Entre fantasmas caniculares
Se anuncian varios libros sobre la "cuesti¨®n catalana" para este oto?o
1. Paseos
Pasear o, m¨¢s brutalmente, caminar se ha convertido en mi terapia ocupacional durante el ferragosto madrile?o. La lectura de Las viejas sendas (Pre-Textos), el estupendo ensayo-memoria de Robert Macfarlane, ha conseguido m¨¢s que los m¨¦dicos en el combate contra mi contumaz sedentarismo. Salgo de noche, cuando lo peor ha pasado, escapando del fragor de los aires acondicionados que convierten en molesto ruido hasta la m¨²sica de Charlie Mingus. La noche en la que me sumerjo ya no es aquella en la que D¨¢maso Alonso tem¨ªa que se secaran ¡°los grandes rosales del d¨ªa,?/ las tristes azucenas de la noche¡± (Hijos de la ira, 1944); tampoco la de los cutres jolgorios y est¨²pidos se?oritos a la que se refirieron algunos de los memorialistas de la generaci¨®n del 50, la de Chicote y Riscal, la de Pasapoga y las borracheras embroncadas de poetas, la del sexo a escondidas con putas o chaperos, la de los ¡°hijos numerosos de la decepci¨®n¡± con los que se encontr¨® el maestro Caballero Bonald cuando lleg¨® a Madrid y se instal¨® en su vientre, coincidiendo ¡°con gentes habituadas a propiciar el alimento c¨ªnico / de la duplicidad la frustraci¨®n el remordimiento / personajes innobles cuya memoria b¨¦lica estragaba los libros¡± (Entreguerras, Seix Barral). La casualidad ¡ªque no existe, que no existi¨® nunca¡ª quiso que hace unas noches, despu¨¦s de ver Cruce de destinos (1956), una pel¨ªcula de George Cukor con una espl¨¦ndida Ava Gardner en el papel de angloindia desgarrada entre sus dos identidades, mis pasos err¨¢ticos me condujeran hasta la avenida del Doctor Arce, precisamente hasta el mismo edificio en el que coincidieron en los sesenta la desinhibida Ava, el fascista Blas Pi?ar y el inverecundo Juan Domingo Per¨®n. De aquella ins¨®lita convivencia de vecinos se ha escrito mucho y han surgido apasionantes leyendas urbanas. Lo cierto es que, muy probablemente, Ava Gardner era en aquel Madrid pacato y desarrollista de Fraga y tentetieso la mujer m¨¢s libre o, al menos, la ¨²nica que pod¨ªa exhibir su libertad sin miedo a la bofia. Entre las an¨¦cdotas m¨¢s o menos ap¨®crifas que prefiero es la de una Ava completamente borracha asomada a la ventana y exclamando a voz en grito ¡°?Per¨®n, cabr¨®n!¡±, en un castellano de acento mestizo. Aunque la de su viaje enloquecido en el taxi del que ser¨ªa El Fary, en pos de un bailar¨ªn flamenco a quien deseaba tirarse, tampoco es moco de pavo. Espero con inter¨¦s el estreno de la serie Arde Madrid, de Paco Le¨®n, en la que, al parecer, se habla de aquel Madrid tan cutre y de aquella Ava borrachuza, promiscua e inolvidable. Fin de (este) paseo.
2. Catalu?a
Ahora que lo pienso, el primer nacionalista catal¨¢n consciente que conoc¨ª, siendo adolescente, fue mi amigo Jordi Peyri Rey, hoy un afamado dermat¨®logo de Barcelona a quien no he vuelto a ver en el ¨²ltimo medio siglo y del que ignoro casi todo. Coincid¨ªamos cada verano, cuando su familia y la m¨ªa se instalaban en Calafell para pasar aquellos veranos gozosamente interminables. En uno de ellos, seguramente a principios de los sesenta, not¨¦ ciertos cambios en mi amigo, un par de a?os mayor que yo: ahora Jordi, m¨¢s serio, cantaba y tocaba a la guitarra sencillas canciones compuestas por ¨¦l con buc¨®licas letras en catal¨¢n (¡°digui la rosa: girat Senyor¡±, era uno de sus versos) en las que se mezclaban los sentimientos religiosos con la exaltaci¨®n catalanista. Lo he recordado con cari?o mientras ordenaba los libros sobre, o en torno a, la ¡°cuesti¨®n catalana¡± que se anuncian en castellano (en catal¨¢n son docenas) para la rentr¨¦e. Selecciono los que me han parecido m¨¢s significativos o interesantes: Debate publicar¨¢ el 6 de septiembre Anatom¨ªa del ¡®proc¨¦s¡¯, subtitulado Claves de la mayor crisis de la democracia espa?ola, un ensayo colectivo y pluridisciplinar en el que se examina la evoluci¨®n del sentimiento de ruptura desde septiembre de 2012 hasta hoy; Ariel reedita en septiembre la cr¨®nica-panfleto de Arcadi Espada Contra Catalu?a, y en octubre publicar¨¢ Breve historia del separatismo catal¨¢n, de Enric Ucelay-Da Cal; Taurus anuncia dos platos fuertes: Informe sobre Catalu?a. Una historia de rebeld¨ªa (777-2017), de Jos¨¦ Enrique Ruiz Dom¨¨nec, en septiembre, y, sobre todo, Catalanes y escoceses, el esperado estudio de John H. Elliott (octubre), un hispanista que rompi¨® muchos mitos con su trabajo pionero, The Revolt of the Catalans (1963).
3. Kafkiana
?Albricias! Cuando ya cre¨ªa que me morir¨ªa sin verlo, va Galaxia Gutenberg y anuncia ¡ªcasi 20 a?os despu¨¦s de la aparici¨®n del primer volumen de las Obras completas de Franz Kafka¡ª la publicaci¨®n (noviembre) del primer tomo (1900-1914) de la Correspondencia completa del gran autor checo (1.200 p¨¢ginas, edici¨®n de Jordi Llovet). A ver si toman buena nota otros editores que dejaron colgados a sus lectores con ¡°obras completas¡± sin completar: a bote pronto, pienso en las de Rafael Alberti (Seix Barral), las de Dal¨ª (Destino) o incluso en la estupenda bio de Picasso de John Richardson (Alianza), pero hay muchas m¨¢s. En todo caso, este es un buen a?o para Kafka: La Pl¨¦iade (Gallimard) ha publicado dos vol¨²menes de ficci¨®n del autor checo en una nueva traducci¨®n que deja obsoleta a la anterior, de acuerdo con una ejemplar pol¨ªtica editorial que sostiene que es preciso retraducir a los grandes autores cada una o dos generaciones. Por su parte, Acantilado publicar¨¢ (noviembre) un breve volumen con La condena y El fogonero (en realidad, el primer cap¨ªtulo de la novela antes conocida por Am¨¦rica) en traducci¨®n de Luis Fernando Moreno Claros. Por su parte, Alianza publica en septiembre una nueva edici¨®n (revisada por Carmen Gauger) de los Cuadernos en octavo, un volumen de aforismos y prosas dispersas de los a?os 1916-1918.
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