Brochazos que maquillan la burbuja inmobiliaria de Ibiza
El Bloop Festival esparce por la isla murales y otras creaciones gratuitas para reivindicar un proyecto al margen de discotecas y turismo masivo
Decenas de ni?os corretean por el campo de baloncesto. Se r¨ªen, gritan, juegan. A saber qu¨¦ aventuras estar¨¢n imaginando, aunque al menos una de sus creaciones es m¨¢s que evidente: mide varios metros y domina el patio del colegio. Porque, en el mural que el mexicano Said Dokins ha pintado en dos paredes, justo sobre ellos, est¨¢n sus ideas. Dos espirales se enredan y, en su interior, cientos de letras pintadas recrean la visi¨®n de Ibiza que el artista recab¨® entre los peque?os. As¨ª que, entre ambos, han realizado una de las obras que m¨¢s enorgullece al italiano Matteo Amadio, de 38 a?os, director del Bloop Festival. Tal vez porque encierra en sus sinuosidades el esp¨ªritu del certamen, inaugurado el pasado jueves en Ibiza. Se define como un ¡°festival internacional de arte proactivo¡±. Y, a golpes de creaciones urbanas, pretende mostrar una isla muy distinta a la de las discotecas y la especulaci¨®n urban¨ªstica.
La octava edici¨®n, que termina el pr¨®ximo 8 de septiembre ¡ªy a la que este peri¨®dico fue invitado por la organizaci¨®n¡ª, refuerza una f¨®rmula que se ha consolidado a lo largo de los a?os. Su nombre la resume, seg¨²n Amadio: ¡°El bloop es una frecuencia marina de origen dudoso. ?Una ballena? ?Un submarino? As¨ª queremos ser, fascinantes e invisibles¡±. Para ello, convocan artistas de medio planeta ¡ªm¨¢s de cien, como Spaik, Okuda o Inti¡ª y han esparcido 27 murales por toda la isla. Tambi¨¦n preparan video-mapping, instalaciones, realidad virtual o un taller para que los ni?os toquen m¨²sica con agua y frutas. Todo gratuito, para cualquiera: desde los que acuden a su exposici¨®n permanente y sus fiestas de clausura, hasta los que fotograf¨ªan sus creaciones. De ah¨ª que calculen m¨¢s de 90.000 visitantes totales hasta la fecha. De momento, sobre todo extranjeros.
Los horrores de ladrillo que la burbuja inmobiliaria dej¨® en herencia a Ibiza representan el lienzo favorito para sus obras. Fiel con el tema de este a?o del certamen: esperanza. Aunque tambi¨¦n crean sobre escuelas, viviendas, hoteles o alg¨²n sitio abandonado. ¡°La Ibiza de ahora no me gusta. Me enamor¨¦ de otra, y creo que podemos cambiar su cara¡±, defiende Amadio, que lleg¨® en 2009, tras cerrar su tienda de skate y sprays en Mil¨¢n. Al fin y al cabo, la isla est¨¢ m¨¢s que acostumbrada a los vuelcos.
Ibiza acogi¨® los primeros hoteles en los a?os treinta pero vivi¨® pl¨¢cida hasta los setenta. Entonces, el turismo empez¨® a sacudir los cimientos de un enclave pobre, entregado a la naturaleza y la agricultura. Llegaron los hippies, y luego los ¡°seudohippies¡±, como sostiene alg¨²n lugare?o. La ciudad de San Antonio fue la primera en rendirse y lanzarse a edificar monstruos arquitect¨®nicos: justo ah¨ª lucen la mayor¨ªa de murales del Bloop Festival. La burbuja se ampli¨® y brotaron yates, discotecas, lujo y precios enloquecidos. Aunque varios ibicencos notan una primera ralentizaci¨®n del turismo ¨Cpor la competencia de Croacia y al regreso de los viajeros a T¨²nez o Egipto- y el Bloop Festival quiere demostrar que Ibiza no se ha olvidado de s¨ª misma.
Tanto que algunos murales podr¨ªan gustar a aquellos primeros hijos de las flores. En uno de los de San Antonio, una gota llena de soldados, f¨¢bricas y carritos de la compra se precipita, condenada a estrellarse. En otro, un cono de helado con la forma del mundo se derrite implacablemente. El propio Amadio defiende la anarqu¨ªa y la locura, pero tambi¨¦n ha impuesto reglas inflexibles: el due?o, ya sea p¨²blico o privado, cede el espacio pero nada puede opinar sobre lo que all¨ª se pintar¨¢. Los artistas reciben alojamiento y a veces el vuelo, a cambio de donar al festival su obra y su talento.
¡°Cuando empec¨¦ a proponer el Bloop, muchos, sobre todo pol¨ªticos, se rieron en mi cara. Ahora lo hemos conseguido¡±, defiende Amadio. Aunque reconoce que a¨²n le preocupa el equilibrio fr¨¢gil del festival: ¡°Pese al prestigio y el respeto ganados, avanzamos con fatiga. No s¨¦ cu¨¢nto aguantaremos¡±. Porque el certamen desde luego no gana dinero, y se financia gracias a patrocinadores, alguna aportaci¨®n p¨²blica y el trabajo que centra el resto del a?o de Amadio ¨Csu empresa dise?a y vende decoraciones de interiores, proyectos de realidad virtual o ¡°ideas¡±-. Para su creador, una soluci¨®n ser¨ªa internacionalizarse. Ibiza seguir¨ªa siendo ¡°el alma y la base¡± de un certamen que mira a Mil¨¢n, a Tokio y ha recibido propuestas de Paraguay. El objetivo de Amadio es convertirse en algo parecido a un sello musical, que cuide a sus propios artistas y su sonido. Nada tendr¨ªa que ver, por supuesto, con el de las grandes discotecas.
Peineta y pol¨¦micas
El Bloop Festival naci¨® en la ciudad de San Antonio, pero hace dos a?os se rompi¨® el idilio. El griego Ino pint¨® sobre una escuela una enorme mano dirigida a aplastar a una peque?a. Esta, al menos, le respond¨ªa con una peineta. El Ayuntamiento y los padres rechazaron la obra, que cre¨ªan inapropiada para un colegio, y la borraron. El certamen denunci¨® ¡°la censura sufrida¡±. Los caminos de ambos se separaron, y el nuevo hogar del Bloop es la capital, Ibiza, donde el concejal de Cultura, Pep Tur, lo considera uno de los ¡°proyectos culturales m¨¢s s¨®lidos¡±.
Otra cr¨ªtica al certamen subraya que apenas cuenta con artistas de la isla. Amadio responde tajante: ¡°Hemos implicado a algunos, pero no es un deber. El festival es local en todo, salvo su contenido art¨ªstico. Pero, si no, ?qu¨¦ aportaci¨®n novedosa traer¨ªamos? Ibiza tiene 50.000 habitantes, en el mundo hay 6.000 millones. ?Por qu¨¦ he de mirar solo a lo aut¨®ctono?¡±.
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