Pamplona, bajo m¨ªnimos
Castella y L¨®pez Sim¨®n cortaron sendas orejas de pueblo en una tarde decepcionante de los toros de Fuente Ymbro
YMBRO / CASTELLA, PERERA, SIM?N
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, mansos, nobles e inv¨¢lidos; destac¨® el cuarto por su movilidad y casta.
Sebasti¨¢n Castella: pinchazo -aviso- y estocada trasera y ca¨ªda (silencio); -aviso- estocada (oreja).
Miguel ?ngel Perera: bajonazo (silencio); -aviso-, media muy baja (ovaci¨®n).
L¨®pez Sim¨®n: dos pinchazos y media ladeada (silencio); estocada (oreja).
Plaza de Pamplona. Cuarta corrida de la feria de San Ferm¨ªn. 10 de julio. Casi lleno.
La madurez, la firmeza y el buen momento que vive Miguel ?ngel Perera, expresado en la contundente faena de muleta al quinto toro de la tarde no puede ocultar que la feria del toro est¨¢ bajo m¨ªnimos, produce sonrojo a cualquier aficionado nada exigente y aventura un horizonte desesperanzador.
Y no porque los toros de Fuente Ymbro, esos atletas que deslumbraron por la ma?ana en un rapid¨ªsimo encierro, presentaran horas m¨¢s tarde un semblante borrachuzo y una achacosa e inv¨¢lida fortaleza f¨ªsica; esa es una contingencia que puede suceder en las mejores familias.
El problema es la afici¨®n que casi llena el coso todas las tardes. Da igual el ruidoso sol que la silenciosa y elegante sombra. Ambos han convertido a Pamplona en una plaza de pueblo, en abierta contradicci¨®n con el supuesto prestigio del ciclo ferial.
Y la presidencia es para echarse las manos a la cabeza. Y no porque la ostenten los miembros de la corporaci¨®n municipal, sino por la arbitrariedad de sus decisiones. La presidenta de ayer no devolvi¨® al inv¨¢lido y cegato tercer toro cuando sus deficiencias eran evidentes y las protestas mayoritarias, y se hizo un l¨ªo con los pa?uelos en la concesi¨®n de trofeo a L¨®pez Sim¨®n, de modo que sac¨® dos veces el blanco y se?al¨® con el dedo que solo hab¨ªa concedido una oreja. En fin¡
Pero m¨¢s grave es lo que sucede en los tendidos. Le concedieron una oreja a Castella despu¨¦s de una labor pesada, sopor¨ªfera, aburrid¨ªsima e interminable -son¨® el primer aviso antes de montar la espada-, coronada por el acierto a la hora de matar, que parece que es lo ¨²nico que importa aqu¨ª. Hasta la banda de m¨²sica rompi¨® a tocar en la s¨¦ptima tanda para aliviar en lo posible la dormidera general.
Y otra pase¨® en el sexto L¨®pez Sim¨®n, y hasta ¨¦l mismo crey¨® que hab¨ªan sido dos por el despiste presidencial. No hubiera sido extra?o, no obstante, que le abrieran la puerta grande, pero m¨¦ritos no hizo para ning¨²n trofeo. Sufri¨® una fea voltereta de la que sali¨® dolorido e ileso y la pasi¨®n aplaudidora se desat¨® en el tendido. El torero entendi¨® el mensaje, se dio un arrim¨®n junto a las tablas, mat¨® de una estocada y oreja al esport¨®n.
La corrida de Fuente Ymbro fue un completo desenga?o; seria por delante y de respetable trap¨ªo, pero vac¨ªa de contenido. Mansa en los caballos, sin fuerzas en las entra?as, sosa, noble y descastada, y solo el quinto permiti¨® que Perera volviera a mostrar que est¨¢ en un momento dulce de su carrera. Aprovech¨® la movilidad del toro, su humillaci¨®n y embestida larga para embeberlo en la muleta en tandas de redondos que fueron toda una bocanada de aire fresco en tarde anodina. Mat¨® mal -tambi¨¦n al manso y deslucido segundo- y con una ovaci¨®n le agradecieron los servicios prestados.
Castella, por su parte, se empe?¨® en aburrir y lo consigui¨® de largo. No encontr¨® la manera de acabar una labor desordenada y sin fuste ante el blando primero ni ante el soso cuarto. Encima, le dieron una oreja. Conclusi¨®n: ¨¦l pensar¨¢ que ten¨ªa raz¨®n.
Y L¨®pez Sim¨®n se defendi¨® del problema de vista del tercero y, dicho queda, la voltereta del sexto se le volvi¨® triunfo. Pamplona, bajo m¨ªnimos¡
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