Pase un fin de semana con su escritor favorito
Lo ¨²ltimo en talleres literarios consiste en unas minivacaciones con conocidos autores en lugares aislados
El anuncio podr¨ªa rezar as¨ª: ¡°Pase un fin de semana con su escritor favorito. Desayune, coma y cene con ¨¦l. D¨¦ paseos junto al mar, disfrute de su compa?¨ªa en la piscina. Dele a leer lo que ha escrito, esc¨²chele comentarlo con el grupo reducido de lectores aspirantes a escritor que, como usted, admiran su trabajo¡±. Y podr¨ªa ser, qui¨¦n sabe, el inicio de una novela de misterio. O de terror. Despu¨¦s de todo, el cl¨¢sico de Stephen King Misery tiene como protagonistas a un escritor y a su fan n¨²mero uno en un lugar aislado en el que lectora y autor pueden hablar de lo ¨²nico que les interesa: el futuro de su personaje estrella, Misery. Quiz¨¢ por eso, para romper el hielo, con lo primero que se bromea en la mesa es con la posibilidad de que haya un muerto. ¡°?Qui¨¦n de nosotros no estar¨¢ esta noche?¡±, dice uno de los participantes. Es poeta. Ha publicado libros, pero nadie lo sabe a¨²n, porque el resto de participantes (13: autor incluido) no son una familia, que es m¨¢s o menos lo que ser¨¢n despu¨¦s de que pase lo que al d¨ªa siguiente, compartido ya el primer ba?o, la primera cena y el primer desayuno, alguien llamar¨¢ Gran Hermano literario.
Porque eso es lo que parece este retiro, un Gran Hermano Literario. Los participantes est¨¢n solos en una casona del siglo XVII, el agradabil¨ªsimo Hotel Mas 1670, en Calonge (Girona). Algunos hasta comparten habitaci¨®n (hay una pareja de hermanas, y una de aspirantes a escritores; ella, poeta y actriz de doblaje, ¨¦l, escritor que trabaj¨® duro en otro sector hasta los cincuenta y luego se retir¨® para disfrutar de la vida), y todo lo que se hace, se hace en grupo. Luce el sol, cantan los p¨¢jaros. El escritor imparte una clase. Pero no es una clase cerrada. Se conversa todo el rato.
¡°?Qui¨¦nes son vuestros santos?¡±, pregunta el escritor, y los aspirantes responden, uno a uno. Hay quien dice Herman Hesse y quien dice Gald¨®s, hay quien dice Fern¨¢ndez Mallo, y quien dice Verlaine, Rub¨¦n Dar¨ªo, Julio Cort¨¢zar... La literatura a tratar es literatura confesionalista, porque el escritor invitado, el escritor que luce un ba?ador verde fluorescente, es Manuel Vilas. ?No le daba miedo encerrarse con tantos lectores? "No", dice. ¡°En general, a los autores les entusiasma la idea¡±, contesta alguien a su lado. Es Rita Rodr¨ªguez, la mujer responsable de Entelequia Cultura, la peque?a pero ambiciosa empresa que organiza estos retiros. El de Vilas no es el primero. El primero lo protagoniz¨® Chantal Maillard, en otra casona coquetamente singular. Y habr¨¢ m¨¢s. Rodr¨ªguez afirma que uno al mes, en distintos puntos de Espa?a, e incluso en el extranjero.
La intenci¨®n es, dice Rodr¨ªguez, que trabaj¨® para la editorial Oc¨¦ano durante 20 a?os organizando encuentros entre los peces gordos de las distintas divisiones de la misma ¨C¡°en todas partes, hasta en el Caribe¡±¨C y descubri¨® que el intercambio de ideas es clave en cualquier sector, "potenciar la creatividad" de los asistentes. Y a la vez, c¨®mo no, ofrecer un producto atractivo, un taller que no tenga aspecto de taller, sino de minivacaciones, de retiro, como reza su eslogan, solo apto para aquellos que lleven tiempo intentando descubrir c¨®mo contar algo, o cont¨¢ndolo, y quieran compartirlo con su escritor favorito.
Uno de los pr¨®ximos invitados ser¨¢ Alejandro Palomas. ?Que c¨®mo se promociona? ¡°Casi siempre es el autor, que lo anuncia a trav¨¦s de sus redes sociales. El proyecto a¨²n no es lo suficientemente conocido¡±, a?ade. ?El precio? Ronda los 500 euros, pero est¨¢ todo incluido. Los op¨ªparos desayunos, comidas y cenas en lugares emblem¨¢ticos de la ciudad o el pueblo que se visite (por ejemplo, el Can Muni de Calonge), m¨¢s las dos noches de hotel. Y, por supuesto, el curso, que es un curso con su programa y sus 12 horas lectivas, y un t¨ªtulo. ¡°La idea es que cree una especie de magia. Sacar el taller literario de la fr¨ªa aula de estudio para convivir con el autor y con personas que tienen tus mismos intereses¡±, seg¨²n Rodr¨ªguez.
Y aprender, claro. Que es lo que todos dicen haber hecho al final. ¡°Hemos aprendido much¨ªsimo¡±, aseguran. Y tambi¨¦n se han hecho amigos. Al final, se comparten tel¨¦fonos, se crean grupos de Whatsapp, se prometen visitarse unos a otros y enviarse libros. Entre los participantes, alg¨²n ilustre, como el poeta Ben Clark, distinguido este a?o con el prestigioso premio Loewe, admirador de Vilas y ahora aspirante a escritor de narrativa. La tambi¨¦n poeta Ale Oseguera, cuyo primer poemario, Tormenta de tierra, ha prologado Carlos Zan¨®n, y que repite, porque ya particip¨® en el retiro con Maillard. Una agente literaria valenciana. Dos profesoras de Lengua de un instituto. Un gestor cultural y poeta, ?scar Santos, hermano de la inolvidable editora de El Gaviero, y t¨ªo de la tambi¨¦n poeta Luna Miguel.
Juntos formaron, durante tres d¨ªas, una peque?a e improvisada familia. Vinieron, dec¨ªan, a darse ¡°un regalo¡±, y se fueron con ese regalo, convinieron m¨¢s tarde, ya casi el motor en marcha, cientos, y en algunos casos miles de kil¨®metros por delante ¨Ctodos ven¨ªan de alguna parte: Madrid, M¨¢laga, Badajoz, Barcelona¨C, y la imagen de su escritor favorito, ¡°el Gran Gatsby de Barbastro¡±, hablando del ¡°auxilio de la palabra ante el paso del tiempo¡±, en un restaurante a pie de playa del paseo mar¨ªtimo de Sant Antoni de Calonge, fresca a¨²n en la memoria.
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