El verano que me enroll¨¦ con la selecci¨®n de waterpolo
Ahora veraneamos con los perfiles del Netflix en la maleta y la tableta reventando de contenidos descargados. Sin embargo, a veces, tengo mono del qu¨¦ echan
Hice que me importaban los Juegos Ol¨ªmpicos solo para tenerlo cerca. ¡°Vente a casa y los vemos juntos¡±, dijo ¨¦l. ¡°Claro, claro, juntos, buena idea¡±, dije yo, pensando: he aqu¨ª la excusa perfecta. La casa era la de sus padres. Durante d¨ªas nos sentamos a ver retransmisiones en el sof¨¢ nido de la salita de estar, bebiendo agua con hielo. El vaso fr¨ªo sobre los muslos desnudos, el ba?ador un poco h¨²medo todav¨ªa de la piscina, las toallas oliendo a cloro bajo el trasero.
Seguro que en la tele enana hubo cientos de metros lisos, h¨¦roes y plusmarcas, pero solo recuerdo el calor a este lado de la pantalla y los nervios del acercamiento. En la tele, proezas f¨ªsicas, y en el sof¨¢ nido, el milagro de un nudillo rozando el tend¨®n de una corva camino del mando a distancia. Buf, las corvas, esas ingles de la rodilla.
Finalmente,?el 28 de julio de 1996 Espa?a gan¨® la final de waterpolo en Atlanta y yo me enroll¨¦ con mi mejor amigo. Sigue siendo amigo, pero no lo he llamado para confirmar los detalles no me vaya a fastidiar el recuerdo. Esto s¨ª lo he confirmado, con Google: la final era contra Croacia y la echaron hacia las once de la noche, un domingo.
Mil veranos despu¨¦s, los deportes son lo ¨²nico que siguen ¡°echando¡± por la tele. En invierno quedan adem¨¢s las uvas. El resto ha perdido toda ceremonia. La liturgia de ver obedientemente lo que pongan. Como los dibujos, los que fuesen, del s¨¢bado por la ma?ana que dejaban dormir un poco m¨¢s a los padres; o la pel¨ªcula del Plus del viernes por la noche, para aprovechar cuando eran los ni?os quienes dorm¨ªan.
Despu¨¦s de comer sud¨¢bamos todos juntos la sobremesa de la playa viendo el telefilme lacrim¨®geno de turno, daba igual pillarlo a medias porque eran intercambiables. Pero de todas las cosas que ve¨ªa solo porque era lo que pon¨ªan a esas horas, la que m¨¢s me enganchaba era la teletienda. No creo que las adolescentes bebidas fu¨¦semos el target de aquellos anuncios de los cuchillos Ginsu 2000, pero yo flipaba boquiabierta con ellos cuando llegaba de fiesta.
Ahora veraneamos con los perfiles del Netflix en la maleta; cada cual el suyo y luego el de los ni?os. La tableta reventando de contenidos descargados, listos para ser servidos a conveniencia sin necesidad de wifi: donde sea, cuando haga falta. En el coche, para que los de atr¨¢s se callen. En la cama, para que uno de la pareja se quede dormido en tres minutos ¨Csiempre el mismo¨C y la otra pueda cebarse a lo loco de temporadas durante horas. Y el f¨²tbol, amor, lo puedes ver en el ordenador, con cascos, si no te importa, que yo soy m¨¢s de waterpolo.
Todo es mejor as¨ª, y sin embargo, a veces, tengo mono del qu¨¦ echan. Ganas de volver a un consumo donde no hay que elegir sino dejarse llevar por pel¨ªculas empezadas y con anuncios, por programas sin m¨¢s trama que dos que no se conocen y cenan juntos. Dame lo que haya, puedo con ello. Sobre todo si es verano y hay aire acondicionado en la salita y te sientas cerca. ?Gente que compra trasteros sin ver lo que contienen?, estoy lista; ?realities en los que nadie me suena?, adelante. ?Deportes acu¨¢ticos cuyas reglas desconozco? Toda tuya.
Para celebrar aquella victoria de Atlanta 96 que no me importaba demasiado, bajamos a ba?arnos a medianoche. La piscina resolvi¨® la tensi¨®n no resuelta tras d¨ªas de juegos ol¨ªmpicos. En realidad esa noche me enroll¨¦ un poco con toda la selecci¨®n espa?ola de waterpolo. Ya no aguantaba m¨¢s tras una hora? ¨Co qu¨¦ se yo, lo que dure un partido¨C sin entender nada pero contemplando tritones con el torso fuera del agua a golpe de patada submarina. Mis corvas los recuerdan perfectos, enternecedores bajo sus rid¨ªculos gorritos como los que llevaban los espermatozoides en la pel¨ªcula de Woody Allen Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevi¨® a preguntar. Por ejemplo: ?Meterse mano bajo el agua resulta tan fluido como parece en las pel¨ªculas? Pues no tanto, pero eso tendr¨¢s que descubrirlo t¨² misma una veraniega noche de euforia ol¨ªmpica.
Periodistas de EL PA?S recuerdan en esta serie c¨®mo han vivido su relaci¨®n con el verano y la televisi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.