?Qui¨¦n es el enemigo del pueblo?
El director teatral ?lex Rigola invita al p¨²blico a votar en su versi¨®n libre del cl¨¢sico de Ibsen
Seguro que el dramaturgo Henrik Ibsen no imagin¨® que el t¨ªtulo de una de sus obras m¨¢s conocidas, Un enemigo del pueblo, iba a convertirse en una expresi¨®n multiusos m¨¢s de un siglo despu¨¦s. ¡°La prensa es el enemigo del pueblo¡±, dice el presidente estadounidense Donald Trump. ¡°Trump es el enemigo del pueblo¡±, apuntan desde otra trinchera. ¡°El pueblo es el enemigo del pueblo¡±, asegura otro frente¡
Y usted, lector, ?qui¨¦n cree que es el enemigo del pueblo? La pregunta no va lanzada al aire. En la versi¨®n libre de la obra de Ibsen que el director ?lex Rigola estrenar¨¢ la pr¨®xima semana en el teatro Pav¨®n Kamikaze de Madrid, rebautizada como Un enemigo del pueblo (?gora), cada espectador debe responder a esta cuesti¨®n en una votaci¨®n real. ?Es el protagonista de la obra, el doctor Stockmann, el enemigo del pueblo como le acusan sus vecinos o no? Recordemos la posici¨®n de este personaje: ¡°El enemigo m¨¢s peligroso de la raz¨®n y de la libertad de nuestra sociedad es el sufragio universal. (...) ?Qui¨¦nes suponen la mayor¨ªa en el sufragio? ?Los est¨²pidos o los inteligentes? Espero que ustedes me conceder¨¢n que los est¨²pidos est¨¢n en todas partes, formando una mayor¨ªa aplastante. Y creo que eso no es motivo suficiente para que manden los est¨²pidos sobre los dem¨¢s".
Cuando Ibsen escribi¨® este parlamento, en 1883, levant¨® ya una buena polvareda pese a que el sufragio universal estaba todav¨ªa en pa?ales. ¡°?Todo el mundo tiene derecho a votar? ?Est¨¢ el pueblo capacitado para gobernarse a s¨ª mismo?¡±, preguntaba el dramaturgo noruego, azuzando la pol¨¦mica. Hoy la soberan¨ªa del pueblo es incuestionable y la ¨²nica respuesta posible a estas preguntas parece ser ¡°s¨ª¡±. ?O no?
L¨ªneas rojas
La obra Un enemigo del pueblo adquiere una resonancia especial en versi¨®n de ?lex Rigola. El pasado octubre el director dimiti¨® de su puesto al frente de los Teatros del Canal de Madrid por la "violencia ejercida contra los ciudadanos catalanes" durante el refer¨¦ndum soberanista, seg¨²n explic¨® en una carta, por considerar que no pod¨ªa seguir ejerciendo un cargo para el que fue nombrado por el partido pol¨ªtico que orden¨® aquella intervenci¨®n. Actu¨®, como el protagonista de la obra de Ibsen, contra sus intereses por una cuesti¨®n ¨¦tica. ?Por eso monta ahora esta pieza? "Evidentemente, en el trabajo siempre influye la situaci¨®n personal. Pero no creo que yo deba sentirme m¨¢s identificado con esta historia que cualquier ciudadano. Todos tenemos nuestras l¨ªneas rojas", responde.
Rigola no da por hecho la respuesta f¨¢cil. ¡°Cada d¨ªa puede salir un resultado distinto. Quiz¨¢ cada espectador crea que lo tiene claro al comienzo de la funci¨®n, pero tal vez cambie de idea a medida que avanza la historia --explicaba la semana pasada el director durante un ensayo en el Pav¨®n--. He convertido el patio de butacas en una esp?ecie de ¨¢gora en la que los actores exponen los hechos y el p¨²blico debe emitir su dictamen con una votaci¨®n real¡±.
Repasemos la historia. Imagine que usted tiene un bar en un pueblo en decadencia. Vive con lo justo. Pocos ingresos, pocos gastos. Hasta que de pronto un gran proyecto se pone en marcha: un balneario que aprovecha las aguas puras que bajan de una monta?a cercana. Todos los vecinos se implican en su construcci¨®n, usted se convierte en accionista del balneario. El lugar se llena de turistas y el dinero fluye. Todos felices. Pero resulta que el doctor Stockmann descubre que esas aguas puras no son tan puras y est¨¢n envenenando a los clientes. Cuando quiere hacerlo p¨²blico, todas las fuerzas vivas del lugar (incluida la prensa) se le echan encima y lo declaran ¡°enemigo del pueblo¡±.
Todo esto lo cuentan cinco actores (Israel Elejalde, Irene Escolar, Francisco Reyes, Nao Albet y ?scar de la Fuente) interpelando directamente al p¨²blico para que vaya juzgando los hechos a medida que se van exponiendo, en un dif¨ªcil ejercicio en el que combinan la interpretaci¨®n de sus personajes con la defensa p¨²blica de sus posiciones. As¨ª la cuarta pared desaparece. ¡°A estas alturas no tiene sentido la cuarta pared. Teniendo el cine y la televisi¨®n, es dif¨ªcil que el espectador de hoy se crea historias sobre un escenario. Por eso creo que es mejor aprovechar la gran baza que le queda al teatro: la posibilidad de conectar f¨ªsicamente con el p¨²blico y hacerle c¨®mplice¡±, explica Rigola.
La versi¨®n libre de Rigola no se limita a actualizar el contexto y los personajes de Ibsen. El director mete m¨¢s ciza?a introduciendo un elemento nuevo en la historia, una compa?¨ªa de teatro que depende de las subvenciones p¨²blicas para sobrevivir, cuyo conflicto puede influir tambi¨¦n en el voto del p¨²blico.
?Qui¨¦n cree Rigola que es el enemigo del pueblo? ¡°El enemigo siempre es uno mismo. Cuando miramos para otro lado al ver una injusticia por miedo a perjudicar nuestros intereses. Cuando votamos sin saber en realidad qu¨¦ estamos votando ni cu¨¢l es el programa de cada partido¡±, opina el director. Eso es, en el fondo, lo que tem¨ªa ya Ibsen a finales del siglo XIX: el peligro de que la democracia se pierda en la demagogia.
Y usted, lector, despu¨¦s de haber le¨ªdo este art¨ªculo, ?qui¨¦n cree que es el enemigo del pueblo? ?Piensa que los votantes de Donald Trump conoc¨ªan su programa pol¨ªtico? ?Por qu¨¦ el pueblo vota a partidos xen¨®fobos? ?Por qu¨¦ pol¨ªticos acusados de corrupci¨®n ganan elecciones? ?Hay alguna manera de mejorar el sistema democr¨¢tico?
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