Una comuna entre cabras y demonios
La pel¨ªcula ¡®Capri Revolution¡¯, que compite en el festival de Venecia, rescata la comunidad de artistas que persigui¨® una utop¨ªa en la isla a principios del siglo XX
Andaba siempre descalzo, tanto en verano como en invierno. Vest¨ªa una larga t¨²nica blanca, y dejaba que su pelo creciera libre como sus ideas. Hubo un tiempo, antes de la marea tur¨ªstica y los bares de precios desorbitados, en que el viajero que pisara la isla de Capri ten¨ªa buenas probabilidades de encontrarse con Karl Wilhelm Diefenbach. Gur¨², profeta, pintor (y manipulador, seg¨²n sus cr¨ªticos), el taller del alem¨¢n ocupaba la c¨¦ntrica Piazzetta, desde donde invitaba a los transe¨²ntes a entrar y descubrir sus creaciones y sus teor¨ªas. Lleg¨® en 1900, de paso, invitado a un baile. Acab¨® qued¨¢ndose para siempre: all¨ª falleci¨®, en 1913. ¡°Capri me bastar¨¢ para toda la vida¡±, sol¨ªa decir.
La isla, con su ¨¢spera belleza, le pareci¨® el lugar ideal para acoger su utop¨ªa: con una veintena de pros¨¦litos, en su mayor¨ªa artistas procedentes del norte de Europa, organiz¨® una comuna. Entre pastores y escarpadas, a salvo de la fiebre guerrera que sacud¨ªa el continente, experimentaron: el amor libre, la hermandad, el naturismo, el vegetarianismo, el arte, d¨¦cadas antes de los hippies. ¡°Hoy todo el mundo conoce la isla, pero poco se sabe de su historia de idealismos, excentricidades y revolucionarios. Me interesaba volver a ese aspecto, legado a su naturaleza arcaica¡±, relata el director Mario Martone. El lujo de hoy, frente a la m¨ªstica que fue: un contraste que tambi¨¦n sonar¨¢ familiar en Ibiza. Inspirado por aquella comuna, mezclando pinceladas de realidad y ficci¨®n, el cineasta ha rescatado la experiencia de Diefenbach en Capri-Revolution, que compite en el festival de Venecia que este mi¨¦rcoles 29.
Justo en Capri, el director hall¨® el origen del filme. En concreto, en una serie de cuadros de Diefenbach, abandonados durante a?os en un almac¨¦n y ahora rescatados y expuestos en el monasterio de la Certosa. ¡°Me fascin¨® no solo su obra, sino los temas. En un lienzo, Dios le dice a un hombre que no mate a un ciervo. Con esa defensa de los animales y la vida sencilla, crearon, a principios del siglo XX, una especie de aurora de las revoluciones ligadas a la naturaleza¡±, asevera el cineasta. ¡°Se trataba de una generaci¨®n que quer¨ªa reaccionar. Tras la revoluci¨®n industrial, por primera vez se empieza a pensar que el progreso puede provocar serios da?os¡±, contextualiza.
Frente a esas reflexiones, la narraci¨®n de Martone coloca un mundo opuesto: una joven analfabeta, de una familia aut¨®ctona, destinada a cuidar de las cabras y sufrir los inquebrantables c¨®digos machistas de sus hermanos. Pero cuando, al principio de Capri-Revolution, Lucia observa a varios tipos tomando el sol y danzando desnudos, se asoma a un nuevo camino. Para su familia, solo ha de apartarse de esos ¡°demonios¡±. Ella, sin embargo, da pasos hacia ellos. Mientras, a lo largo del filme, marxismo, estatus quo, ruptura y tradici¨®n batallan como las olas contra las paredes rocosas de la isla. ¡°No hay ideolog¨ªa en la pel¨ªcula. Me interesan los seres humanos y las distintas b¨²squedas de la libertad y la experimentaci¨®n. Cada personaje intenta forzar las jaulas sociales que nos atrapan¡±, afirma Martone.
Y ah¨ª el cineasta halla la conexi¨®n contempor¨¢nea de su obra: en la Italia de las fronteras cerradas, habla de ¡°apertura mental¡±. Ante un capitalismo que ha ¡°triunfado por encima de todo¡±, se dirige a las nuevas generaciones que ¡°no quieren rendirse, pero chocan contra los muros¡±. Entre otros ejemplos, celebra la lucha ¡°contra los molinos¡± del pueblo saharaui.
Ideas y batallas parecidas se forjaban en la Capri de 1900. Esos mismos a?os tambi¨¦n viv¨ªa en la isla M¨¢ximo Gorki, pensador revolucionario ruso, huido por temor de las represiones de los zares. Hasta fund¨® all¨ª una escuela, junto con otros exiliados de las primeras revueltas, que recibi¨® la visita del mism¨ªsimo Vladimir Lenin. Algunos sostienen que en Capri se fragu¨® incluso, al menos en parte, la revoluci¨®n de octubre. Puede que sea solo una leyenda. Tal vez, alg¨²n d¨ªa, sea otra pel¨ªcula.?
La isla de hoy y de ayer
Capri Revolution est¨¢ rodada en buena parte en la isla. Sin embargo, para recrear la vida aut¨¦ntica de los lugare?os Martone hubo de acudir a la cercana regi¨®n del Cilento. "La dimensi¨®n rural y granjera ya no se encuentra", asevera. Hoy en d¨ªa, Capri es un destino tur¨ªstico hiperconocido, invadido por los cruceros y los r¨ªos humanos.
Martone, sin embargo, defiende que a¨²n hay margen para asomarse al pasado de la isla. Y proporciona recomendaciones al ¡°viajero que quiera alejarse de las rutas m¨¢s t¨ªpicas¡±: entre otras, Orrico, el monte Solaro y el sendero de los Fortini.
Babelia
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