Roberto Saviano: ¡°?Hemos vuelto a los tiempos de Mussolini?¡±
El autor de ¡®Gomorra¡¯ es el intelectual que m¨¢s se opone al Gobierno, y Matteo Salvini, l¨ªder de la xen¨®foba Liga, se ha querellado contra ¨¦l por sus opiniones
Matteo Salvini grita y las encuestas burbujean. Anuncia que cierra los puertos en Twitter y su popularidad se dispara. Su estrategia del ruido no tiene l¨ªmite. Si hace bromas macabras sobre migrantes o acusa sin pruebas a pol¨ªticos, empresarios o escritores, su parroquia aplaude a rabiar. Y alrededor de ¨¦l se hace el silencio. Como si el pa¨ªs, m¨¢s bien su establishment, fuera incapaz de asimilar todav¨ªa la coronaci¨®n de alguien de su naturaleza y siguiese paralizado desde las elecciones de marzo. Sin oposici¨®n pol¨ªtica y con la clase intelectual y cultural en fuera de juego, una de las pocas voces en medio del ruido es la del escritor Roberto Saviano, amado y odiado a partes iguales en Italia. Un antagonista puro que ha iniciado una guerra sin cuartel contra el matonismo del l¨ªder de la Liga que le ha costado ya la amenaza de retirarle la escolta ¡ªque le acompa?a desde que hace 12 a?os la Camorra pidi¨® su cabeza tras la publicaci¨®n de Gomorra¡ª y tambi¨¦n la primera demanda. Malos tiempos para la discrepancia.
La querella contra el escritor napolitano, que suele llamar a Salvini ¡°el ministro de la mala vida [t¨¦rmino con el que en Italia se alude a la mafia y al crimen organizado]¡± y le acus¨® de disfrutar con la muerte de ni?os en el mar a ra¨ªz del ¨²ltimo naufragio en el Mediterr¨¢neo, ha llegado con el membrete oficial del Ministerio del Interior. Saviano, con sus habituales dificultades log¨ªsticas para las entrevistas ¡ªviaja en coche blindado con cinco carabinieri¡ª, contesta a trav¨¦s de clips de audio de WhatsApp las preguntas de EL PA?S. ¡°Lo que ha hecho Salvini significa juzgar a un escritor y movilizar contra la libertad de expresi¨®n a un Gobierno entero. Es un acto intimidatorio muy grave secundado por todo el Ejecutivo, ya que nadie se ha distanciado de ello. Este Gobierno no est¨¢ dispuesto a aceptar cr¨ªticas, puntualizaciones o an¨¢lisis del impacto que sus reformas pueden tener en la econom¨ªa italiana o en la poblaci¨®n¡±.
En la denuncia del ultraderechista Salvini tambi¨¦n se alude a las constantes acusaciones al ministro de mantener relaciones con la ¡®Ndrangheta¡¯ y de encubrir una suerte de ¡°pacto de no agresi¨®n¡±. ¡°Acepto todas las cr¨ªticas, pero no permito a nadie decir que ayudo a la mafia. Es una mierda que combato con todas mis fuerzas¡±, se?al¨® el viernes el ministro en Facebook en un tono y un lenguaje sin sutilezas que han dejado de sonar extra?os en Italia. El ministro del Interior y l¨ªder de la xen¨®foba Liga, m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica, empieza a ser corrosivo para el tejido cultural e intelectual del pa¨ªs, que lleva callado todos estos meses.
?Por qu¨¦ existe un cierto silencio en el mundo cultural respecto a lo que sucede? ¡°Quien no se ha expresado en estos meses es porque sabe, como lo s¨¦ yo, que a quien hace nuestro trabajo no le conviene hablar. Dicen que yo digo lo que pienso para tener visibilidad. Pero es una visibilidad que provoca millones de insultos en las redes. Tambi¨¦n la desconfianza de quien deber¨ªa apoyar mi trabajo. Te condenan al pared¨®n. Nadie tiene el coraje de decir que, en realidad, callan por temor a que lleguen menos propuestas, menos proyectos de trabajo, menos libros, menos peri¨®dicos, se compren menos entradas para tus pel¨ªculas o vendas menos discos. Piensan que quien invierte en ti, quiere hacerlo con tranquilidad, sin tener que preocuparse por una declaraci¨®n que has hecho o una toma de posici¨®n pol¨ªtica determinada. Pero, ?por cu¨¢nto tiempo podremos soportar esto? ?De verdad pensamos que lo que est¨¢ sucediendo es aceptable?¡±.
Rodillo pol¨ªtico
Lo que sucede tiene la forma de enorme rodillo pol¨ªtico y cultural. Movimiento 5 Estrellas y Liga, dos formaciones de corte populista sin un sustrato intelectual en las bases, disfrutan de una creciente mayor¨ªa absoluta que ha asfaltado muchos de los debates intelectuales que sol¨ªan brotar con facilidad en Italia. El relato oficial habla hoy de combatir la inmigraci¨®n, enfrentarse a los socios europeos y buscar nuevos aliados, aprobar una ley de defensa propia a mayor gloria de los lobbies armament¨ªsticos, bajada de impuestos a las rentas altas, descalificaciones a adversarios. ¡°Aunque est¨¦n legitimados en las urnas, no pueden traicionar nuestra historia, los valores que nos han tra¨ªdo hasta aqu¨ª y han evitado las guerras¡±, advierte Saviano.
Pero algunos valores cambian y la relaci¨®n de Italia con Europa, por ejemplo, pasa por un momento inc¨®modo. ¡°Bruselas se ha convertido en el chivo expiatorio. Y no digo que carezca de responsabilidad, al contrario. Pero la direcci¨®n la da la pol¨ªtica nacional. Italia es reh¨¦n de sus dirigentes cl¨¢sicos desde hace mucho tiempo. Antes de cabrearme con Bruselas, buscar¨ªa la responsabilidad de este desastre dentro de nuestras fronteras. Pero atentos, porque el objetivo de Salvini es destruir Europa como la hab¨ªamos conocido, produciendo desde el sur un efecto pinza con Putin desde el Este¡±.
El clima de tensi¨®n est¨¢ especialmente inflamado desde las redes y sin respuesta desde los partidos tradicionales o la encanecida clase intelectual, desarmados digitalmente y faltos de reflejos. ¡°Contra cualquier voz cr¨ªtica, salen hordas de haters en las redes sociales. Hay falsos economistas, falsos intelectuales, falsos bloggers que difunden fake news. Digo falsos porque no tienen ninguna competencia. Alguno ha le¨ªdo alguna cosa, pero es imposible confrontar con ellos m¨¢s all¨¢ del insulto. Y son conscientes de lo que hacen. Est¨¢n pagados para crear una narraci¨®n contraria, pero m¨¢s simple e inmediata. Vamos hacia el punto cero de la comunicaci¨®n. Y quien tiene algo de notoriedad, al final, teme ser atacado personalmente. Si ganas algo, mejor estar callado. As¨ª es como Mussolini atacaba a [Giacomo] Matteotti antes de ser asesinado. ?Hemos vuelto a los tiempos de esos tiempos? ?Estamos aceptando como escritores, periodistas, guionistas, actores, escen¨®grafos no contar nada, no devolverle a nuestro p¨²blico alguna cosa?¡±.
¡°No pueden quitarme la escolta por ser cr¨ªtico con el Gobierno¡±
La guerra entre Matteo Salvini y Roberto Saviano empez¨® hace mucho tiempo. Pero alcanz¨® su punto m¨¢s grotesco cuando el ministro del Interior amenaz¨® al escritor con retirarle la escolta de cinco carabinieri que lleva desde 2006, cuando el clan de los Casaleses puso precio a su cabeza. Salvini es el titular de la cartera que, entre otras cosas, deber¨ªa ocuparse de combatir a las mafias y velar por la seguridad personal de jueces y periodistas amenazados. Pero hac¨ªa d¨ªas que no le gustaban las cr¨ªticas que recib¨ªa por parte del escritor a su pol¨ªtica migratoria. "Ser¨¢n las instituciones competentes las que valorar¨¢n si corre alg¨²n peligro, tambi¨¦n porque me parece que pasa mucho tiempo en el extranjero. Valoraremos c¨®mo se gasta el dinero de los italianos. Le mando un beso", solt¨® en un programa televisivo.
Salvini sabe que una parte de Italia no traga a Saviano y el debate del coste de su escolta, por muy absurdo que parezca, sirve para despertar las bajas pasiones de una parte de su electorado m¨¢s radical. Saviano, pasado ya un mes de aquellas palabras, reflexiona sobre la amenaza. ¡°La asignaci¨®n de la escolta no va en funci¨®n de la simpat¨ªa que se tiene por alguien. No se quita por ser cr¨ªtico con el Gobierno. Adem¨¢s, no decide el ministro del Interior, sino una oficina para la seguridad personal. Esta arbitrariedad pone en riesgo el Estado de derecho¡±.
Una arbitrariedad que Salvini aplica a todos sus supuestos enemigos. Esta semana, por ejemplo, asegur¨® que la ONG espa?ola Proactiva Open Arms solo ver¨¢ Italia en postal. Lo hizo despu¨¦s de ser criticado por su director, ?scar Camps, convertido ya en uno de sus nuevos y electoralmente rentables enemigos.
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