Espeluznante y grave cogida a Javier Casta?o
Dura, violenta, peligrosa y encastada corrida de Jos¨¦ Escolar
La secuencia de la cogida a Javier Casta?o fue espeluznante. Se perfil¨® el torero para entrar a matar al cuarto de la tarde y nadie pod¨ªa sospechar que el toro estaba escaneando la figura del hombre mientras esperaba su proximidad. As¨ª, cuando lo tuvo a su alcance, mientras el matador erraba en su intenci¨®n de clavar el estoque, el pit¨®n derecho enhebr¨® la taleguilla por el muslo derecho de Casta?o y le levant¨® los pies del suelo; cuando estaba en el aire intent¨® cornearlo por el trasero, y, ya el torero en la arena, le lanz¨® un derrote mort¨ªfero al muslo derecho y le rasg¨® completamente la taleguilla. A¨²n tuvo tiempo el toro para dirigir otro pitonazo a la cabeza que, milagrosamente, no alcanz¨® su objetivo.
No se salv¨® de la cornada en el bajo vientre y el parte m¨¦dico informa de que sufre una herida de 20 cm. en la fosa il¨ªaca derecha que afecta a la piel, y otros 5 cm. de profundidad que afecta al obl¨ªcuo mayor y menor y no penetra en la cavidad abdominal. Pron¨®stico grave.
ESCOLAR / CASTA?O, DE JUSTO, CABALLERO
Toros de Jos¨¦ Escolar, muy bien presentados, serios, con cuajo, mansurrones, encastados, ¨¢speros, violentos y deslucidos; destacaron primero y segundo por el lado derecho.
Javier Casta?o: tres pinchazos, estocada atravesada que hace guardia -aviso- y un descabello (silencio); pinchazo y resulta cogido (silencio).
Emilio de Justo: estocada (oreja); estocada al toro que hiri¨® a Casta?o; cuatro pinchazos -aviso- dos pinchazos y un descabello (silencio).
Gonzalo Caballero: pinchazo y estocada (silencio); estocada y descabello (ovaci¨®n).
Plaza de Pamplona. Segunda corrida de la feria de San Ferm¨ªn. 8 de julio. Lleno.
Casta?o ya supo de las intenciones de su lote cuando intent¨® parar al primero con el capote, se le col¨® de manera terror¨ªfica al segundo lance y le tir¨® una cornada que, por fortuna, solo afect¨® a la taleguilla.
Pero no fue el ¨²nico torero que pas¨® por la enfermer¨ªa. Tambi¨¦n lo hizo Gonzalo Caballero, a quien el sexto de la tarde encun¨® en el inicio de la faena de muleta, lo lanz¨® por los aires y el asunto no pas¨® a mayores. Y el subalterno ?ngel G¨®mez se libr¨® de milagro de saludar al equipo m¨¦dico. Coloc¨® dos pares de banderillas verdaderamente heroicos al quinto de la tarde, dej¨¢ndose llegar los pitones hasta las hombreras en ambas ocasiones, y sali¨® milagrosamente ileso del duro trance.
Dura, muy dura, exigente, encastada, mansa, violenta y ¨¢spera corrida de Jos¨¦ Escolar, que manse¨® en los caballos, embisti¨® con la cara a media altura, sin emplearse nunca y plante¨® muchos problemas a los toreros.
El mejor librado fue Emilio de Justo, que dej¨® en Pamplona la estela de un torero maduro, firme, valeroso, con oficio y merecedor de un horizonte prometedor. Traz¨® redondos muy hondos y largos a su primero, al que mat¨® de forma excelente. Bien plantado y seguro ante el quinto, pero fall¨® a la hora de matar.
No estuvo fino Casta?o ante el primero, el m¨¢s noble del festejo. Acompa?¨® el largo viaje del toro, pero se le vio afligido, muy despegado y superficial. Poco mando y desbordado estuvo ante el toro complicado que lo envi¨® a la enfermer¨ªa. Salud¨® con todo merecimiento su banderillero Joao Ferreira en los dos toros.
Caballero se coloca bien, demostr¨® raza y verg¨¹enza, pero no tuvo toros.
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