Tarde de grandes toros (Algarra) y excelentes toreros (Ure?a y Rom¨¢n)
Se lidi¨® una vibrante corrida, cumplidora en varas y crecida y exigente en el ¨²ltimo tercio
Tarde de toros y de toreros. De la verdad del toreo. Cuando no hay trampa ni cart¨®n surge la emoci¨®n. Y un derroche de momentos emotivos dio la tarde, que acab¨® con los dos toreros a hombros, el mayoral aclamado, y el recuerdo de una corrida de Algarra con mucho que torear, pero tambi¨¦n muy agradecida cuando las cosas, como en este caso, se hicieron con la verdad por delante.
De los seis toros de Algarra, de formidable presencia, hubo tres de nota alta: tercero, quinto y sexto. Con sus matices, con sus diferencias, pero que puntuaron con notable muy alto. De esos tres, el quinto, un precioso casta?o, ¡°Malospelos¡± de nombre, fue la r¨²brica. Tom¨® dos varas, la primera al relance y la segunda, ya bien colocado, arranc¨¢ndose con todas sus fuerzas desde lejos. Ure?a comenz¨® con mucha torer¨ªa, con el remate a ese inicio de faena con una trincherilla de reacci¨®n inmediata del tendido. A partir de entonces, sin que el toro acabara de humillar y una cierta embestida a golpes, Ure?a le consinti¨®, le fue corrigiendo ese defectillo, sorte¨® una colada y acab¨® dominador cuando la muleta se fue a la mano izquierda. Oblig¨® Ure?a y, ya para siempre, el toro se rindi¨® a tanto poder¨ªo. La mano siempre muy baja, sometido el toro, con el resultado de un manojo de naturales de monumental ejecuci¨®n. Serio y brillante Ure?a; serio y haci¨¦ndose respetar el toro, que fue el complemento ideal. La estocada, sin puntilla, dej¨® servido el toro a las mulillas, que lo pasearon por el ruedo en homenaje p¨®stumo.
Ya en primer turno, Ure?a hab¨ªa logrado cortar una oreja. Toro distra¨ªdo y abanto de salida, con el que el murciano tampoco se anduvo con dudas. Muy expresivo en el toreo al natural y consentidor para que el de Algarra no desentonara. A pies juntos remat¨® Ure?a una faena muy centrada y de planta quieta. Con el tercero, toro de mucho motor, bravo de verdad en la muleta, de embestida humillada pero de fuerzas justas, Ure?a se acopl¨® por donde el bravo toro ped¨ªa. Faena muy ajustada, de gran motivaci¨®n, con un final brillante a pies juntos en los naturales que remataron una emotiva labor. La estocada, de gran ejecuci¨®n, cay¨® un pelo desprendida y a pesar de la un¨¢nime petici¨®n, el palco desoy¨® al personal y se llev¨® una gran pitada.
Rom¨¢n, siempre motivado por el eco que Ure?a dejaba en cada uno de sus turnos, no anduvo a la zaga. Al segundo lo salud¨® con la muleta con doblones muy toreros a una mano, la izquierda. Fue toro que pareci¨® perder fuerzas tras el primer tercio, pero recuper¨® resuello en la muleta y embisti¨® sin condiciones aunque algo vencido por el lado izquierdo. Rom¨¢n combin¨® momentos de ajuste con otros en los que el toro le pisaba el terreno. De ah¨ª que llegara una voltereta sin consecuencias. Valiente y responsable, el valenciano acab¨® por manoletinas de frente de llamativa imagen.
ALGARRA / URE?A, ROM?N
Toros de Luis Algarra, de formidable presencia, muy bien armados, serios de juego, destacaron sobre todos tercero, quinto y sexto. Al quinto se le dio la vuelta al ruedo.
Paco Ure?a: estocada perdiendo la muleta (oreja); estocada (vuelta con gran petici¨®n); estocada perdiendo la muleta (dos orejas).
Rom¨¢n: estocada (oreja); estocada (palmas); pinchazo y estocada (oreja).
Los dos toreros salieron a hombros.
Plaza de Valencia, 28 de julio. 3? de Feria. Media entrada.
En el cuarto brillaron especialmente los banderilleros Ra¨²l Mart¨ª y El Sirio, en un tercio muy logrado tanto de ejecuci¨®n como de colocaci¨®n. Este fue el toro menos agradecido del env¨ªo, pues le cost¨® tomar la muleta a pesar de la insistencia de Rom¨¢n. La faena fue de un valiente torero, que no logr¨® acople total con el toro. M¨¦rito tuvo la estocada, ejecutada en el mismo platillo.
Con la puerta grande abierta de par en par para Ure?a, Rom¨¢n puso por delante el amor propio. Se fue a porta-gayola, aunque el trance se frustrara y se viera obligado a echar cuerpo a tierra ante la desbocada salida del toro. Pero aprovech¨® la inercia del toro para dar dos faroles de rodillas al hilo de las tablas. La faena fue, sobre todas las cosas, vibrante, por lo que dio el toro y por lo que dio el torero. A estas alturas lo que importaba era la respuesta del torero ante toro crecido y muy pujante. La fuerza de la pasi¨®n llev¨® a Rom¨¢n a cumplir una faena en la que asumi¨® todos los riesgos ante la encastada embestida del astado. De muy cerca o a media distancia, Rom¨¢n no escatim¨® esfuerzos. Toro exigente, se suele llamar ahora, el que cerr¨® la corrida, con el que Rom¨¢n, picado en su amor propio y orgullo, se jug¨® la voltereta. Tras un pinchazo, el ¨²nico en toda la tarde, agarr¨® una buena estocada. Y premio. La vuelta, acompa?ado del mayoral de Algarra, fue de clamor. Como tambi¨¦n lo fue la salida por la puerta grande de los dos toreros.
Gran corrida en conjunto de Algarra, cumplidora en varas, crecida en la muleta y exigiendo decisi¨®n y seguridad en el ¨²ltimo tercio.
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