La guarder¨ªa de nunca jam¨¢s

De un tiempo a esta parte, la comedia popular francesa parece empe?ada en no conformarse con ser, simplemente, una degradaci¨®n para multisalas de la tradici¨®n del teatro de bulevar y, de vez en cuando, tantea su reformulaci¨®n supuestamente gamberra (adjetivo odioso donde los haya) bajo el influjo de la comedia norteamericana pol¨ªticamente incorrecta.

En Daddy Cool, un montaje fotogr¨¢fico resume la trayectoria de la pareja protagonista: desde un inicio de relaci¨®n vocacionalmente salvaje hasta un presente donde ella ha logrado la celebridad profesional y medi¨¢tica como historietista ¨Cs¨ª, en efecto, este relato quiz¨¢ s¨®lo podr¨ªa suceder en Francia- y ¨¦l sigue aferrado a un perpetuo estado de inmadurez de extrav¨ªos nocturnos, excesos et¨ªlicos e inquebrantable impulso l¨²dico. La ruptura sentimental llevar¨¢ al protagonista a convertir el piso que todav¨ªa comparte con su expareja en improvisada y ca¨®tica guarder¨ªa, con la serie de bufas consecuencias que, como siempre requiere la estrategia de nadar y guardar la ropa, acabar¨¢n conduciendo la trama hacia los cauces de la redenci¨®n personal y la reconciliaci¨®n.

Las im¨¢genes de ni?os reconvertidos en recua de animales de carga para transportar al adulto zopenco que los cuida, de un ni?o atrapado en el interior de un inodoro y del irresponsable cuidador ataviado con una m¨¢scara anti-gas para poder cambiar un pa?al marcan el pico de falsa irreverencia de esta pel¨ªcula que se somete sin sonrojo a las imposiciones de la comedia rom¨¢ntica m¨¢s tradicional, al tiempo que simula transgredirlas. Un n¨²mero musical infantil al ritmo del tema hom¨®nimo de Boney M que da t¨ªtulo a la pel¨ªcula y unos cr¨¦ditos finales ilustrados con los dibujos que supuestamente ejecuta la protagonista femenina en sus trabajos de auto-ficci¨®n animan levemente una propuesta que parece tan obsesionada en parecer irreverente que se olvida de ser simplemente eficaz en sus recursos c¨®micos.