El Pirul¨ª

Los paseos tur¨ªsticos de Londres tienen una parada en el edificio de la BBC, la Broadcasting House. Ese que se encuentra tras la c¨²pula puntiaguda de la iglesia de All Souls y que se puede ver desde Oxford Circus, uno de los puntos con m¨¢s turistas de una de las ciudades m¨¢s tur¨ªsticas del mundo. Los visitantes se acercan a curiosear y los estudiantes de periodismo extranjeros presentan sus respetos a la British Broadcasting Company, aunque apenas la hayan sintonizado. Lo s¨¦ porque yo he sido una.

Hay brit¨¢nicos que presumen m¨¢s de su televisi¨®n p¨²blica que de sus monumentos o su monarqu¨ªa. Eso tambi¨¦n lo he vivido. La devoci¨®n por la cadena existe dentro pero tambi¨¦n fuera de las islas, donde siempre se la cita como ejemplo de que es posible una televisi¨®n p¨²blica de calidad, independiente y de la que sentirse orgulloso. Son muchos a?os haci¨¦ndolo bien.

Desconozco si hay turistas que se acercan a nuestro Pirul¨ª a hacerse fotos o si ese elemento de acero y hormig¨®n aparece en las gu¨ªas de viaje como lugar a visitar. Probablemente quede mejor de lejos, recortado sobre el cielo de Madrid, como parte del skyline.

Al comparar, podr¨ªamos caer en la tentaci¨®n de echarnos en cara las carencias de nuestra televisi¨®n p¨²blica. Que cada uno elija sus favoritas o a las que tiene m¨¢s man¨ªa. Pero hay algo que en los ¨²ltimos meses ha despertado el orgullo de muchos, por lo menos dentro del gremio de los periodistas. Las mujeres de RTVE fueron las que se organizaron para vestirse de negro todos los viernes y denunciar la manipulaci¨®n informativa. Lideraron la defensa desde dentro del ente y convirtieron la fuerza que les hab¨ªa dado el 8 de marzo en una reivindicaci¨®n de una televisi¨®n p¨²blica que haga que todos, independientemente de a qui¨¦n votemos, podamos sentirnos orgullosos. Tambi¨¦n t¨².