El caso de la isla de Herralde
?A d¨®nde van los editores en verano? ?Leen libros de la competencia? ?Coinciden en resorts de lujo con escritores?
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Durante mucho tiempo circul¨® el rumor en el sector, esto es, entre escritores, editores y periodistas literarios, de que Jorge Herralde, el legendario editor de Anagrama, pasaba sus veranos en una especie de isla desierta junto a su mujer, Lali Gubern. La isla desierta no era en realidad una isla desierta, sino una isla de alquiler. Se dec¨ªa que la fortuna del ¨²ltimo mohicano de la edici¨®n espa?ola era tal que pod¨ªa permit¨ªrselo. Pero ?era cierto? ¡°?La isla existe!¡±, me asegura Silvia Ses¨¦, desde Anagrama. ?Tiene ella una isla desierta a la que mudarse en verano? No. Sus veranos son, ¡°en esencia, breves¡±, tan breves que ni siquiera tiene tiempo de leer a la competencia. Este a?o piensa viajar con un ¨²nico libro: Le lambeau, la novela que Philippe Lan?on escribi¨® tras sobrevivir a la matanza en la redacci¨®n de Charlie Hebdo.
Pero la isla existe. Seguro que Claudio L¨®pez de Lamadrid sabe de su existencia, pero no habla de ella. Habla, en cambio, de los libros que piensa leer este verano. ¡°Mi ambici¨®n no tiene l¨ªmites¡±, dice el editor al frente de la divisi¨®n literaria de Penguin Random House. Claudio no tiene una isla, tiene una casa en Comillas, en la que se instala cada verano. Pasa all¨ª las cuatro semanas porque ¡°con tanto viaje al a?o, pasarme casi un mes sin moverme no tiene precio¡±. ?Y lee mucho? Demasiado. ¡°Ya un par de meses antes empiezo a acumular sobre una mesa los libros que me propongo leer en verano y este a?o, cuando me puse a hacer las maletas, hab¨ªa m¨¢s de 20¡±, dice. ¡°Un aut¨¦ntico disparate que se repite cada a?o¡±, a?ade. Es met¨®dico. Intenta leer cada verano un cl¨¢sico, un libro de poes¨ªa y una biograf¨ªa, adem¨¢s de novelas, pero todo debe estar ¡°interconectado¡±. ?Alg¨²n libro de la competencia? ¡°Me tiran mucho El libro del mar, que acaba de publicar Salamandra, y Pura vida, de Patrick Deville, en Anagrama¡±.
Con Pura vida en la maleta ha viajado Enrique Redel, de Impedimenta, al sur de Portugal, a un lugar cerca del cabo de San Vicente. ¡°Hace poco coincid¨ª en Lugo con los hijos del poeta gallego Ux¨ªo Novoneyra y estuvimos hablando de la generaci¨®n de su padre, autores que hab¨ªa le¨ªdo mucho cuando ten¨ªa 20 a?os y que me apetec¨ªa recuperar. As¨ª que me he tra¨ªdo Breta?a, Esmeraldina y Arrianos, de M¨¦ndez Ferr¨ªn, y Galv¨¢n en Saor, de Dar¨ªo Xoh¨¢n Cabana. Estoy releyendo tambi¨¦n La saga/fuga de J. B., de Gonzalo Torrente Ballester, un libro incre¨ªble y creo que injust¨ªsimamente olvidado¡±, relata. ¡°Leer es la actividad principal cada verano, de ah¨ª que no elijamos destinos muy activos, sino sitios que ya conocemos y nos permiten desconectar¡±, admite. Esto parece una constante entre editores. Luis Solano, de Libros del Asteroide, tambi¨¦n viaja cada a?o a Canido, al sur de Vigo, para no hacer otra cosa que leer, pasear y dormitar. ?Y qu¨¦ piensa leer este verano? Casi de todo. Desde La pastoral americana, de Philip Roth, hasta los Apegos feroces, de Vivian Gornick, pasando por La pen¨²ltima bondad, de Josep Maria Esquirol, en Acantilado. Hablando de Acantilado, Sandra Ollo, su editora, tambi¨¦n viaja cada a?o a los mismos sitios: Navarra y el valle de Ar¨¢n, y este verano lo har¨¢ con Creer que se cree, de Vattimo, ¡°y el ¨²ltimo libro de Mu?oz Molina¡±. Subamos la apuesta, en lo que a veranear en los mismos sitios se refiere. La agente M¨®nica Carmona lo hace en una casa junto al mar, en Mallorca, que fue propiedad de un pintor ingl¨¦s de origen sevillano que result¨® ser un esp¨ªa del MI5. Casi nada.
En cualquier caso, todos coinciden en que en verano se lee por placer, no por trabajo. Elena Ram¨ªrez (Seix Barral) viaja con el iPad cargado hasta los topes ¡ª¡°horror vacui o vicio lector¡±, dice¡ª y un buen pu?ado de libros en papel. Este a?o, adem¨¢s de todos los del monje budista Thich Nhat Hanh (que lee cada ma?ana, ¡°siempre despu¨¦s de 20 minutos de meditaci¨®n¡±, especifica), sale de casa con los Grandes ¨¦xitos de Antonio Orejudo ¡ª¡°un autor infalible¡±¡ª; La vida en tiempo de paz, de Francesco Pecoraro ¡ª¡°una recomendaci¨®n¡±¡ª, y Denuncia inmediata, de Jeffrey Eugenides ¡ª¡°una perdici¨®n¡±¡ª, entre otros. ¡°No hay mayor placer que despertarse por la ma?ana muy temprano y leer en la cama¡±, dice Ram¨ªrez.
?Se despierta tambi¨¦n temprano Herralde en su isla y lee en la cama? No lo sabemos, lo que sabemos es que este a?o leer¨¢ a la vez por placer y por trabajo ¡°los extensos diarios de Chirbes¡±. Viene siendo habitual que sus lecturas de verano sean ¡°manuscritos de la editorial o libros en franc¨¦s, ingl¨¦s o italiano con previsible destino en Anagrama¡±, dice. ¡°Un a?o se produjo una ruptura de stock pero me acompa?aban, como precauci¨®n, dos tomos de la Recherche de Proust en la edici¨®n de La Pl¨¦iade¡±, a?ade. Pero acabemos de una vez con la leyenda, ?tendr¨¢n las lecturas lugar en una isla de alquiler? Le imagino sonriendo. Dice: ¡°Las lecturas tendr¨¢n lugar en el resort de una diminuta islita caribe?a¡±, en cuya ¡°largu¨ªsima¡± playa, informa, ¡°Lali y yo vimos a veces chapoteando a Ken Follett y a su tribu: esposa, hijas, familiares y amigos¡±. Vaya, as¨ª que la isla existe e incluye a Ken Follett. Maravilloso.
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