¡°Lo m¨¢s po¨¦tico que existe para los proyectos culturales es el dinero¡±
El poeta, nuevo responsable de la instituci¨®n, llega para "normalizar las relaciones entre las distintas lenguas del Estado"
Andaba ya instalado por Rota (C¨¢diz), de vacaciones, cuando son¨® el tel¨¦fono en casa de Luis Garc¨ªa Montero y Almudena Grandes, su esposa. Era el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez. Le propon¨ªa dirigir el Instituto Cervantes. El poeta combativo no pod¨ªa negarse. Nadie como ¨¦l conoce el poder de la lengua como arma para crear un mundo mejor cuando se utiliza debidamente. El viernes pasado entr¨® en su nuevo despacho de la calle de Alcal¨¢, en Madrid. All¨ª recibi¨® a EL PA?S con cerezas en la mesa y algunas ideas claras recogidas en el encuentro que acababa de tener con todos los directores de centros reunidos en Alicante durante los cuatro d¨ªas anteriores. Garc¨ªa Montero (Granada, 1958) quiere lanzarse a reforzar la presencia en Estados Unidos, ampliar la senda del panhispanismo para fomentar una gran alianza con Am¨¦rica Latina, convertir el espa?ol en un instrumento de desarrollo y alentar el hermanamiento y convivencia con el resto de lenguas del Estado.
Pregunta. Hace dos semanas le dicen d¨®nde iba a entrar hoy a trabajar y se echa a re¨ªr¡ ?Qu¨¦ le dijo el presidente S¨¢nchez?
R. Que hab¨ªa consultado con los tres ministros encargados del Cervantes ¨CAsuntos Exteriores, Cultura y Educaci¨®n- y que quer¨ªa proponerme asumir la direcci¨®n como un modo de tomarse muy en serio la instituci¨®n dentro de este nuevo proyecto de ilusi¨®n y de cambios.
P. ?Le transmiti¨® deseos u objetivos?
R. Me dijo que habr¨ªa que formalizar iniciativas de la etapa anterior, normalizar las relaciones entre las distintas lenguas del Estado y hacer valer el castellano como instrumento de diplomacia cultural y entendimiento en el mundo contempor¨¢neo. Le ped¨ª tiempo para pensarlo pero me pareci¨® bien comprometerme. Soy de los ciudadanos que ha sufrido ese estado de degradaci¨®n de la pol¨ªtica cuando apenas solo se hablaba de corrupci¨®n, de sectarismo. Apreci¨¦ que sin ser militante del PSOE me llamaran para asumirlo. Luego mi mujer me dijo, con raz¨®n, que estamos siempre protestando y que cuando a alguien le ofrecen esto en una situaci¨®n as¨ª no puede quitarse de en medio.
P. Eso tiene su reverso. Ahora va a tenerse que morder un poco la lengua. ?Est¨¢ preparado?
R. Lo tengo claro en ese sentido. Como catedr¨¢tico de la Universidad de Granada, en mis clases y art¨ªculos ejerzo mi libertad de conciencia. Cuando me toca representarla en alg¨²n foro, hablo desde la instituci¨®n. Debo elegir un tono que se corresponda con ella. Quien quiera saber lo que pienso tiene al alcance 40 a?os de libros y art¨ªculos que no voy a borrar.
P. Est¨¢bamos esperando ver una foto de un republicano como usted con los reyes.
R. El jueves, precisamente, fui invitado a la cena con el presidente franc¨¦s Emmanuel Macron y not¨¦ a mi espalda el griter¨ªo de las c¨¢maras cuando me acerqu¨¦ a saludar a don Felipe. Normalidad y madurez democr¨¢tica. Nos hace mucha falta, lo mismo que nada m¨¢s enterarme del nombramiento llam¨¦ a Juan Manuel Bonet [anterior director del Cervantes] para que me explicara la situaci¨®n.
P. Desde la etapa de V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha se ha reivindicado una ley propia para el Cervantes. Precisamente para que no afecten a sus nombramientos los cambios de Gobierno: ?insistir¨¢ en ese punto?
R. Existe eso como ¨¢mbito de reflexi¨®n. Tiene sus ventajas e inconvenientes. Lo primero es defender la autonom¨ªa de la instituci¨®n. Entre las desventajas, perder cierto protagonismo de Estado. Lo ideal es combinar ambos aspectos.
P. Con m¨¢s dinero... En Espa?a a los pol¨ªticos se les llena la boca con grandes palabras sobre las posibilidades del idioma. Pero las cifras cantan. Mientras el Cervantes se tiene que manejar con 125 millones de euros al a?o, el British Council, su equivalente brit¨¢nico, supera los 800. ?Pedir¨¢ m¨¢s?
R. Eso es as¨ª. Pero debo hacer un esfuerzo de sensatez. No podemos compararnos con el British o el Goethe alem¨¢n porque tienen una largu¨ªsima historia y nosotros fuimos creados en 1991. Lo primero que he hecho es pedir cifras. Porque lo m¨¢s po¨¦tico que existe para los proyectos culturales son los n¨²meros, el dinero. Tiene una capacidad metaf¨®rica hermosa e insuperable para montar una exposici¨®n y promocionar la lengua. Es lo m¨¢s po¨¦tico para intervenir a favor de la dignidad de la vida de la gente.
P. Y tanto.
R. Seg¨²n he podido ver, a cada espa?ol, el Cervantes le cuesta un poco m¨¢s de un euro al a?o. Hay que ser conscientes de eso. Y con los grandes debates pol¨ªticos que hemos vivido en los ¨²ltimos tiempos sobre la capacidad de las lenguas y dem¨¢s, bueno, creo que tenemos que hacer un esfuerzo en ser eficaces pero tambi¨¦n pedirle al Estado abrir un camino que poco a poco nos vaya acercando a los presupuestos del Goethe o el British. De eso hay que hablar tambi¨¦n con Hacienda.
P. Pasemos a la geoestrategia. En los ¨²ltimos a?os, la crisis ha impuesto una etapa de supervivencia. Toca retomar la expansi¨®n. ?Abrir¨¢ el Cervantes m¨¢s centros, sobre todo en EE UU?
R. La defensa del espa?ol tiene que ver con las situaciones reales del mundo. Debemos estrechar nuestras relaciones con Latinoam¨¦rica. Vivimos en una realidad en la que la cultura hisp¨¢nica debe jugar un papel muy importante. No tiene sentido que no exista un Cervantes en Washington o en Miami. Aunque solo sea porque Estados Unidos se convertir¨¢ pronto en el segundo pa¨ªs con m¨¢s hispanohablantes. Pero tambi¨¦n por la relevancia pol¨ªtica y su significaci¨®n. Es nuestra mayor urgencia. Adem¨¢s, por lo que entra?a el espa?ol en la situaci¨®n que se vive ahora. Cuando veo determinadas ofensas a M¨¦xico o Centroam¨¦rica las siento como propias. Es muy importante que exista un punto de referencia y de hermandad en nuestros centros. Y digo de hermandad porque nos acercamos a los 600 millones de hablantes y a los espa?oles solo nos corresponde de ello un 8%.
P. Cuando habla de hermandad, ?se refiere tambi¨¦n al panhispanismo?
R. Desde las academias se ha hecho un trabajo muy importante en ese sentido, al consensuar las reglas de la lengua entre los distintos pa¨ªses. Vale m¨¢s eso que lo que en el ¨²ltimo tramo del Gobierno del PP ha ocurrido, al querer trasladar la pol¨ªtica del idioma a la marca Espa?a. Era una estupidez y as¨ª lo creen los acad¨¦micos. Marca Espa?a puede ser el aceite de Ja¨¦n, pero el espa?ol es de todos los pa¨ªses que lo hablan.
P. Europa vuelve al foco. La salida de Reino Unido cambia el equilibrio de fuerzas en la UE. ?En qu¨¦ afecta eso a la lengua?
R. Estamos asistiendo al Brexit. La importancia de los Cervantes como centros de segunda lengua de elecci¨®n en Europa es crucial. Con permiso de Irlanda, que conserva el ingl¨¦s como propio y oficial, seremos el pa¨ªs de la UE con el idioma m¨¢s destacado. Si sumamos Latinoam¨¦rica, Europa es tambi¨¦n objeto de ataques desde algunos ¨¢mbitos, como hemos visto. Si buscamos en este contexto puentes de solidaridad y entendimiento, el espa?ol y nuestro pa¨ªs deben jugar un papel crucial en la b¨²squeda de posiciones comunes entre ambos continentes. Y adem¨¢s, en nuestra situaci¨®n, hay que a?adir el Mediterr¨¢neo. Se est¨¢ convirtiendo en un cementerio y a m¨ª me afecta mucho. Redoblar nuestra cooperaci¨®n con el Magreb y con el ?frica subsahariana, donde vamos a abrir muy pronto el centro en Dakar (Senegal), es fundamental.
El poeta llamado a armonizar las lenguas del Estado
Pese a que el Cervantes depende de los ministerios de Exteriores, Cultura y Educaci¨®n, el nombramiento de Luis Garc¨ªa Montero fue impulsado por Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, con el acuerdo de los tres responsables. Junto a ella, cuando fue consejera de Cultura del Gobierno auton¨®mico de Andaluc¨ªa a principios de 2000, mont¨® el Centro Andaluz de las Letras. Por eso, Calvo cree que es una figura adecuada para armonizar desde el Cervantes la paz y el fomento ling¨¹¨ªstico como instrumento de di¨¢logo nacional. ¡°Cuando empec¨¦ a escribir, a los poetas de mi generaci¨®n nos result¨® lo m¨¢s normal, lo m¨¢s natural, coincidir con autores en lengua catalana, gallega y vasca. Como lector tengo una deuda grande con ellos y con sus anteriores maestros¡±. Pero es que, adem¨¢s, lo contempla la ley. ¡°Esa integraci¨®n est¨¢ en los estatutos del Cervantes. Yo soy muy partidario de la norma y no de las ocurrencias. Y en el art¨ªculo 35 de nuestro reglamento se dice que es obligaci¨®n del Instituto defender y divulgar las lenguas de todas las nacionalidades y regiones que se integran en Espa?a. Si ahora se va a convertir en una prioridad eso no es por la situaci¨®n determinada, sino por el ¨¢nimo de recuperar la normalidad, que es lo que necesita este pa¨ªs. Y evitar la demagogia de esconder corrupciones a costa de enfrentar al catal¨¢n o al gallego con el castellano¡±.
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