Berl¨ªn 1961: un muro ¡°para salir del apuro¡±
La construcci¨®n del muro de Berl¨ªn fue la v¨ªa de escape del conflicto entre las superpotencias de la Guerra Fr¨ªa para evitar una confrontaci¨®n directa. Se cumplen 25 a?os de su derrumbamiento
Los diez tanques M48 Patton norteamericanos avanzaron hacia Friedrichstrasse y se posicionaron en Checkpoint Charlie, con sus ca?ones apuntando al otro lado de la frontera, mientras los helic¨®pteros sobrevolaban a baja altura el sector oriental para vigilar los movimientos contrarios. Los brit¨¢nicos colocaron tres ca?ones antitanque en los alrededores de la Puerta de Brandemburgo apuntando hacia una concentraci¨®n de veh¨ªculos rusos. La crisis pudo deberse a un malentendido o una provocaci¨®n pero a la ma?ana siguiente, los rusos aceptaron el envite y diez tanques T-54 llegaban desde Unter den Linden y se plantaron en Checkpoint Charlie enca?onando a los americanos a cien metros de distancia. Era la guerra de nervios que se vivi¨® en el Berl¨ªn de octubre de 1961, partido por el Muro, cuando la Guerra Fr¨ªa alcanz¨® una temperatura glacial en un episodio que muchos creen que fue a¨²n m¨¢s delicado que la crisis de los misiles cubana del a?o siguiente.
Winston Churchill hab¨ªa definido en un discurso pronunciado en marzo de 1946 la situaci¨®n a la que se ve¨ªa abocada Europa, despu¨¦s de sufrir el peor conflicto b¨¦lico de la Historia: ¡°Un tel¨®n de acero ha ca¨ªdo sobre el continente, desde Stettin en el B¨¢ltico hasta Trieste en el Adri¨¢tico¡±. El presidente norteamericano Harry Truman expuso un a?o despu¨¦s las l¨ªneas de la nueva pol¨ªtica exterior de EE UU ¨Cla Doctrina Truman-, que abandonaba la colaboraci¨®n pac¨ªfica con la URSS que preconiz¨® Roosevelt, y establec¨ªa la disuasi¨®n militar como eje de una pol¨ªtica de contenci¨®n frente a la Rusia sovi¨¦tica.
La carrera armamentista y la amenazadora sombra de las armas nucleares y su poder destructivo determinaban los par¨¢metros del nuevo conflicto. Los acuerdos de la Conferencia de Potsdam de julio de 1945 establec¨ªan la divisi¨®n de Alemania en cuatro zonas ocupadas por las potencias vencedoras y provocaron que la ca¨ªda de ese tel¨®n de acero desgarrase el pa¨ªs y su punto m¨¢s sensible, Berl¨ªn.
1948, primera crisis
La creaci¨®n de la RDA y la salvaci¨®n del Estado comunista de 17 millones de alemanes fue el objetivo vital de Walter Ulbricht
La primera intenci¨®n de mantener a la Alemania vencida en una situaci¨®n de mera subsistencia econ¨®mica fue pronto abandonada por las potencias occidentales. La coordinaci¨®n de su pol¨ªtica econ¨®mica les llev¨® en junio de 1948 a tomar la decisiva medida de retirar en sus zonas el depreciado marco del Reich e introducir un nuevo marco alem¨¢n que restaurase el poder adquisitivo. Esa reforma monetaria ser¨ªa aplicada tambi¨¦n en Berl¨ªn y los rusos pensaron que se hab¨ªa ido demasiado lejos y el 24 de junio decretaron el bloqueo del Berl¨ªn occidental. Todos los accesos por v¨ªa f¨¦rrea o carretera fueron cortados as¨ª como el suministro de electricidad. ?Podr¨ªan sobrevivir 2,5 millones de berlineses occidentales en esa situaci¨®n?
La guerra se desech¨® como opci¨®n pero, dado el valor pol¨ªtico indudable de Berl¨ªn, la rendici¨®n tambi¨¦n. Los occidentales movilizaron una flota de 132 aviones en un puente a¨¦reo que mantuvo abastecida la ciudad durante los casi 11 meses que dur¨® el bloqueo. En abril de 1949 cada 72 segundos aterrizaba un avi¨®n en Berl¨ªn y se descargaban 7.845 toneladas de mercanc¨ªas al d¨ªa. El fracaso de Stalin en el bloqueo, que fue levantado en mayo de 1949, se tradujo ese mismo a?o en la creaci¨®n de la OTAN y el nacimiento de la Rep¨²blica Federal Alemana. Esta se consider¨® la detentadora leg¨ªtima de la soberan¨ªa de la Alemania anterior a la guerra, y con el Gobierno del democristiano Konrad Adenauer experiment¨® el famoso ¡®milagro econ¨®mico¡¯ en una firme alianza estrat¨¦gica con Occidente.
La respuesta oriental no tard¨® en llegar y el 7 de octubre de 1949 se proclam¨® la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, dirigida en segunda fila por Walter Ulbricht, primer secretario del SED, el Partido Socialista Unificado. La creaci¨®n de la RDA y la salvaci¨®n del Estado comunista de 17 millones de alemanes fue el objetivo vital de Ulbricht. El destino final de Berl¨ªn en la Guerra Fr¨ªa qued¨® indisolublemente unido a la persona de este estalinista sagaz y met¨®dico, capaz de influir sobre la c¨²pula sovi¨¦tica como pocos pudieron.
El rechazo de Adenauer a una propuesta de Stalin en marzo de 1952 para firmar un tratado de paz que reunificase Alemania indujo a ¨¦ste y su adl¨¢tere Ulbricht a poner en marcha su Estado comunista alem¨¢n. La frontera entre ambas Alemanias qued¨® cerrada y fortificada, mientras que el SED iniciaba la construcci¨®n del socialismo, el impulso de la colectivizaci¨®n agr¨ªcola, la nacionalizaci¨®n industrial y la represi¨®n pol¨ªtica, pero el fiasco de los resultados econ¨®micos coloc¨® el nivel de vida de los alemanes orientales en 1952 por debajo de los niveles de 1947.
La huelga y la represi¨®n de 1953?
La permeable situaci¨®n de Berl¨ªn permit¨ªa que los habitantes de la zona oriental viesen con sus ojos c¨®mo en la otra zona se lograba un mayor bienestar. De hecho, 50.000 berlineses orientales cruzaban a diario la frontera para trabajar en el otro sector. El malestar iba en aumento y poco despu¨¦s de morir Stalin, el 16 de junio de 1953, los obreros de la construcci¨®n en Berl¨ªn oriental se manifestaron en contra de las nuevas normas de trabajo en las empresas estatales, y a ellos se fueron uniendo los de otros sectores. Al d¨ªa siguiente, se convoc¨® una huelga general mediante la que los manifestantes exig¨ªan elecciones libres y la reunificaci¨®n alemana. Las huelgas se extendieron a toda Alemania Oriental, as¨ª que Mosc¨² decidi¨® actuar ante lo que parec¨ªa un levantamiento a gran escala, usando los tanques y disparando contra los manifestantes berlineses. Seg¨²n la RFA, hubo 383 muertos, 1.838 heridos, 106 penas de muerte y 4.270 encarcelados.
La frustraci¨®n provocada por el fracaso econ¨®mico llevaba a los desencantados alemanes orientales a pasar a Berl¨ªn Occidental, portando un liger¨ªsimo equipaje y un simple billete de metro, para luego coger un avi¨®n a la otra Alemania. Desde 1949, 2,8 millones de habitantes ¨Cuno de cada seis- eligieron huir de Alemania Oriental, la mayor¨ªa de ellos j¨®venes y profesionales de alta cualificaci¨®n y especializaci¨®n. La viabilidad del Estado comunista alem¨¢n estaba en cuesti¨®n y Ulbricht, consciente del grav¨ªsimo problema que afrontaba, ejerc¨ªa una presi¨®n tenaz y creciente sobre el nuevo dirigente sovi¨¦tico Jruschov, sabedores ambos de que el destino de la RDA estaba unido al de la URSS. ¡°Berl¨ªn Oeste se ha convertido en una especie de tumor maligno de fascismo y revanchismo. Por eso hemos decidido aplicar la cirug¨ªa¡±, declaraba p¨²blicamente Jruschov en noviembre de 1958, al intentar forzar un acuerdo de los aliados sobre Alemania.
Las elecciones norteamericanas de 1960 dieron el triunfo a John Fitzgerald Kennedy y el l¨ªder ruso crey¨® que las relaciones entre ambas superpotencias podr¨ªan entrar en un nuevo ciclo de distensi¨®n, que le permitiese a la URSS respirar econ¨®micamente en la carrera armament¨ªstica y solucionar el contencioso de Berl¨ªn. Para lograr ese clima, coincidiendo con el juramento de Kennedy como presidente, Mosc¨² mostr¨® claros signos de buena voluntad y solicit¨® una reuni¨®n r¨¢pida entre ambos l¨ªderes. Estados Unidos, aplicando la Doctrina Truman, contest¨® probando su primer m¨ªsil bal¨ªstico intercontinental Minuteman y ah¨ª termin¨® el acercamiento.
La esperada cumbre?entre Jruschov y?Kennedy se realiz¨® en Viena el 3 de junio de 1961 pero fue un fracaso
Por las mismas fechas, en enero de 1961, Jruschov recib¨ªa una carta de Ulbricht, en la que este le expon¨ªa un largo cat¨¢logo con las ¡°exigencias de la RDA¡±, entre las que figuraba el punto final a los derechos de ocupaci¨®n de los aliados en Berl¨ªn Oeste, y le advert¨ªa de una posible revuelta en Alemania Oriental si no actuaba. Jruschov coincid¨ªa con el alem¨¢n en el diagn¨®stico del conflicto pero le pidi¨® a Ulbricht paciencia hasta que supiese cu¨¢les eran las intenciones de Kennedy y si este ir¨ªa a la guerra por Berl¨ªn. La esperada cumbre?con Kennedy se realiz¨® en Viena el 3 de junio de 1961 y fue un fracaso que el presidente americano justific¨® con un discurso a la naci¨®n en el que declaraba que ¡°Berl¨ªn es el gran centro de pruebas del valor y la voluntad de Occidente¡ En ese sentido, es un lugar tan seguro como lo es el nuestro porque no podemos separar su seguridad de la nuestra¡¡±. No habr¨ªa nuevas oportunidades para volver a fracasar.
La Operaci¨®n Rosa
El mediod¨ªa del 13 de agosto de 1961, Erich Honecker, ministro de Seguridad Estatal, se fue a dormir con la satisfacci¨®n de haber ejecutado a la perfecci¨®n el encargo de su superior Walter Ulbricht. Era un tranquilo domingo de verano y los berlineses se despertaron y constataron que una barrera de alambradas, vallas y bloques de hormig¨®n circundaba todo Berl¨ªn Oeste. Durante la noche anterior, un despliegue militar y policial sin precedentes ayud¨® a cuadrillas de obreros paramilitares y de la construcci¨®n para aislar a Berl¨ªn oeste y cortocircuitar la red de transportes e infraestructuras comunes en lo que fue conocido como Operaci¨®n Rosa, preparada minuciosamente desde muchos meses atr¨¢s en el m¨¢s absoluto secreto. Ante la cautelosa respuesta occidental, Willy Brandt, el joven y en¨¦rgico alcalde de Berl¨ªn que hab¨ªa recordado el d¨ªa anterior en N¨¹remberg a los refugiados que ¡°temen que la malla de ese tel¨®n de acero se cierre a cal y canto. Porque temen quedar encerrados en una enorme prisi¨®n¡±, se erig¨ªa en altavoz moral y ped¨ªa que Occidente diese muestras inequ¨ªvocas de que Berl¨ªn no era abandonado a su suerte.
Kenneth P. O¡¯Donnell, hombre cercano al presidente Kennedy, estaba en el Despacho Oval cuando el presidente pregunt¨®: ¡°?Por qu¨¦ iba Jruschov a levantar un muro si de verdad pretendiera apoderarse de Berl¨ªn?... Es su forma de salir del apuro, no muy brillante, pero un muro es mucho mejor que una guerra. Esto es el final de la crisis sobre Berl¨ªn¡±. Kennedy crey¨® cerrar la crisis con esta soluci¨®n de realpolitik que condenaba a los alemanes orientales a aprender a vivir en una c¨¢rcel gigantesca. No tardar¨ªa en darse cuenta de su error con la determinaci¨®n de muchos de ellos por evadirse y jugarse la vida?para rebasar un muro que a los pocos meses Honecker y Ulbricht har¨ªan infranqueable. La verg¨¹enza se prolong¨® por tres d¨¦cadas tras las que Berl¨ªn volv¨ªa a quedar citada con la Historia para poner punto final a la Guerra Fr¨ªa.
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