Muere a los 86 a?os el historiador Josep Fontana
El profesor em¨¦rito de la Pompeu Fabra era uno de los grandes renovadores de la historiograf¨ªa espa?ola
Josep Fontana, uno de los grandes renovadores de la historiograf¨ªa espa?ola y due?o de un inusual compromiso c¨ªvico, muri¨® ayer en Barcelona a los 86 a?os tras mucho tiempo de estoica lucha contra un c¨¢ncer al que ¨¦l, siempre atareado, siempre incansable, hizo el menos caso posible.
Fue quien mejor entendi¨® el hundimiento del Antiguo R¨¦gimen en Espa?a al compararlo por vez primera con lo que ocurr¨ªa en Inglaterra o Francia en el XIX. Tambi¨¦n fue quien mejor ha le¨ªdo desde la pen¨ªnsula la globalidad del siglo XX. Su credo naci¨® de un libro que su padre le dio cuando apenas ten¨ªa siete a?os. El hombre era propietario de una librer¨ªa de viejo en la calle Boters, en pleno centro hist¨®rico de Barcelona. Era, le dijo al ni?o, para que empezara su propia biblioteca, que con los a?os acabar¨ªa compuesta de unos 50.000 libros que don¨® en su mayor parte a la Universidad Pompeu Fabra. Conserv¨® 15.000 vol¨²menes hasta el ¨²ltimo d¨ªa en su casa para seguir trabajando. Lo ley¨® siempre todo.
La obra clave de aquel regalo paterno fue uno peque?ito, ilustrado y que siempre conserv¨®, de Ferran Soldevila. Ser¨ªa uno de sus tres maestros. En los a?os 50 acud¨ªa a sus clases clandestinas de los Estudios Universitarios Catalanes, que Soldevila impart¨ªa en el comedor de su casa. De ¨¦l, dec¨ªa, aprendi¨® que ¡°tras un documento hay seres humanos con sentimientos y problemas¡±. Los otros dos faros ser¨ªan Jaume Vicens Vives ¡ª¡°una isla de modernidad en un mar de carcas retr¨®grados¡± en la universidad franquista; ¨¦l le inculc¨® la conciencia c¨ªvica (¡°me hizo ver que se puede servir al pa¨ªs a trav¨¦s de la ciencia de la Historia¡±)¡ª y Pierre Vilar, al que lleg¨® por generosidad de Vicens Vives cuando ¨¦ste vio que no pod¨ªa satisfacer el hambre intelectual de su disc¨ªpulo.?
Un credo tatuado desde la infancia
El credo ¨ªntimo que hac¨ªa definirse a Fontana (Barcelona, 1931), desafiante en estos tiempos de neoliberalismo salvaje, como ¡°rojo y nacionalista, que no son dos cosas incompatibles¡±, lo llevaba tatuado desde su infancia, forjada por el recuerdo de los bombardeos durante la Guerra Civil ¡°duros, porque buscaban el Palau de la Generalitat, que estaba muy cerca de casa, por eso ¨ªbamos al mismo refugio del palacio¡± Y, claro, por la propia actitud del padre, que en una librer¨ªa anterior, en la calle de la Palla, acog¨ªa a un grupo ligado al Bloc Obrer i Camperol. ¡°S¨ª, crec¨ª en un ambiente inequ¨ªvocamente catal¨¢n y de izquierdas¡±. La consecuencia: un r¨¢pido compromiso de joven con la lucha clandestina que le llevar¨ªa al PSUC. Como fue norma en ¨¦l, decisi¨®n de l¨®gica aplastante: ¡°Era la fuerza m¨¢s eficaz para liquidar el franquismo y un¨ªa principios sociales con la mirada de la autodeterminaci¨®n¡±. Una fiel coherencia que mantuvo entre 1957 y 1980, cuando abandon¨® el partido.
Con Europa ante el espejo (1994) o?Por el bien del imperio. Una historia del mundo?consigui¨® notoriedad y prestigio dentro y fuera de Espa?a
Reci¨¦n licenciado en Letras y ya fichado por Vicens Vives, que se lo llev¨® de ayudante junto a otra promesa, Jordi Nadal, Fontana inici¨® una rauda y brillant¨ªsima carrera en la flamante Facultad de Econ¨®micas de la Universidad de Barcelona, que le llev¨® muy pronto a ser un a?o (1956) assistant lecturer en la de Liverpool, lo que se tradujo en el acceso a una bibliograf¨ªa inimaginable en la Espa?a de los 50. Ni la expulsi¨®n en 1966 de la universidad por su militancia comunista trunc¨® una trayectoria que, con los a?os, le llevar¨ªa a ocupar la c¨¢tedra de Historia Econ¨®mica en las universidades de Valencia (1974-1976), de la Aut¨®noma de Barcelona (1976-1991, donde fue tambi¨¦n decano y vicerrector) y de la Pompeu Fabra.
Su figura creci¨® como experto irrefutable del modelo de transici¨®n del Antiguo R¨¦gimen hacia el capitalismo y la formaci¨®n del mercado peninsular. De ah¨ª partieron algunos de sus libros fundamentales, como La quiebra de la monarqu¨ªa absoluta 1814-1820, de 1971, Hacienda y Estado, 1823-1830 o La crisis del Antiguo R¨¦gimen (1808-1832). El truco siempre era el mismo: documentaci¨®n de fuentes casi siempre in¨¦ditas, exhaustivas bibliograf¨ªas consultadas? y una interpretaci¨®n sagaz que, encima, expon¨ªa de manera clara y brillante.
El credo profesional de quien mejor entendi¨® el hundimiento del Antiguo R¨¦gimen en Espa?a parte de media docena de libros que su padre le dio cuando ten¨ªa 7 a?os
T¨ªtulos como esos o Aribau y la industria algodonera en Catalu?a podr¨ªan dar una imagen de erudici¨®n y aridez extrema. Nada m¨¢s lejos de Fontana, siempre excelente y riguroso divulgador, como pueden testimoniar las decenas de profesores de bachillerato a los que impart¨ªa Historia cada s¨¢bado por la ma?ana o los miles de alumnos que le escucharon en unas clases que ten¨ªan su puesta en escena: puntual, se sacaba el reloj de pulsera y lo dejaba reposar a la derecha de los folios que conten¨ªan la materia de la jornada que siempre llevaba escrita, como sus intervenciones en los tribunales acad¨¦micos, lo que quiz¨¢ explique su ingente producci¨®n de pr¨®logos (superan los 150).
Vital en su labor divulgadora fue su funci¨®n de editor en la sombra, primero en los a?os 70 en el sello Ariel y luego en el de su amigo editor Gonzalo Pont¨®n, Cr¨ªtica. Ah¨ª remach¨® su labor de introductor en Espa?a de escuelas historiogr¨¢ficas renovadoras inspiradas en buena parte en el marxismo: la de los Annales, los propios Vilar y Eric Hobswam, E. P. Thompson, George Rud¨¦, Michele Vovelle, Marc Bloch, Albert Soboul¡ Pero tambi¨¦n gracias a ¨¦l se dio la recuperaci¨®n de textos del presidente de la Rep¨²blica espa?ola Manuel Aza?a, como el sincero Memorias pol¨ªticas y de guerra. En esos despachos inventaba t¨ªtulos, rehac¨ªa traducciones o redactaba contracubiertas sin que se le cayeron los anillos de catedr¨¢tico.
Se defin¨ªa como ¡°rojo y nacionalista, que no son dos cosas incompatibles¡±
Como sus maestros Soldevila y Vicens Vives, Fontana tambi¨¦n acab¨® saltando de siglo y plant¨¢ndose en su actualidad. Y con ambici¨®n porque ¡°uno no puede estudiar el rinconcito en el que vive sin conocer las corrientes que le rodea¡±, sosten¨ªa. Por eso, a partir de los a?os 90 su bibliograf¨ªa de m¨¢s de m¨¢s de una veintena de t¨ªtulos se ampli¨® con una historiograf¨ªa universal que tuvo su primer gran hito en Europa ante el espejo (de 1994, con 12 traducciones) y que remach¨® de una manera tan espectacular como omn¨ªvora en Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945?(2011), seguramente la mejor mirada peninsular a la Guerra Fr¨ªa y sus consecuencias, y en donde se aprecia el dominio de fuentes, a¨²n con las nuevas tecnolog¨ªas de por medio, que el ya veterano historiador mantuvo hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
Sabedor de su solidez intelectual, no exento de cierta dureza que contrastaba con su generosidad para con estudiantes y entidades populares (a los que sol¨ªa atender en la mesa de cristal de su domicilio atiborrado de libros y carteles en su modesto barrio de siempre, Poblesec), Fontana nunca rehuy¨® el debate dial¨¦ctico ni se escondi¨® en sus opiniones. As¨ª, no dudaba en se?alar que en la Transici¨®n espa?ola ¡°el juego estaba trucado, se cometieron errores serios: los pol¨ªticos no estaban dispuestos a defender ya los mismos principios que hab¨ªan dicho a la gente, ni a luchar por lo que se defend¨ªa en la clandestinidad; se le dijo a las fuerzas sociales que ya pod¨ªan volverse para casa¡±. Por eso quiz¨¢ apoy¨® a la formaci¨®n de Barcelona en Com¨² de Ada Colau, cerrando en 2015 simb¨®licamente su lista: ¡°No eran un partido, quer¨ªan administrar el Ayuntamiento, no aprovecharse de sus recursos para alimentar el partido como hacen los dem¨¢s¡±. O por ello tambi¨¦n mostr¨® sus simpat¨ªas hacia la CUP, movimiento ¡°limpio y sincero¡±, si bien con ¡°un programa m¨¢s para hacer la revoluci¨®n que para hacer una pol¨ªtica parlamentaria y eso es un problema¡±. Ciudadanos le parec¨ªa ¡°de los m¨¢s peligrosos: es un invento catal¨¢n que engarza con la tradici¨®n de nuestra gran burgues¨ªa, que cuando ve obstaculizados sus intereses, se pasa al enemigo; ya lo hizo en 1936¡±.
Sabedor de su solidez intelectual, Fontana nunca rehuy¨® el debate dial¨¦ctico ni se escondi¨® en sus opiniones
Con?Bertolt Brecht como gu¨ªa
A pesar de tener la Creu de Sant Jordi en 2006 o haber escrito hace apenas tres a?os un tan exitoso como inequ¨ªvoco La formaci¨® d¡¯una identitat. Una hist¨°ria de Catalunya (¡°El ¡®Som i serem¡¯ de la sardana La Santa Espina es una l¨ªnea perdurable de la identidad catalana¡±; ¡°uno s¨®lo puede separarse si el otro acepta que te separes¡±; ¡°los catalanes s¨®lo pueden seguir luchando; llevamos as¨ª 500 a?os; no hay otra salida¡±, ha dicho en diferentes ocasiones sobre el Proc¨¦s), su contundencia tambi¨¦n la dirigi¨® hacia determinado nacionalismo catal¨¢n, como el representado por Artur Mas: ¡°Su giro catalanista lo hizo porque era salvador para ¨¦l¡±. Del resto del mundo, lo ten¨ªa, c¨®mo no, muy claro: ve¨ªa en la ¨²ltima gran crisis econ¨®mica ¡°la gran mentira de las pol¨ªticas de austeridad; se lleg¨® a ella por la degradaci¨®n de las condiciones de trabajo y la paulatina aplicaci¨®n de reformas laborales que han eliminado derechos y menoscabado la capacidad de reacci¨®n de los trabajadores¡±, dudaba de la supuesta estabilidad econ¨®mica actual, ve¨ªa en la inmigraci¨®n el gran problema presente y futuro y admit¨ªa: ¡°S¨ª, est¨¢n ganando los ricos¡±.
Fiel a su concepto de que ¡°la Historia ha de ser un an¨¢lisis cr¨ªtico de los acontecimientos¡± y de que su estudio ¡°debe ayudar a crear una conciencia de la Historia¡±, en la pared de su cargad¨ªsimo despacho colgaba un poema de Bertolt Brecht que, de alg¨²n modo, ¨¦l con su labor hab¨ªa dado sentido: ¡°Quien todav¨ªa est¨¦ vivo que no diga jam¨¢s: lo que es seguro no es seguro. Todo no ser¨¢ siempre igual. Cuando hayan hablado los opresores, hablar¨¢n los oprimidos. El que haya ca¨ªdo, debe levantarse, el que haya perdido, debe luchar. ?Qui¨¦n podr¨¢ detener al que conoce la verdad? Porque los vencidos de hoy son los vencedores de ma?ana, y el jam¨¢s se va a convertir en ahora mismo¡±. Dec¨ªa que le gustaba volver a esas palabras.
Babelia
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