tico escenario en que se presentaba ¡ª¡±Acojona tocar aqu¨ª, y eso que no vinieron Sus Majestades"¡ª, pero tambi¨¦n para sentar las bases de su compromiso con un estilo de vida que apadrin¨® para varias generaciones de espa?oles que echaron los dientes con el rock gracias a ¨¦l. "Es una gran oportunidad para escuchar las canciones que forman parte de muchas vidas con el sonido de una orquesta sinf¨®nica, pero sin perder su identidad rockera, que es el esp¨ªritu que siempre he tenido", afirm¨® ante un p¨²blico ya rendido a su figura.
R¨ªos no tiene la inexplicable agilidad de Mick Jagger sobre el escenario pasados los 70, pero sus gestos y movimientos todav¨ªa son sinceros. Y tambi¨¦n lo siguen siendo sus palabras. Antes de tocar En la frontera, record¨® que la escribi¨® hace 35 a?os, pero que el mensaje sigue siendo relevante porque "Europa, con su pasado sangriento colonial, no quiere pobres en la frontera".
Tampoco perdi¨® oportunidad, al dar paso a No est¨¢s sola, de hacer notar que la orquesta que le acompa?aba estaba conformada en su mitad por mujeres y que admira que estas ¡°se hayan metido en esa dign¨ªsima lucha por la igualdad". "Seremos m¨¢s felices cuando seamos iguales", sentenci¨®.
A partir de entonces, el p¨²blico estuvo en sus manos. La gente no dej¨® de corear Todo a pulm¨®n, El blues del autob¨²s, Santa Luc¨ªa y, por si faltara m¨¢s entusiasmo, convirti¨® el Teatro Real en una pista de baile con una receta variada de rock and roll pasado por la fantas¨ªa sinf¨®nica. "Esta m¨²sica nunca se ha tocado aqu¨ª", record¨® R¨ªos. Ese tipo que amag¨® hace ocho a?os con abandonar los escenarios y anoche ocup¨® uno de los m¨¢s emblem¨¢ticos de Espa?a
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