M¨¦xico y Espa?a o el div¨¢n de las fronteras emocionales
El escritor espa?ol Sergio Del Molino y el poeta ind¨ªgena Hubert Mati¨²w¨¤a conversan del pasado inc¨®modo que comparten ambos pa¨ªses, la memoria y la violencia
Un poeta mexicano y un ensayista espa?ol. Habitante, el primero, de una humilde serran¨ªa en el sur de M¨¦xico, la regi¨®n de La Monta?a, en Guerrero. Morador, el segundo, de una inquietud territorial que le ha conducido por los pliegues m¨¢s rec¨®nditos de la geograf¨ªa espacio-temporal espa?ola. Son Hubert Mati¨²w¨¤a y Sergio del Molino. Ambos participaron en el Hay festival de Quer¨¦taro el fin de semana pasado. Ambos aceptaron una invitaci¨®n de EL PA?S para conversar acerca del pasado inc¨®modo que une a ambos pa¨ªses: la colonia. Y tambi¨¦n de la memoria, el div¨¢n en que se sienta y apacigua el trauma.
Pocas horas antes del encuentro, Del Molino supo que su ¨²ltima obra, Lugares Fuera de Sitio, hab¨ªa ganado el premio Espasa de Ensayo. Si en La Espa?a Vac¨ªa, el autor habla de la di¨¢spora del campo a la ciudad y sus consecuencias, en su nuevo trabajo viaja a diferentes puntos fronterizos para tratar de encontrar "motivos para la convivencia".
Lugares Fuera de Sitio da precisamente la excusa para preguntarse sobre las fronteras emocionales entre Espa?a y M¨¦xico, las heridas de la conquista y la "costra", como dice el autor, de la colonia. ?D¨®nde y c¨®mo se tocan Espa?a y M¨¦xico?
"?En Sevilla!", dice Del Molino. "Yo he tenido la sensaci¨®n paseando en los centros de Ciudad de M¨¦xico o Quer¨¦taro, que podr¨ªa estar caminando por alguna ciudad de Andaluc¨ªa. Hay un territorio com¨²n, arquitect¨®nico, urban¨ªstico".
Respecto al c¨®mo, el escritor espa?ol, de 39 a?os, habla de la memoria, la colonial y la precolombina. "Si hay una lucha entre las dos memorias, la memoria precolombina va a prevalecer, porque dentro del discurso del estado, es mucho m¨¢s importante que la espa?ola. Lo crea el discurso nacionalista mexicano despu¨¦s de la conquista porque lo necesita. Necesita demostrar que la presencia del Imperio espa?ol ha sido un error que hay que borrar. Y esa actitud de desprecio es muy de elite espa?ola, la misma actitud del nacionalismo catal¨¢n. Un nacionalismo muy ib¨¦rico, una pulsi¨®n que creo que aqu¨ª aprenden de los usos y costumbres del imperio".
Mati¨²w¨¤a cuenta 31 a?os y escribe en la lengua de su pueblo, el m¨¨'ph¨¤¨¤. Heredero de una cultura esencialmente oral, el mexicano se presenta como el primer poeta de su lengua. ?Cu¨¢ntos podr¨¢n presumir de algo as¨ª? Mati¨²w¨¤a describe el proceso de s¨ªntesis de la memoria: "En M¨¦xico se ha intentado construir una identidad sobre un pasado est¨¢tico, fuera de la realidad. Me refiero a que han esencializado la figura del ind¨ªgena. Se quiere al ind¨ªgena de antes, al que era bueno. Y los pueblos originarios actualmente est¨¢n sufriendo la violencia de un estado que reprime.
PREGUNTA: En M¨¦xico a veces parece que lo ind¨ªgena son ruinas, pasado.
MATI?W?A: Exacto. Se glorifica el pasado, pero no al ind¨ªgena actual. Es lo que retoma el estado naci¨®n para armar su identidad.
DEL MOLINO: Y sin embargo cuando Octavio Paz quiere renovar el discurso nacionalista de M¨¦xico a trav¨¦s de El Laberinto de La Soledad, no recurre al M¨¦xico precolombino, recurre a la conquista, al mito de la Malinche, a Cort¨¦s. Su referencia es Cort¨¦s. Hay una contradicci¨®n ah¨ª. El mito republicano mexicano se construye obviando el discurso anterior, que dice 'somos los herederos de Moctezuma, no de Cort¨¦s'. Pero Paz plantea que el estado mexicano lo funda Cortes, somos hijos de ese malentendido que es la Malinche. Esos discursos cruzados me parecen interesant¨ªsimos".
La charla transcurre en el Gran Hotel de Quer¨¦taro, a unos cientos de metros de la vieja casona de Josefa Ortiz de Dom¨ªnguez. Fue all¨ª, hace 210 a?os, donde la corregidora prendi¨® la mecha del movimiento independentista novohispano. Es decir, que fue aqu¨ª, muy cerca de aqu¨ª, donde M¨¦xico empez¨® a ser M¨¦xico.
P: En La Espa?a Vac¨ªa, hablas del despoblamiento del campo y sus consecuencias. Una huida. En tus poemas, Hubert, -caso de Xt¨¢mbaa / Piel de tierra- tratas la realidad el campo guerrerense, la violencia, la trata, el narcotr¨¢fico... La huida aparece igualmente como una necesidad.
D. M.: Cuando he llevado el libro a algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, he visto que la historia del abandono del campo, aunque distinta en cada sitio, es muy dolorosa, por estar vinculada a la pobreza y la violencia. Esa huida habla del desarraigo, una de las formas de identidad m¨¢s poderosas que existen, hay miles de personas han construido un v¨ªnculo con un sitio que ya no existe, del que no quer¨ªan salir. Eso genera una forma de vivir, de estar, de convivir, que no se deja explorar f¨¢cilmente.
H. M.: En La Monta?a existe la huida. Y eso implica dejar un saber, un conocimiento. No solamente es dejar la tierra, el ma¨ªz. Si se deja de cultivar, puedes perder tambi¨¦n una concepci¨®n del tiempo. O, por ejemplo, la forma de entender la matem¨¢tica. Nosotros aprendimos trabajando el campo, la distancia entre las plantas de ma¨ªz, etc... Abandonas eso, no es nada m¨¢s irte...
D.M.: Es el proceso por el que la propia cultura se convierte en algo ex¨®tico. Hay una especie de psicosis en la que te crias, porque no sabes qu¨¦ hacer con ese legado. Por un lado sabes que es tuyo, pero no lo entiendes, no sabes leerlo, es como alien¨ªgena.
H. M.: Por eso es muy importante la memoria oral. Mientras un pueblo siga contando sus historias, su cultura se mantiene viva. Las historias son como la tierra.
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