Obscenidades rom¨¢nicas como pararrayos del Diablo
Historiadores del arte reunidos en un curso debaten sobre las m¨²ltiples interpretaciones de la iconograf¨ªa sexual de unas iglesias que en Espa?a cuentan casi mil a?os
?Por qu¨¦ ese hombre exhibe su enorme falo que parece apuntarnos? ?Y ese otro barbado que se masturba? ?Qu¨¦ sentido tiene que esa mujer nos ense?e la vulva? ?Esa pareja est¨¢ en pleno coito? Todos est¨¢n ah¨ª desde hace casi mil a?os, en iglesias rom¨¢nicas del norte de Espa?a, tanto en el exterior, en los canecillos, elementos decorativos de las vigas que sujetan los aleros, como en el interior, ya sea en capiteles o incluso en pilas bautismales. ?Por qu¨¦ los canteros medievales desplegaron esta iconograf¨ªa procaz? ?Qu¨¦ quer¨ªa transmitir con ellos la Iglesia cat¨®lica? A todo esto han intentado responder, y de paso acercar a la mentalidad y sociedad medieval, los expertos congregados el pasado fin de semana en el curso Arte y sexualidad en los siglos del rom¨¢nico, celebrado en el monasterio de Santa Mar¨ªa la Real de Aguilar de Campoo (Palencia).
"?Que cu¨¢ntas interpretaciones hay de ese erotismo? Tantas como personas en esta sala", dijo la historiadora del Arte de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Eukene Mart¨ªnez de Lagos, se?alando con la barbilla al centenar de alumnos que la escuchaban en la primera jornada de un curso que incluy¨® la visita a cuatro ejemplos de templos rom¨¢nicos con motivos sexuales en su decoraci¨®n, entre ellos el m¨¢s c¨¦lebre, la colegiata de San Pedro de Cervatos, en Cantabria, del siglo XII. Esta comunidad re¨²ne lo m¨¢s significativo del sexo del rom¨¢nico, del que tambi¨¦n hay ejemplos en el oriente de Segovia, el occidente de Soria, norte de Palencia y Burgos y, en menor medida, resto de Castilla y Le¨®n, Galicia, ?lava, Navarra, Arag¨®n y Catalu?a. "Los artistas ten¨ªan modelos que copiaban y adaptaban. Eran talleres itinerantes en los que normalmente hab¨ªa un maestro y varios aprendices, y se iban desplazando seg¨²n los encargos que recib¨ªan", apunta Alicia Migu¨¦lez, de la Universidad Nova de Lisboa. En todo caso, a¨²n hoy sigue asombrando, por ejemplo, esa pareja de exhibicionistas, ella con restos de pintura negra en su pubis, a ¨¦l le cortaron el pene en tiempos m¨¢s pudorosos, que decoran un capitel ?junto al altar! de la iglesia de San Juan Bautista, en la localidad c¨¢ntabra de Villanueva de la N¨ªa.
"Hay quien piensa que todo esto ten¨ªa un car¨¢cter adoctrinador, la representaci¨®n de lo que no hab¨ªa que hacer, mostrado de una forma contundente, expl¨ªcita", se?ala uno de los ponentes, Jos¨¦ Luis Hernando Garrido, de la Universidad de Educaci¨®n a Distancia de Zamora. "Es una interpretaci¨®n extra?a, ser¨ªa como darle a un adolescente revistas pornogr¨¢ficas para decirle, mira esto es lo malo", apunta Jaime Nu?o, director del Centro de Estudios del Rom¨¢nico de la Fundaci¨®n Santa Mar¨ªa la Real, organizadora del curso. Nu?o y Pedro Luis Huerta, director de este encuentro, fueron los encargados de explicar in situ a los alumnos la historia de las iglesias visitadas. Nu?o se inclina por pensar que era "la representaci¨®n de la vida cotidiana". Otros expertos se han preguntado: "?Era una incitaci¨®n a procrear en una etapa de gran mortalidad infantil?".
Mientras, Hernando destac¨® en su disertaci¨®n una hip¨®tesis m¨¢s atrevida, novedosa, ya acu?ada por otros expertos. "Tal vez se emplearan como un ant¨ªdoto de lo mal¨¦volo, una especie de pararrayos contra el Maligno, que viene por las alturas", y prosigue: "Pudo ser como un cepo para el demonio¡ aunque tengo mis dudas". ?Por qu¨¦? "Hay tambi¨¦n ejemplos no solo de vulgaridad, sino de una sensualidad y po¨¦tica exquisita, sin esa intenci¨®n lujuriosa". Lo que descarta son las sospechas, que tambi¨¦n las ha habido, de que se tratasen de travesuras de canteros: "Eran artesanos humildes, no ten¨ªan gran poder decisorio para los temas decorativos, que deb¨ªan de venir del obispo o del se?or que pagaba la obra".
Tras estirar el cuello para ver tanto sexo, llega el momento de intentar comprender c¨®mo eran las relaciones carnales de entonces. "Se piensa, err¨®neamente, que todo el sexo era considerado malo. Sin embargo, los m¨¦dicos prescrib¨ªan su pr¨¢ctica regular como ayuda para una vida sana en el matrimonio, incluso se toleraba que los cl¨¦rigos tuvieran relaciones", destaca la historiadora Paloma Moral de Calatrava, de la Universidad de Murcia. Ella puso el foco en una cuesti¨®n que enfrent¨® a la Iglesia y a los galenos: la rigurosa reforma gregoriana que, desde el siglo XII, estableci¨® el celibato de los religiosos, en parte por una cuesti¨®n teol¨®gica ("no puede impartir el sacramento de la eucarist¨ªa alguien que se mancha las manos con semen, considerado impuro") y, en buena medida, por una cuesti¨®n econ¨®mica: los posibles enfrentamientos entre hijos de cl¨¦rigos por las propiedades paternas amenazaban la unidad cristiana. Para los laicos las ¨®rdenes eran claras: sexo solo para procrear.
Moral, experta en salud femenina medieval, subraya que "la Iglesia tuvo que afrontar que los monjes y monjas eran seres sexuales, y las soluciones que ide¨® fueron malas". A las religiosas que por la abstinencia padec¨ªan "sofocaci¨®n uterina" se les permit¨ªa masturbarse, incluso pod¨ªan usar un primitivo consolador. As¨ª lo detallaron m¨¦dicos que eran tambi¨¦n eclesi¨¢sticos en sus tratados: el "miembro viril" de ayuda deb¨ªa ser "delicado, de salitre, cera y berro". Como los monjes no padec¨ªan esa enfermedad, "no ten¨ªan la suerte de poder masturbarse para su alivio". Para impartir esta doctrina estaban los sermones, pero como no funcionaba con unos feligreses rurales e iletrados, se recurri¨® a la iconograf¨ªa, "con mensajes rotundos, pero el arte tampoco funcion¨® muy bien", dice.
La profesora Mart¨ªnez de Lagos comenz¨® su conferencia en la actualidad, el caso de La Manada ("?por qu¨¦ hay quien criminaliza a la v¨ªctima?"), para repasar siglos de misoginia, en los que a la mujer se la ha identificado con la lujuria. Una visi¨®n representada en las iglesias rom¨¢nicas con una imagen recurrente: una mujer que sujeta con las manos a dos serpientes que intentan atacarla mientras otras dos le muerden los pechos, un doloroso castigo eterno en el m¨¢s all¨¢ que puede contemplarse en un capitel de la catedral de Santiago o en uno del Pante¨®n real de san Isidoro de Le¨®n. Mart¨ªnez se remont¨® al mito de Pandora y a la culpable del pecado original, Eva, para explicar el odio a la mujer, "que ya estaba en los padres de la Iglesia".
El poso de estas ponencias es que "ni la Edad Media era todo oscuridad y horror", como incide Hernando, "ni hemos avanzado tanto en algunas cuestiones de la sexualidad", concluye Moral, que menciona el papel de la Iglesia ante el sida. De que hubo tiempos de mente cerril posteriores al Medievo lo demuestra que muchos de los hombres que mostraban su falo sin complejos en la decoraci¨®n rom¨¢nica hoy lo tienen cercenado.
Emociones y sentimientos
La profesora Alicia Migu¨¦lez, de la Universidad Nova de Lisboa, se ocup¨® en el curso del lenguaje de los gestos en la iconograf¨ªa rom¨¢nica y ¡°c¨®mo el lenguaje corporal y las expresiones faciales fueron empleadas para plasmar emociones y sentimientos". Aparte del ¡°debate abierto¡± sobre qu¨¦ significan esas figuras, ella considera que ¡°debieron de tener un gran impacto en aquella ¨¦poca, porque parte de ellas fueron censuradas y destruidas posteriormente¡±. Migu¨¦lez pertenece a una corriente de investigadores que, analizando la cabeza, el tronco, las manos, los pies¡ de todas estas manifestaciones art¨ªsticas diferencian entre ¡°las emociones, que son m¨¢s primarias, de los sentimientos, que deben ser entendidos como procesos m¨¢s complejos en el ser humano".
Del estudio de todo ello, se deduce? que el arte rom¨¢nico, "desde el punto de vista de la gestualidad, es claro heredero del lenguaje art¨ªstico anterior, y el repertorio de conductas gestuales continu¨® siendo utilizado en ¨¦poca g¨®tica. Debemos entender la historia del arte como un complejo proceso evolutivo, evitando establecer grandes rupturas entre estilos".
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