La enfermedad es el orden social
Christine Lavant relata de forma brillante las seis semanas que pas¨® ingresada en un manicomio hace casi un siglo
"Nadie entiende mis palabras¡±, dice una mujer en su delirio; otra grita (¡°?Maldita sea Austria! ?Maldito sea el zar de Rusia! Asesinaron a mi marido, a mi maravilloso, orgulloso marido¡±); a una joven la fuerzan a alimentarse introduci¨¦ndole un tubo por la nariz; una mujer mayor se pasa el d¨ªa bordando (no est¨¢ ¡°loca¡±, pero su esposo se ha ido con otra y no tiene d¨®nde ir); una ¨²ltima s¨®lo pide que la maten. ¡°Aqu¨ª se elevan hasta el infinito monta?as de sufrimiento¡±, dice la narradora. Christine Lavant (en realidad, Thonhauser) ten¨ªa 20 a?os cuando ingres¨® en el hospital psiqui¨¢trico de Klagenfurt, en 1935; era la novena hija de una familia de mineros y se ganaba la vida tejiendo; iba a convertirse en una de las poetas m¨¢s importantes de Austria, pero en ese momento nadie lo sab¨ªa, ni siquiera ella: hab¨ªa intentado quitarse la vida con ars¨¦nico.
Varias publicaciones recientes y el inter¨¦s sostenido por el arte outsider o brut parecen poner de manifiesto que nuestra sociedad comienza a aceptar que los discursos de la enfermedad mental son susceptibles de poseer verdad y belleza. Notas desde un manicomio es el relato de las seis semanas que Lavant pas¨® en el hospital en Klagenfurt y tiene ambas, pero se diferencia de otros textos sobre (y desde) el tema en el hecho de que, sin dejar de narrar su padecimiento (del que es s¨ªntoma), su autora fue capaz de comprender la figura que se ocultaba en el tapiz del encierro hospitalario de las ¡°locas¡±, cuya condici¨®n de pacientes era doble: por una parte, las mujeres encerradas se hallaban bajo atenci¨®n m¨¦dica; por otra, deb¨ªan ocultar su enfermedad porque su manifestaci¨®n, escribe Lavant, ¡°es algo que el m¨¦dico jefe no soporta¡±.
Lavant expone sucinta pero brillantemente c¨®mo el hospital psiqui¨¢trico reproduce un orden del que todos son v¨ªctimas, en particular si (como en su caso) se es mujer y pobre
Lavant expone sucinta pero brillantemente c¨®mo el hospital psiqui¨¢trico reproduce un orden del que todos son v¨ªctimas, en particular si (como en su caso) se es mujer y pobre. Un m¨¦dico le sugiere que ¡°tiene que buscarse un novio¡± y la describe como ¡°un ejemplo disuasorio de lo que sucede cuando los hijos de los trabajadores leen novelas en lugar de aprender un trabajo honrado¡±. Una enfermera pretende animarla recomend¨¢ndole que deje la poes¨ªa para otros: ¡°Cuando el m¨¦dico te haga entrar en raz¨®n, pasado uno o dos a?os, te alegrar¨¢s si consigues que una se?ora te adiestre para hacer las faenas dom¨¦sticas¡±, le dice. La narradora tiene la astucia del subordinado para comprender que su ¡°enfermedad¡± es el orden social, pero no es una revolucionaria y no tiene medios para ponerle fin: cuando abandona el hospital no est¨¢ ni siquiera un poco menos enferma, pero se dice: ¡°Que el diablo se lleve a quien diga o escriba una sola burla sobre alguien que vive en la pobreza¡±.
Christine Lavant escribi¨® su libro en 1946, 11 a?os despu¨¦s de la experiencia que narra y en el marco de un periodo de intensa productividad que arroj¨® otras dos novelas; de las tres, s¨®lo estas Notas desde un manicomio permanecieron in¨¦ditas hasta mucho despu¨¦s de su muerte en 1973. Antes de ello, y tan s¨®lo unos pocos a?os despu¨¦s de que Lavant se internase, la Anexi¨®n incorpor¨® a Austria a los programas de eutanasia de los genetistas del Tercer Reich y las mujeres sobre las que la autora escribe en este libro fueron asesinadas por los mismos m¨¦dicos que aparecen en ¨¦l, en nombre de la obediencia a las autoridades y al progreso. ¡°Escribo esto con palabras corrientes¡±, admite Lavant, ¡°y en realidad deber¨ªa romper las paredes piedra a piedra y lanzarlas contra el cielo¡±.
COMPRA ONLINE 'NOTAS DESDE UN MANICOMIO'
Autor: Christine Lavant.
Editorial: Errata Naturae.
Formato: tapa blanda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.