¡°Me han querido domesticar y no lo han conseguido¡±
La cantaora cordobesa Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo, llamada a protagonizar una revuelta en el flamenco, deslumbra con solo dos canciones propias editadas y un v¨ªdeo subido a Internet
El bote se desliza silencioso, como no queriendo despertar a la inmensa roca. Una voz se cuela en la cavidad, se escucha por Lole y Manuel. "Sigamos por esa senda a ver qu¨¦ luz encontramos, esa luz que est¨¢ en la tierra y que los hombres apagamos. Todo es de color, todo es de color". La muchacha que parece cantarle a los ancestros, acompa?ada del guitarrista Marc L¨®pez, se llama Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo (Pozoblanco, 1994), una potencia y sinceridad que quiebra la rutina. Ocurri¨® el pasado 27 de julio en las cuevas de Sant Josep (Castell¨®n), durante el festival Singin¡¯ in the cave. Con solo dos canciones propias editadas y un v¨ªdeo subido a Internet, la cordobesa est¨¢ llamada a protagonizar una nueva revuelta en el flamenco, como no hace mucho hicieron Roc¨ªo M¨¢rquez, Rosal¨ªa, Sole¨¢ Morente o Mar¨ªa la Terremoto. La de Llergo es una peque?a revoluci¨®n de una chica de campo. Que todo el mundo lo sepa, nadie maneja su barca. ¡°Todav¨ªa no s¨¦ qui¨¦n soy pero s¨ª tengo claro que soy salvaje. Muchas veces, desde ni?a, me han intentado domesticar y no lo consiguieron¡±, comenta desde Barcelona, ciudad en la que reside y estudia canto becada.
El v¨ªdeo de Ni?a de las dunas ¨Csu hipn¨®tico estreno¨C ha sido reproducido casi 50.000 veces en YouTube. Ahora graba nuevas canciones que sacar¨¢ en breve y colabora con artistas de rap y otros g¨¦neros.
Para Mar¨ªa Jos¨¦, las plazas importan, por eso parte de la entrevista se hace en la de San Felipe Neri, rinc¨®n cargado de turistas que est¨¢ levantado en piedra y que conserva huellas de la metralla de la aviaci¨®n franquista. Hace 80 a?os, aviones del bando nacional descargaron sus bombas all¨ª, dejando decenas de muertos, muchos de ellos ni?os que intentaban resguardarse en la iglesia del mismo nombre. El resto de la charla se desarrolla en el barrio de Gracia, en la plaza que homenajea al pueblo roman¨ª, la conocida como plaza de los gitanos. ¡°Aqu¨ª invito yo¡±, dice.
Primer asalto: ¡°Algo as¨ª tiene que ser el hogar: o¨ªr fandangos mientras las ovejas van tras sus corderos, rebuscar con los dedos las ra¨ªces, ofrecer a los tub¨¦rculos los tobillos. Convertir la voz en ternura y en presa" (Mar¨ªa S¨¢nchez).
Llergo naci¨® en un pueblo cordob¨¦s ¨Ccomo Mar¨ªa S¨¢nchez, la exitosa poeta de Cuaderno de campo¨C. Pozoblanco, con casi 20.000 habitantes, es el centro de reuni¨®n de vecinos de otros 16 municipios m¨¢s peque?os extendidos por una llanura en plena Sierra Morena. Tierra de encinas y olivos. En el m¨®vil, Mar¨ªa Jos¨¦ lleva una fotograf¨ªa-amuleto descolorida. Aparece junto a su madre,? Mar¨ªa Jos¨¦, y una cabra blanquinegra tambi¨¦n llamada Mar¨ªa Jos¨¦. El abuelo Pepe, de 88 a?os, pon¨ªa a los animales los nombres de sus nietos. Con tres a?itos, la cantante pasaba los d¨ªas en el cortijo de los abuelos a las afueras del pueblo, una casa destartalada donde su madre ¨Clicenciada en Historia y en aquellos momentos en paro¨C decidi¨® criarla con los suyos, donde aprendi¨® a respetar a la naturaleza, a convivir entre cultivos y ganado.
Se le llena la boca cuando habla de Mar¨ªa la Mala?a y Jos¨¦ el Molinero, sus abuelos. ¡°Mi abuelo canta como los ¨¢ngeles, pero prefiri¨® quedarse en el pueblo y no dejar sola a mi abuela. Cuando era beb¨¦ le escuchaba cantar los Doce cascabeles a las cabrillas¡±. De repente, Mar¨ªa Jos¨¦ se lanza a cantar, mientras recuerda c¨®mo la cabra Mar¨ªa Jos¨¦ se llev¨® un d¨ªa su chupete y nunca se lo devolvi¨®. "Fue un truco de mi abuelo y mi madre. Sab¨ªan que aquel chupe con forma de zorrillo no se lo dejar¨ªa a nadie, solo a la cabrita, as¨ª que me convencieron para que se lo prestase y desapareci¨®".
Segundo asalto: ¡°M¨¢s lleg¨® un coleccionista, ma?ana de primavera, y sobre un jazm¨ªn en flor, aprision¨® a nuestra reina, la clav¨® con alfileres entre cartulinas negras¡± (Lole y Manuel).
A esta mariposilla quisieron disecarla antes de tiempo. "De la adolescencia no tengo muy buenos recuerdos. Me cambiaron de colegio, del de mi barrio a uno de monjas, y lo pas¨¦ fatal. Sufr¨ª bullying porque era muy negra. Hab¨ªa compa?eras que me insultaban por ser la nueva, la diferente, me dec¨ªan negra y gitana como insulto, con odio. Nunca entend¨ª esa crueldad, ese querer pisar al otro que se aprende de los padres. Tendr¨ªa 6 a?os y me qued¨¦ anonadada y anulada. Al principio respond¨ª pero luego me encerr¨¦ en mi micromundo: el conservatorio". Por la ma?ana, en el colegio, era una belleza muerta, "una ni?a triste", y por la tarde, en el conservatorio, estudiando viol¨ªn, la reina de las mariposas. Ella sac¨® su lado ind¨®mito, "le hablaba a las monjas sin distinguir jerarqu¨ªas. Me quer¨ªan domesticar y no lo lograron. En el campo la vida es lo que es, salvaje, hay que estar preparado para el calor, la tormenta, y para andar sola por la noche. Llevo muy mal que me aten".
Todo acab¨® cuando abri¨® la boca en el coro del centro religioso. Nunca le preguntaron si quer¨ªa cantar, ¡°primero lo hac¨ªan las mayores, luego sus hermanas, luego las que ten¨ªan un apellido¡ porque aqu¨ª, en Andaluc¨ªa, todav¨ªa importa mucho el apellido". Un d¨ªa la profesora se dio cuenta de que aquella morenita se sab¨ªa muy bien las canciones y le pidi¨® que cantase. "Ese d¨ªa acab¨®? todo, empec¨¦ a llamar la atenci¨®n a aquellos que me ninguneaban y no par¨¦ de hacer solos en el coro", explica mientras se toca una min¨²scula medallita que le regalaron en la comuni¨®n, la cara de una virgen-ni?a que lleva siempre mirando a su pecho "porque nadie tiene que saber en qui¨¦n conf¨ªo".
Hace unos a?os qued¨® con una de sus acosadoras en el pueblo. ¡°Me pidi¨® perd¨®n y se emocion¨®. Le dije que yo le hab¨ªa perdonado hace a?os, que la que ten¨ªa que perdonarse era ella. Perdon¨¦ a todo el mundo, no quiero vivir en el odio. La gente que me acos¨® me ense?¨® lo que no tengo que hacer para hacer feliz a los dem¨¢s¡±.
Desde muy ni?a, cuando jugaba con las piedras y los regueros mientras su abuelo Pepe araba el campo, Mar¨ªa Jos¨¦ ya sab¨ªa que quer¨ªa cantar. Esa pureza rural es la que quiere conservar con su cante. ¡°Escuchaba fandangos y peteneras sin saber que era flamenco, coplas y un mont¨®n de cosas. Ten¨ªan verdad¡±.
Acab¨® viol¨ªn en el conservatorio y en Bachillerato, cuando tuvo que elegir, escogi¨® cantar. Su familia no recibi¨® bien la noticia, ten¨ªa miedo porque son de los que piensan que la m¨²sica no es una batalla, un producto que vender. ¡°Para ellos y para m¨ª es un puente¡±. Antes de los 18 se puso a hacer bolos por la provincia con un amigo, Paco Rojas, haciendo versiones de canciones pop. Sus padres se enteraron de que la ni?a iba en serio. Con la mayor¨ªa de edad se present¨® a un concurso de m¨²sica de c¨¢mara en el conservatorio de Pozoblanco. ¡°Como en las bases no especificaron nada, sal¨ª al escenario con dos amigos, uno al viol¨ªn y otro a la guitarra, y yo con mi instrumento: la voz. Cant¨¦ Blue Velvet. Imag¨ªnate la que se mont¨®. Ganamos el voto del p¨²blico. Mis profesores hoy me apoyan y me siguen. Por mi culpa cambiaron las normas, los estudiantes solo pueden presentarse con el instrumento que estudian¡±.
Tercer asalto: ¡°Llevaba en la mirada el br¨ªo del coraz¨®n (¡) Su esp¨ªritu se desplaza con agilidad por encima de estanques, por encima de valles, de monta?as y bosques, de mares y de nubes, m¨¢s all¨¢ de los soles y de los ¨¦teres. Su voz canta como el viento en las arenas¡± (Baudelaire).
Hace tres a?os se vino a Barcelona con una beca de canto moderno. Fue un shock salir de su pueblo, no era consciente de lo dr¨¢stico que iba a ser el cambio, "con una cultura muy diferente a la m¨ªa. Estaba rodeada de gente pero me sent¨ªa sola. Me vine sin miedo y sin estereotipos, igual que no quer¨ªa que los tuviesen conmigo. Me cost¨® un poco pero ahora mismo soy muy feliz, Barcelona es una ciudad que tiene mucha verdad aunque se la est¨¦ cargando el capitalismo, se especula con los lugares, se especula con las esencias... Se destruye en un momento algo que se ha construido en mucho tiempo. Vivimos en un mundo de modas, de barrios de moda, de lugares de moda, ?Y la gente, qu¨¦? ?no cuenta? Las leyes est¨¢n para proteger al pueblo no para salvar a los bancos¡±.
Su Ni?a de las dunas naci¨® en la capital catalana. Cuenta que la canci¨®n surgi¨® cuando ech¨® de menos lo suyo, su alma de campo cordob¨¦s. ¡°Tu tierra te coge y te dice: ¡®t¨² sigues siendo m¨ªa¡¯. As¨ª que empec¨¦ a profundizar en mis ra¨ªces, que se me agudizaron m¨¢s aqu¨ª¡±. Estaba en un estado de trance vital que le hizo vomitar la letra del tema en una sola tarde y sin mucho dolor. En su bloc de notas del ordenador anot¨®: ¡°La Luna se hizo cuchillo y en su pecho se clav¨®, / manchando de rojo sangre su vest¨ªo de algod¨®n/ con ella se la llev¨®, la hizo su compa?era. / Algunos la llaman Venus pensando que es una estrella¡±.
Para Mar¨ªa Jos¨¦, componer es entregarse ¡°a esa verdad m¨¢s grande que nosotros, que todos las sentimos aunque no la comprendamos. El alma es lo que es. Solo quitando la vas a descubrir. Necesito esa intensidad y sinceridad porque ando en busca de mi existencia todo el rato¡±, confiesa esta chica que viste con ch¨¢ndal o short vaquero, con camisetas. Su rostro tiene un toque de divinidad hind¨², de gitana guapa de larga cabellera. ¡°M¨ªrame, no soy nada del otro mundo. No me gusta que endiosen a los artistas ni que me hagan objeto sexual aunque lo respeto en otras. Aqu¨ª todos estamos para aprender y mejorarnos. No creo que guste por mi cante virtuoso. Los fandangos de Paco Toronjo gustaban por la esencia, por la verdad, porque el cantaor era capaz de dejar el ego y la apariencia y centrarse en esas cuchilladas justas y necesarias que todos necesitamos que nos peguen alguna vez en forma de cante, en forma de vida¡ por eso sigue siendo referente¡±. Como Caracol, la Ni?a de la Puebla, la Ni?a de los peines o Camar¨®n. Mar¨ªa Jos¨¦ es sincera, fundamentalmente con ella misma. No piensa que sea la mejor interpretando flamenco ¡°pero tengo otra cosa, que mi alma quiere salir y quiero que me sientan. Por eso, cuando veo una persona entre el p¨²blico pensando, me da pena. No pienses, te lo est¨¢s perdiendo todo, deja que tu coraz¨®n sienta¡±.
Cuarto asalto: ¡°Encontr¨® un sue?o que puede llamar suyo, una emoci¨®n contra la que apretar su mejilla, al fin¡± (Etta James).
Hoy el arte est¨¢ haciendo de las suyas con esta mujer. Se la ve feliz, enamorada ¡°hasta del aire que respiro. A veces siento dolor y lloro pero no dejar¨¦ que me transforme¡±. Su siguiente paso es sacar a finales de septiembre Nana del Mediterr¨¢neo, de la que tiene varias versiones, seguir colaborando con artistas indies, hiphoperos o de jazz. En febrero, participar¨¢ en el nuevo ¨¢lbum del rapero Juancho Marqu¨¦s (el que fuera fundador de Suite Soprano), est¨¢ grabando v¨ªdeos con poemas y buscando nuevas sonoridades que tienen que ver con la electr¨®nica m¨¢s profunda y oscura. ¡°Solo puede salir la luz cuando hay mucha sombra¡±, comenta.
¡°El arte es libre, como el amor ¨Casume Llergo¨C, t¨² no puedes controlarlo y no intentes comprenderlo porque no puedes, por mucho que lo codifiques con leyes, religiones o etiquetas. Entiendo que la gente quiera comprenderme pero es que no me entiendo ni yo. Hay que disfrutar y ya est¨¢. Sentir es verdadero e instant¨¢neo, pensar es diferente, viene predeterminado por todo lo que has vivido, tus traumas, tus experiencias. En el amor tambi¨¦n soy as¨ª¡±.
Ella, que ama a la princesa Khalessi (Juego de tronos), escucha a Etta James, Billie Holiday, Ni?o de Elche o Roc¨ªo M¨¢rquez, y ahora est¨¢ leyendo a Quevedo y los poemas de La escala de Mohs, el ¨²nico libro que escribi¨® la joven cantante, tambi¨¦n cordobesa, Gata Cattana, antes de fallecer en 2017 con solo 26 a?os.
Si le hablas de los concursos musicales que triunfan en la televisi¨®n, se desgana. ¡°Estoy harta de que me pregunten por qu¨¦ no me presento a ninguno¡±. Es de las que piensa que esos programas pervierten la idea de arte, ¡°no solo venden tu cante, tu vida tambi¨¦n. Se centran en el morbo y hacen de ti un instrumento de audiencia, no respetan los caminos del arte, te exigen qu¨¦ tienes que cantar, c¨®mo tienes que hacerlo, c¨®mo tienes que vestirte y que te enfrentes a tus compa?eros. La m¨²sica no es as¨ª. Solo hay que ir a una jam session o una pe?a flamenca para darte cuenta de que la m¨²sica no es competici¨®n, es un alimento para el alma. La gente acaba su jornada en el campo y se va a las pe?as a escuchar cante de verdad, una verdad desnuda. Respeto ese camino pero no es el m¨ªo¡±.
Quinto y ¨²ltimo asalto: ¡°El flamenco y el feminismo se llevan bien porque los dos fueron revoluci¨®n cuando nacieron¡± (Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo).
Esta joven artista odia los estereotipos y no puede con los estigmas. Ahora que se ha montado una buena con los chistes malos de un humorista que puso en su diana al pueblo gitano, a Llergo le gusta destacar algo que se nos olvida de un pueblo que lleva cientos de a?os conviviendo en esta tierra. ¡°El matriarcado de los gitanos no lo hay en ninguna parte. No voy a fomentar los estereotipos, me enferman. El sufrimiento de una etnia se hereda, est¨¢ ah¨ª aunque el programa de los Gipsy Kings no ayude en nada. Es como si dices que todos los payos son como los de Mujeres y Hombres y Viceversa. Pues no. Del respeto por los mayores que tenemos los gitanos nadie habla. Cuando t¨² ves ancianos solos en las ciudades, ninguno es gitano. Me descorazona ver ancianos payos solos por la calle, intentando arrastrar su carrito de la compra para subir hasta su casa. Las leyes no son racistas ni machistas, son antipobres. As¨ª est¨¢ el Raval y otras zonas del centro de Barcelona, la desigualdad manda, no hab¨ªa visto tanta desigualdad en mi vida¡±.
Llergo apuesta por un feminismo que no excluya, ¡°tiene que incluir, perdonar, que los hombres se den cuenta de sus errores y faltas. No podemos vivir en el odio, ni te puedes convertir en lo mismo que a ti te hiere porque estamos perdidos, te vas transformando en eso que odias sin darte cuenta¡±. Mar¨ªa Jos¨¦ dice muchos tacos. ¡°Son sinceros y me siento a gusto pero no los saques, por favor¡±.
Tambi¨¦n ha colaborado en un documental de su paisano Sabino Antol¨ª que intenta visibilizar los traumas de la guerra con canciones de la contienda. ¡°Hay que hablar de esas experiencias, mis abuelos se dan cuenta de que nada sirve callarse, de que hablando ayudan a las generaciones venideras a ser conscientes de que no todo fue as¨ª siempre, de que muchas cosas perduran, como los se?oritos en Andaluc¨ªa¡±. Escuchando a su abuelo Jos¨¦, aprendi¨® a cantar y tambi¨¦n a entender el sufrimiento. ¡°?l vivi¨® la guerra con 7 a?os. Me dice que se fue a la sierra a cuidar cerdos porque la otra opci¨®n era marcharse a Rusia. Esta zona fue republicana casi hasta el final de la guerra. Mi abuelo me cuenta que Franco no hubiera ganado la guerra si no llega a venir con las tropas moras¡±. Lo ¨²ltimo que le cont¨® es que, despu¨¦s de la guerra, cuando iban a la sierra a por bellotas, se encontraban en el campo la gorra de uno enterrado, o los pies asomados de otro fusilado... ¡°No entiendo los monumentos que exaltan a dictadores, como el Valle de los Ca¨ªdos. En mi pueblo hay una cruz, la cruz de la unidad, que se supone que la puso el franquismo cuando gan¨® para honrar a los ca¨ªdos, pero yo me lo tomo como una toma de territorio, como una imposici¨®n, marcar territorio para que se sepa que es suyo. Los traumas hay que hablarlos, claro, pero no s¨¦ por qu¨¦ hay que rendir homenajes a los traumas¡±. Como canta ella misma en Ni?a de las dunas, ¡°duerme tranquila, llevas en la frente una marca divina¡±.
Babelia
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