Josep Fontana, la huella de un investigador
Josep Fontana fue un historiador de referencia, respetado y seguido por quienes buscaban caminos de renovaci¨®n en la ense?anza y escritura de la historia
La victoria franquista en abril de 1939 y las posteriores d¨¦cadas de dictadura se manifestaron, por lo que a la historiograf¨ªa se refiere, en la imposici¨®n de una perspectiva reaccionaria y antiliberal que ignor¨® en todo momento la esfera socioecon¨®mica y que levant¨® un poderoso dique de contenci¨®n frente a las nuevas corrientes en las ciencias sociales occidentales y los an¨¢lisis de fuerzas an¨®nimas y colectivas.
Cuando en los ¨²ltimos a?os de la dictadura pudo salirse poco a poco de esa miseria, no hab¨ªa, sobre la edad contempor¨¢nea, tradici¨®n historiogr¨¢fica que reivindicar y se tuvo que aportar en unos pocos a?os todo un nuevo repertorio de hip¨®tesis, problemas y estudios emp¨ªricos. Josep Fontana fue uno de los primeros en hacerlo y sus investigaciones sobre la crisis del Antiguo R¨¦gimen y las transformaciones del siglo XIX espa?ol le convirtieron, ya desde comienzos de los setenta, en un historiador de referencia, respetado y seguido por quienes buscaban caminos de renovaci¨®n en la ense?anza y escritura de la historia.
En una profesi¨®n muy dada a la especializaci¨®n y a las preocupaciones microsc¨®picas, Fontana demostr¨® dominar un amplio campo de acci¨®n. Cuando la historiograf¨ªa y la teor¨ªa de la historia apenas formaban parte del aprendizaje del historiador, public¨® Historia. An¨¢lisis del pasado y proyecto social (1982), tratado pionero en Espa?a. Casi 50 a?os separan La quiebra de la monarqu¨ªa absoluta (1814-1820), publicada en 1971, de su ¨²ltima obra, El siglo de la revoluci¨®n. Una historia del mundo desde 1914 (2017). Cinco d¨¦cadas, en suma, de investigaciones, hip¨®tesis, teor¨ªas y preguntas sobre el quehacer del historiador.
Pero la huella de Fontana va mucho m¨¢s all¨¢ de su obra y de su trayectoria como profesor universitario. Desde la editorial Cr¨ªtica, de la mano durante muchos a?os de Gonzalo Pont¨®n, acerc¨® al p¨²blico espa?ol a algunos de los historiadores m¨¢s distinguidos del mundo, desde Eric Hobsbawm a E. P. Thompson, pasando por Mary Beard, Pierre Vilar o David S. Landes. Su curr¨ªculo est¨¢ lleno de libros, art¨ªculos en revistas cient¨ªficas, decenas de conferencias en Am¨¦rica Latina y, sobre todo, charlas en los centros de educaci¨®n secundaria.
En los ¨²ltimos a?os fue discutido por otros historiadores por su defensa del marxismo, por su compromiso pol¨ªtico y por sus ideas acerca de Espa?a y Catalu?a, expuestas en escritos y entrevistas en medios de comunicaci¨®n. Disputas y desprecios al margen, muchos le recordar¨¢n por sus fecundos escritos sobre la Espa?a contempor¨¢nea y por su rechazo de la historia como una serie de grandes acontecimientos orquestados por los grandes hombres. Ahora parece f¨¢cil asumirlo, pero en las universidades espa?olas de los a?os setenta eso sonaba a m¨²sica subversiva.
Juli¨¢n Casanova es catedr¨¢tico de Historia de la Universidad de Zaragoza.
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