?Qu¨¦ ser¨¢ de los hijos del ISIS?
Un documental en el festival de Venecia indaga sobre el destino de los ni?os y las viudas que dejaron atr¨¢s los yihadistas
Iraq, comienzos de 2017. Un barrio liberado de Mosul este. En uno de los poqu¨ªsimos caf¨¦s reabiertos, cuatro clientes comen y charlan. Del Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s) c¨®mo no. Por m¨¢s que los yihadistas empiecen a perder su capital, bajo los golpes del ej¨¦rcito iraqu¨ª, sus huellas rodean a los comensales: en cada escombro, en las tumbas y en cientos de mentes a¨²n entregadas a la yihad. Tal vez se pueda sepultar a sus tropas. Pero, ?y las semillas? En ello piensa la periodista Francesca Mannocchi, as¨ª que pregunta al traductor, sentado a la misma mesa.
- ?Qu¨¦ pasar¨¢ con los hijos del ISIS?
Ahmed, de 15 a?os, cuenta que su padre se sum¨® al ISIS y ¨¦l le sigui¨®. Fue curtido a patadas y palos
- Los matar¨¢n, a todos los que puedan. ?Qu¨¦ deber¨ªan hacer?
¡°Lo dijo con la tranquilidad con la que se habla de las obviedades¡±, recuerda Mannocchi. El traductor incluso a?adi¨®: ¡°No tenemos los medios para recuperarlos. Vosotros [la comunidad internacional] tampoco os hac¨¦is cargo. ?C¨®mo han de portarse los soldados? Eliminan el problema del futuro desde la fuente¡±.
Una r¨¢faga de dudas alcanz¨® a la reportera y su pareja, el fotoperiodista Alessio Romenzi, tambi¨¦n presente. ?Ser¨ªan capaces de empatizar con ni?os y esposas de los yihadistas? ?Podr¨ªan entender a los que pretenden aniquilarlos? ?Y qu¨¦ alternativas reales existen? Finalmente, juntaron las respuestas en el documental Isis, Tomorrow. The Lost Souls of Mosul, que se proyecta este jueves en el festival de Venecia.
Algunos soldados creen que la ¨²nica soluci¨®n es matarlos a todos
¡°El relato de la guerra al ISIS se ha banalizado con una narraci¨®n dicot¨®mica: buenos contra malos, que ni merecen ser humanizados¡±, ataca Mannocchi. Ellos, en cambio, persiguieron los grises entre medias. Durante un a?o y medio, y una decena de viajes a Irak, presenciaron el antes y el despu¨¦s de la liberaci¨®n de Mosul para descubrir el destino de los llamados ¡°cachorros del Califato¡±. Al fin y al cabo, unos 500.000 menores vivieron en la ciudad bajo el dominio del ISIS.
Preguntaron a todos los protagonistas: ni?os y ni?as, viudas, militares o agentes secretos. Sin ideas preconcebidas, con la ¡°escucha¡± como m¨¦todo irrenunciable. As¨ª, un soldado defiende ante la c¨¢mara la necesidad de eliminar hasta a los enemigos m¨¢s peque?os. Y algunos de esos chicos desvelan sus certezas: ¡°Si puedes matar a alguien con una piedra o un cuchillo, hazlo. Quema su casa. Hazle da?o. Si no puedes, esc¨²pele en la cara¡±.
Contra los reduccionismos
Venganzas y retorsiones se entremezclan, la diferencia entre v¨ªctimas y verdugos ¡°se difumina¡°, seg¨²n Mannocchi. Y los contrastes se agrandan: los mismos ni?os que le juraban a Romenzi que no se rendir¨ªan hasta vengarse, al d¨ªa siguiente jugaban al escondite por la calle. En algunos campos de refugiados, adem¨¢s, se juntan familias destruidas por los yihadistas con las que los cultivaron en su seno. ¡°No podemos hablar con nadie, no nos dejan salir por ser del ISIS¡±, dice una entrevistada. ¡°Adondequiera que vaya me llaman ¡®hijo del ISIS¡¯. Mejor morir¡±, suelta un chico. Hay relatos tan atroces que los directores se interrogaron sobre las fronteras de su narraci¨®n. ¡°La regla fue adherirse a la realidad. En Mosul cada 30 segundos alguien te cuenta una historia as¨ª. Cualquier ni?o ha sufrido alguna p¨¦rdida¡±, asevera Mannocchi.
¡°Los peque?os pueden ser las armas dejadas por el autoproclamado Califato.?Est¨¢n listos para combatir, han sido sembrados en un terreno f¨¦rtil¡±, a?ade. Para los directores, reducir la cuesti¨®n a un lavado de cerebro de los milicianos a sus familias ser¨ªa un error. ¡°Una viuda me dijo que hab¨ªa que matar a todos los infieles, porque as¨ª lo pide el Cor¨¢n. Era analfabeta, ni sab¨ªa si ese verso exist¨ªa. Sin embargo, muchas mujeres no son solo v¨ªctimas sumisas, como han sido pintadas. Han encontrado en el ISIS la raz¨®n de su condici¨®n social, como madre y esposa de m¨¢rtires. Viven con orgullo su afiliaci¨®n¡±, explica la reportera. Al igual que sus herederos.
As¨ª, Ahmed, de 15 a?os, cuenta que su padre se sum¨® al ISIS y ¨¦l le sigui¨®. Fue curtido a patadas y palos ¨Cel documental muestra los entrenamientos del Califato¨C, hasta ser digno de ayudar a su progenitor a construir bombas para la causa. Otro ni?o, en un v¨ªdeo previo a su misi¨®n kamikaze, amenaza: ¡°Estamos llegando con los coches bomba. Os lo juro¡±. Mannocchi lo analiza as¨ª: ¡°Creen que el martirio es el pasaje menor de un proyecto mucho m¨¢s grande. Y muestran un gran conocimiento del ¡®resiste y exp¨¢ndete¡¯ del ISIS, as¨ª como de la importancia de los momentos de marea baja, como el actual, para sembrar la ideolog¨ªa del extremismo¡±.
De ah¨ª que la pareja de directores huya del optimismo. ¡°En 2014, el ISIS pareci¨® surgir de la nada, mientras que las razones de su origen llevaban una d¨¦cada all¨ª. Puede que en 10 a?os hablemos de lo mismo, simplemente con otro nombre¡±, dice Mannocchi. ¡°El problema est¨¢ enraizado en las mentes. Y en las c¨¢rceles no hay agua ni medicinas. Hablar de desradicalizaci¨®n es naif¡±, agrega. Ambos relatan que cualquier responsable de instituciones al que hayan preguntado por una soluci¨®n siempre reaccionaba igual: se encog¨ªa de hombros. Para el filme ya no hay tiempo: es hora de que dejen de hacerlo.
Babelia
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