Gracias, Chicote
La labor del cocinero madrile?o es educativa, para que seamos m¨¢s exigentes cuando nos sentemos a una mesa, porque para eso pagamos
No puedo comer ni cenar si estoy viendo Pesadilla en la cocina, el programa de telerrealidad culinaria que, desde hace seis temporadas, protagoniza en La Sexta el cocinero Alberto Chicote (mi¨¦rcoles 22.30). La visi¨®n de las cocinas de restaurantes en crisis, sucias, habitadas por personajes dispuestos a darte gato por liebre sin escr¨²pulos, con cartas mentirosas y materia de tercera categor¨ªa me escama cada vez que tengo que almorzar fuera de casa, sobre todo ahora, que estamos en verano.
Es cierto que el programa usa siempre la misma f¨®rmula, archisabida: establecimiento con clientes a la fuga, Chicote espantado ante lo que come y ve, ca¨ªda a los infiernos, personales y profesionales, del due?o y redenci¨®n entre momentos cr¨ªticos. No obstante, la impresi¨®n que siempre me queda al final es que cuando Chicote salga por la puerta, la cucaracha volver¨¢ a pasear por los fogones. Pese a esa sensaci¨®n de pel¨ªcula muy vista y de que se trata de una copia del programa del chef brit¨¢nico Gordon Ramsay, me gusta el punto macarra de Chicote, porque gracias a su presencia y conocimientos hace todo aquello que los comensales ignorantes no podemos permitirnos cuando sospechamos que el hostelero nos est¨¢ tangando.
?Qui¨¦n no ha sido atendido por camareros desagradables? ?Qui¨¦n no ha soportado largas esperas entre platos? ?Qui¨¦n no ha comprobado que el pan era un arma arrojadiza o que el caf¨¦ era infecto? Una de mis ¨²ltimas experiencias incluye un pelo en un revuelto¡ ?Y encima tienes que pagar! Pese al mucho teatrillo que se le echa a Pesadilla, se constata cuanto farsante hay con delantal. Doy gracias a Chicote por las caras que pone cuando prueba los engrudos que le tienen preparado, o c¨®mo no se achanta ante cocineros que se ponen farrucos. La suya es, incluso, una labor educativa, para que aprendamos y seamos m¨¢s exigentes cuando nos sentemos a una mesa, porque para eso pagamos. Me temo que muchos de esos restaurantes no tienen soluci¨®n si mantienen, por ejemplo, a responsables como aquella que ante los denuestos de Chicote por unas plastas que ella quer¨ªa hacer pasar por croquetas, le argument¨®: "En la bolsa pon¨ªa que eran caseras".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.