Nada que fingir
La nueva entrega de los diarios de Miguel S¨¢nchez-Ostiz coincide con una recopilaci¨®n de sus versos y la reedici¨®n de su novela m¨¢s radical, 'Las pira?as'
Ni del ¨¦xito ni del fracaso se redime nunca nadie porque no hay consuelo para la invisibilidad del escritor ni hay tampoco verdad en el ¨¦xito: ambas son constipaciones incontrolables de los organismos vivos, y la literatura lo es. S¨¢nchez-Ostiz es un desconsolado habitual en sus diarios, y de su rabia nace buena parte de una salmodia adictiva y venenosa. A menudo deriva hacia la intemperancia y el insulto con nombres y apellidos y, entre rebeld¨ªas pol¨ªticas e ind¨®mitas, pesa sobre todo el abatimiento privado por no figurar en otra escena literaria que la de sus propias melancol¨ªas.
Hay algo enfermizo en el autorretrato que desprenden sus potentes y dolientes cuadernos de escritura, o en sus m¨¢s festivos libros de viajes. Pero soy de los que no se los salta, a pesar de la tenacidad asfixiante del s¨ªndrome del escritor silenciado. Sus neurosis son la munici¨®n y la gasolina misma que echa a andar sus libros, que han ido public¨¢ndose sin pausa, hace a?os ya que en editoriales de poca circulaci¨®n, porque su literatura es enemiga natural del ¨¦xito medi¨¢tico. No hay otra causa m¨¢s enigm¨¢tica ni conspiranoica que esa, y nada tiene que ver con su calidad pero s¨ª con la policrom¨ªa col¨¦rica de sus reflexiones. Sus ¨²ltimas batallas novelescas han ido destinadas a la reconstrucci¨®n de un pasado de mentiras con vencedores franquistas y vilezas perpetuadas hasta el presente. Las evoca varias veces en el cuaderno Rumbo a no s¨¦ d¨®nde, con el que desde Pamiela mantienen viva la voz de uno de los escritores m¨¢s desapacibles de las letras espa?olas.
Contra tantas murrias como le abaten, ha tenido la buena fortuna de caer en gracia a nuevos editores, Limbo Errante, dispuestos a resucitar no ya su voz sino su obra m¨¢s radical y pendenciera, Las pira?as (1993). Le pas¨® factura personal al escritor porque con ella se revis¨® a s¨ª mismo pasando revista a los modos cochambrosos y corruptos de una ciudad, Pamplona, un entorno de poder y una sociedad retratada desde dentro en sus trapicheos. Las pira?as fue un experimento de radicalidad moral y literaria que descubri¨® a un escritor nuevo y valioso, ajeno a la ¡°novela novelesca¡±, como la llama ¨¦l, y entregado a la tauromaquia de su invocado Michel Leiris.
Lo ha seguido haciendo en sus diarios, y tambi¨¦n en la novedad de un ¨²ltimo poemario, Fingimientos y desarraigos. Vale como versificaci¨®n de murrias que podr¨ªan ser fragmentos de sus diarios, excepto un poema, el mejor, que contiene su ¡°biograf¨ªa civil, privada,?/ dom¨¦stica incluso, biograf¨ªa a secas¡±, sin la acritud depresiva, sin el rencor patente, sin las afiliaciones emocionales que pueblan tantas p¨¢ginas de diarios obsesivos. Tiendo a creer que el autor se arrepentir¨¢ de muchas de ellas, aunque sin ellas la mitad de su valor desaparecer¨ªa y el escritor ser¨ªa otro, desleal consigo mismo. Es verdad lo que escribe en el pr¨®logo a la edici¨®n revisada de Las pira?as, 25 a?os despu¨¦s, y sigue creyendo que ¡°hay que jug¨¢rsela¡± sin pensar en las consecuencias sociales ni los efectos personales de la aventura.
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Autor:?Miguel S¨¢nchez-Ostiz.
Editorial:?Pamiela (2017).
Formato: tapa blanda (366 p¨¢ginas).
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