Europa afronta dividida el futuro de los derechos de autor
El Parlamento vuelve a votar la reforma de una norma de 2001 con la discrepancia sobre c¨®mo controlar portales como YouTube y dar una remuneraci¨®n justa a los creadores
Los tambores de la guerra del derecho de autor vuelven a resonar por Europa. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles, 12 de septiembre, el Parlamento de Estrasburgo acoge una nueva votaci¨®n cr¨ªtica sobre la reforma del copyright, el asunto m¨¢s pol¨¦mico que ha afrontado en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n reconocieron varios eurodiputados a EL PA?S. En el objetivo de fondo coinciden todos: los artistas merecen una remuneraci¨®n m¨¢s justa por el uso masivo de sus obras en Internet. A partir de ah¨ª, sin embargo, un abismo de ideas e intereses contrapuestos separa a creadores, catedr¨¢ticos, activistas, pol¨ªticos y gigantes como Google o Facebook entre quienes defienden el texto y los que lo rechazan. En julio, la propuesta de reforma, procedente de la comisi¨®n de Asuntos Jur¨ªdicos, ya fue tumbada con 318 votos en contra, 278 a favor y 31 abstenciones. El Europarlamento se dio un tiempo para reflexionar, abri¨® un proceso de enmiendas y ahora regresa al momento fat¨ªdico: s¨ª o no. El fin de su mandato, en mayo de 2019, a?ade prisa y dramatismo al debate.
Con la votaci¨®n, vuelven las pol¨¦micas que han acompa?ado esta reforma desde su nacimiento. Hace dos a?os que la Comisi¨®n Europea concibi¨® una propuesta que actualizara la normativa en vigor, de 2001, el amanecer de Internet, cuando YouTube ni siquiera exist¨ªa. Hoy, en cambio, es el foco m¨¢s controvertido. Para Axel Voss, eurodiputado popular y ponente de la iniciativa, y los miles de artistas que le respaldan, si el texto sigue adelante garantizar¨¢ m¨¢s protecci¨®n y mayores ingresos a los creadores frente a las plataformas que ganan millones gracias a sus obras: es decir, YouTube, aunque tambi¨¦n se alude a Vimeo, SoundCloud o Daily Motion. Para los opositores del proyecto, sin embargo, la propuesta no soluciona esos problemas pero s¨ª pone en riesgo la libertad de expresi¨®n y la Red tal y como ha funcionado hasta hoy.
Ahora como en julio, el destino de la reforma pende de dos hilos: el art¨ªculo 11 y, sobre todo, el 13. El primero crea un derecho conexo para los editores de prensa, para que puedan autorizar o prohibir a los agregadores de noticias online (como Google News) que reproduzcan las publicaciones de sus medios, y decidir si quieren exigir un cobro por ello. El art¨ªculo 13, el coraz¨®n de esta batalla, quiere que los portales que almacenan, optimizan y difunden contenidos de usuarios con fines comerciales (como YouTube) se responsabilicen por lo que los internautas suban. Hasta la fecha, solo tienen que ejercer un control a posteriori, cuando se les se?ala una violaci¨®n del copyright. La reforma pretende que obtengan una licencia de los due?os de los contenidos e implementen medidas como filtros previos para evitar alojar obras protegidas sin autorizaci¨®n. Para los cr¨ªticos, controlar a priori millones de contenidos es tecnol¨®gicamente y econ¨®micamente inviable, adem¨¢s de peligroso.
Ambos art¨ªculos apenas han cambiado respecto a la versi¨®n rechazada en julio, aunque Voss ha propuesto retirar la referencia a los filtros y a su obligatoriedad. Por tanto, las argumentaciones de ambos frentes tambi¨¦n se mantienen id¨¦nticas, al igual que las divisiones internas a los eurogrupos. Todo, o casi, depender¨¢ de c¨®mo quede el art¨ªculo 13 tras las enmiendas. Mientras, unos dicen que salvan a los creadores; los otros, a Internet. Aunque los defensores de la reforma ahora buscan gritar m¨¢s alto sus ideas: consideran que la propuesta fracas¨® por una campa?a de desinformaci¨®n online orquestada por colosos tecnol¨®gicos como Google y quieren rebatirla punto por punto.
Insisten, sobre todo, en desmentir los fantasmas que m¨¢s atemorizan a los usuarios. Sostienen que la normativa exclusivamente afecta a agregadores de noticias y grandes plataformas con intereses comerciales, pero no toca Dropbox, eBay, Tinder o Wikipedia, ni mucho menos a los internautas; afirman que estos mantendr¨¢n su libertad de enlazar, compartir o parodiar lo que deseen, y que habr¨¢ mecanismos para recuperar los contenidos leg¨ªtimos que acaben tumbados por alg¨²n error de los filtros. Para demostrarlo, la web Europe for Creators ha publicado una explicaci¨®n precisamente a base de memes (im¨¢genes acompa?adas por un texto humor¨ªstico), una de las creaciones que la reforma eliminar¨ªa, seg¨²n sus cr¨ªticos.
Adem¨¢s, cineastas como Paolo Sorrentino, Jacques Audiard o L¨¢szl¨® Nemes han firmado una carta en la que expresan su apoyo a la reforma. Y el ministro de Cultura y Deporte, Jos¨¦ Guirao, se ha reunido en Bruselas con los eurodiputados espa?oles para pedirles que compartan el apoyo del Gobierno a la directiva.
Ante ello, el frente contrario aplica la misma receta que ya le sirvi¨® en julio: movilizaci¨®n masiva. Julia Reda, eurodiputada del Partido Pirata, Wikimedia (la fundaci¨®n detr¨¢s de la Wikipedia) o David Kaye, relator especial de la ONU sobre libertad de expresi¨®n y opini¨®n, ya han dejado clara su oposici¨®n. Mientras, la campa?a online Save your Internet invita a bombardear de mails y telefonazos a los eurodiputados,?como ya ocurri¨® en julio, para que rechacen al art¨ªculo 13. Divide, pa¨ªs por pa¨ªs, a los parlamentarios en dos equipos: de ¡°la libertad¡± y de ¡°la censura¡±. En el segundo, coloca todos los que votaron a favor y han de ser convencidos, como los socialistas y populares espa?oles. Podemos, IU, Esquerra y Ciudadanos aparecen en verde, porque estuvieron entre los noes. La postura se resume en un lema: ¡°El art¨ªculo 13 amenaza todo lo que haces en Internet¡±.
El martes, la Euroc¨¢mara debatir¨¢ estas posturas. Y al d¨ªa siguiente, votar¨¢: primero las enmiendas y, finalmente, el texto. Un s¨ª lleva al paso siguiente: negociaci¨®n a tres bandas, entre Europarlamente, Consejo Europeo y Comisi¨®n, para consensuar en pocos meses el texto definitivo. El no hiere de nuevo la directiva. Esta vez, quiz¨¢s, de muerte.
Un di¨¢logo necesario
Uno de los caballos de batalla de la reforma europea de los derechos de autor afecta directamente a los medios de comunicaci¨®n. En concreto, el art¨ªculo contempla la creaci¨®n de un derecho conexo para los editores de prensa, para que puedan autorizar o prohibir a los agregadores de noticias online (como Google News) que reproduzcan las publicaciones de sus medios, y decidir si quieren exigir un cobro por ello.
Manuel Mirat, consejero delegado de PRISA (editor de este peri¨®dico), considera que ¡°la propuesta de directiva sobre los Derechos de Autor en el Mercado ?nico Digital es relevante por el peso que concede a los derechos de autor en nuestra industria as¨ª como por el inter¨¦s que muestra en ayudar a los medios de comunicaci¨®n en su proceso de transformaci¨®n digital. Contiene tambi¨¦n otros elementos, como las medidas orientadas a equilibrar las relaciones entre los autores y las personas o entidades a quienes ceden sus derechos, que merecen ser igualmente valoradas en clave positiva¡±. ¡°Sin embargo¡±, prosigue Mirat, ¡°el exceso de regulaci¨®n y la complejidad operativa derivada de la misma puede resultar contraproducente en la consecuci¨®n de los objetivos perseguidos. Actualmente los medios nos enfrentamos al desaf¨ªo de desarrollar un modelo de negocio sostenible en un entorno digital en el que diferentes actores ¡ªentre ellos, de manera muy especial las grandes plataformas tecnol¨®gicas¡ª juegan un papel cr¨ªtico en la distribuci¨®n de noticias y en garantizar el acceso a las mismas. Hacer frente a dicho desaf¨ªo no requiere de un marco legal que empuje a la confrontaci¨®n entre los participantes del ecosistema digital. Lo deseable es la b¨²squeda de soluciones m¨¢s colaborativas que normativas, con el objetivo de contribuir a que el sector informativo europeo crezca en lectores e ingresos y resulte competitivo y sostenible a escala global¡±.
Babelia
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