La vocaci¨®n de lo rancio

Si se tiene el suficiente genio, incluso de una gu¨ªa de tel¨¦fonos se podr¨ªa hacer una buena pel¨ªcula. Si no se tiene, hasta la vida de un cantante ciego de gran ¨¦xito puede parecer la gu¨ªa de tel¨¦fonos con m¨²sica y penas.

Cuando parec¨ªa que ya no se hac¨ªan pel¨ªculas as¨ª, Michael Radford y sus acompa?antes han compuesto La m¨²sica del silencio, biograf¨ªa cinematogr¨¢fica del tenor italiano Andrea Bocelli, un compendio de clich¨¦s de autoayuda, de anecdotario melodram¨¢tico desde su nacimiento hasta su triunfo, sobre un artista que seguramente no se merec¨ªa una producci¨®n tan rancia, tanto en lo interno como en lo externo. Radford, que una vez tuvo un triunfo internacional con una pel¨ªcula popular que nac¨ªa del arte, El cartero (y Pablo Neruda), de 1994, anteriormente capaz de realizar una versi¨®n cinematogr¨¢fica m¨¢s que digna de una novela tan complicada de adaptar como 1984, de George Orwell, y que vio c¨®mo por desgracia su mejor obra, la espa?ola La mula (2013), era masacrada tras su rodaje por diversos problemas de producci¨®n y derechos comerciales, se ha metido un jard¨ªn del que era imposible salir. Un producto de otro tiempo, que llega 40 a?os tarde, basado en una novela autobiogr¨¢fica del propio Bocelli.

L¨¢nguida y cursi, con la vocaci¨®n inspiradora tan marcada que pierde cualquier sentido, La m¨²sica del silencio carece de identidad en su forma de falso europudding con participaci¨®n espa?ola (Antonio Banderas y Jordi Moll¨¤), junto a su filmaci¨®n en ingl¨¦s, aunque con la sorpresa posterior de que en realidad se trata de una producci¨®n totalmente italiana. Vocaci¨®n internacional, vocaci¨®n de impulso y de superaci¨®n de barreras en personas que lo necesiten, y vocaci¨®n musical. De la vocaci¨®n por el cine se olvidaron.