Se acab¨® lo que se daba

Parece ser que se acab¨® el pastel¡­ o al menos que se acab¨® en buena parte. Los responsables de las ¨¢reas culturales de la Televisi¨®n Espa?ola, Samuel Mart¨ªn Mateo o Urbana Gil Mart¨ªn, entre otros, vienen repitiendo desde la noche de los tiempos que la guerra por las audiencias elevadas no era la meta de la televisi¨®n p¨²blica. La televisi¨®n p¨²blica no atiende a audiencias sino a calidades. Pero, ay, da la impresi¨®n de que los tiempos van cambiando y no para bien, o al menos eso parece deducirse de la inesperada noticia de que va a desaparecer de antena el pr¨®ximo mes el programa diario Historia de nuestro cine.

Desde hace a?os se ven¨ªa recuperando cada noche una pel¨ªcula espa?ola previamente presentada, casi siempre con rigor, por un especialista del tema, lo que daba realce al conjunto. Era un buen programa. Con ¨¦l, poco a poco, hemos podido ir recuperando buena parte de la historia de nuestra cultura. Y as¨ª nos hemos llevado muchas agradables sorpresas, aunque entremezcladas, eso s¨ª, con alg¨²n que otro espanto. Pero lo comido por lo servido, hemos saldado muchas deudas con nuestra ignorancia y otras que en el camino se han quedado sin cubrir. Sin embargo, poco ha durado la dicha en casa del pobre y en la batalla las audiencias han acabado siendo ganadoras en este combate. Las buenas palabras se las ha llevado el viento y volvemos a la penuria de anta?o.

Cierto que le quedan a la televisi¨®n p¨²blica muchos agujeros por cubrir y que este hallazgo de Historia de nuestro cine no es m¨¢s que un camino que a¨²n se puede seguir cubriendo con esta f¨®rmula u otra parecida. Pero que no le puedan las audiencias.