La Buler¨ªa como lenguaje universal
Jerez celebra el estilo flamenco que m¨¢s le identifica. Una fiesta de tres d¨ªas con dedicatorias a Jap¨®n y a la memoria de Manuel Moneo
Cambian los tiempos, pasan los a?os, pero el esp¨ªritu de la buler¨ªa sigue vivo. El del estilo flamenco, ese rey del comp¨¢s, y el de la cita con la que, desde hace m¨¢s de cincuenta a?os, la celebra Jerez. En ese medio siglo de vida, el evento ha pasado por diversos espacios y configuraciones. Desde hace unos a?os, con un formato de espect¨¢culos diferenciados durante tres d¨ªas, la fiesta se ha ubicado dentro o al lado del viejo Alc¨¢zar de la ciudad. Este a?o ha sido fuera, en la Alameda vieja, a la sombra, cuando la hay, de un lienzo de la muralla almohade. Tres noches consecutivas, con una respuesta de p¨²blico que se hace masiva cuando el cartel responde a lo que se puede entender como la rec¨®ndita esencia de la cita: la evocaci¨®n festiva y a comp¨¢s de las reuniones comunes en los patios de vecinos que, puesta en pie sobre un escenario, sobrevive con una envidiosa vitalidad, muestra imprescindible de pervivencia de un rito ancestral.
Da igual la forma en que los espect¨¢culos se presenten. En ellos siempre ser¨¢ obligado lo que se denomina fin de fiesta, que ser¨¢ largo y participativo. Cante, baile y, en la escena, un buen n¨²mero de artistas ¡ªen ocasiones, una barbaridad¡ª que nunca parecen estar actuando, sino inmersos en la divertida celebraci¨®n coral de la buler¨ªa, que siempre cobra un nuevo matiz en la garganta que la canta, en los cuerpos que traducen su contagioso ritmo de mil formas distintas. Los componentes de la reuni¨®n podr¨ªan ser an¨®nimos vecinos, pero cuando se trata de artistas, como es el caso, la reuniones adquieren un rango de calidad que, por momentos, se muestra como irrepetible. Sirva como ejemplo el momento casi final de la edici¨®n de este a?o, en el que ¡ªah¨ª es nada¡ª Tomasa Guerrero La Macanita cant¨® para el baile de Manuela Carpio, que hab¨ªa sido la anfitriona de la noche. Apoteosis.
En la primera de las noches, que en el orden actual est¨¢ dedicada a los j¨®venes, imper¨® el blanco radiante que vest¨ªan todos los participantes, imagen quiz¨¢s de la blancura de los patios, pero tambi¨¦n de la pureza que transportaba el grupo de ni?os y ni?as que inaugur¨® con su baile el espect¨¢culo y que, inserto en la fiesta final, era s¨ªmbolo y garant¨ªa de continuidad, de un venero que parece no tener fin. All¨ª se encontraron descendientes de generaciones de sagas jerezanas capitales como los Carrasco, los Sordera o los Agujeta, y tambi¨¦n de la vecina Lebrija, de donde vinieron los ?primos? Anabel y Jos¨¦ Valencia. Un fin de fiesta multitudinario, intenso y prolongado, puso broche a casi tres horas de espect¨¢culo, en el que hubo espacio para m¨¢s que variado repertorio cantaor y un ¨²nico baile, el de la joven Gema Moneo, que aun¨® pujanza y gusto en sus intervenciones. Descollaron tambi¨¦n las voces de Joselito Sordera en su encuentro por soleares con Antonio Agujetas Chico, los dos acompa?¨¢ndose a la guitarra.
El espect¨¢culo tuvo la direcci¨®n art¨ªstica de Curro Carrasco, ex componente de Navajita Plate¨¢ y habitual lugarteniente de su t¨ªo Tate (Diego Carrasco), que ejerci¨® de maestro de ceremonias y dej¨® dicho que ?la buler¨ªa es la vena femoral del ritmo?. El otro invitado de excepci¨®n fue Tomasito, que puso su sello de gracia y comp¨¢s.
Por si quedaban dudas del valor de la buler¨ªa como lenguaje compartido, como veh¨ªculo expresivo con vocaci¨®n universal, ah¨ª qued¨® la noche dedicada a Jap¨®n, con un encuentro entre artistas locales y nipones que terminaron reunidos en la escena como iguales, compartiendo el fin de fiesta colorista, alternando cantes y pata¨ªtas con espont¨¢nea fraternidad. Antes, el espect¨¢culo hab¨ªa dado para que conoci¨¦ramos c¨®mo bailan artistas nipones como Hiroki Sato (canti?as), Shisho Morita (taranto y tangos), y Mayumi Kagita, una estilizada elegancia para el fandango. Disfrutaban con el vuelo de un atr¨¢s de lujo: Miguel Rosendo, El Londro y David Lagos (director musical) con las guitarras de Jos¨¦ G¨¢lvez, Javier Ib¨¢?ez y Alfredo Lagos. Todos callaron ante la llegada de esa sorprendente cantaora que es Yuka Imaeda, que se marc¨® a palo seco un largo romance para el paso a dos de Miguel ?ngel Heredia y Shiho Morita. Yuka, que termin¨® convenciendo a los m¨¢s intransigentes, se alarg¨® con malague?a y abandolao y comparti¨® fandangos con Melchora Ortega, donaire y flamencura en sus intervenciones, antes de marcarse baile y cante por buler¨ªas.
La noche hab¨ªa contado con la direcci¨®n art¨ªstica de Javier Latorre y la presencia del legendario Shoji Kojima, que adem¨¢s de personificar como nadie este encuentro (fue nombrado hace a?os embajador art¨ªstico de Jerez), dej¨® su sello en el baile por sole¨¢. La buler¨ªa por sole¨¢, que tambi¨¦n define a la ciudad, la interpret¨® con proverbial mesura y sobriedad el bailaor Andr¨¦s Pe?a, poco despu¨¦s de que el veterano Fernando de la Morena dejara en el aire el sabor de su cante a?ejo.
Y lleg¨® la ¨²ltima noche con la Alameda hasta los topes. Mucha emoci¨®n en una primera parte exclusivamente cantaora en la que se homenaje¨® al patriarca Manuel Moneo, recientemente fallecido. El dolor de su hijo Barullo por seguiriya fue m¨¢s que real, mientras que el hermano del recordado, Luis, puso arrojo e intensidad en la interpretaci¨®n del mismo estilo. La Macanita luci¨® espl¨¦ndida en una larga tanda de soleares con puntuales recuerdos a Fernanda. Luis El Zambo expuso los fundamentos de la buler¨ªa por sole¨¢ que cuida como un patrimonio su saga familiar, y Jes¨²s M¨¦ndez puso el color de la diferencia con las alegr¨ªas. En el acompa?amiento guitarr¨ªstico, que fue de excepci¨®n, destacaron las formas suaves y exactas de Diego del Morao, junto a la flamencura de Manuel Valencia, Miguel Salado y Juan Manuel Moneo.
Tras el cante, lleg¨® la fiesta. La bailaora Manuela Carpio, con un acompa?amiento cantaor de excepci¨®n (Juan Jos¨¦ Amador, Extreme?o, Lavi y Juanillorro) dej¨® sobre las tablas la huella de su baile de fuerza, de pies abrasadores y un comp¨¢s llevado hasta la extenuaci¨®n. Remat¨® por buler¨ªas antes de dar paso al multitudinario final. M¨¢s muestras de buler¨ªa sin fronteras: de Triana vinieron Carmen Ledesma, toda elegancia, y la fuerza arrolladora de Torombo; de Mor¨®n, la clase de Pepe Torres¡ Un sin fin de intervenciones hasta las tantas. ?Viva la Fiesta!
Babelia
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