Los vigilantes de ¡®Las meninas¡¯
M¨¢s de 7.000 aspirantes se presentan a las 28 plazas para proteger las obras del Museo del Prado
No es por amor al arte, es por amor a la estabilidad y a un trabajo digno. Es por miedo a la precariedad, las amenazas y a un sueldo que no llega o que no llega a fin de mes. Es por la falta de seguridad de contratos, cada vez m¨¢s indefinidos. Es porque estudi¨® para ser maestra y ha acabado en un banco internacional, firmando ejecuciones de desahucio como gestora de cobros. ¡°Yo me iba a comer el mundo cuando estudiaba y ahora soy una madre soltera con dos hijos, que arruina la vida a los dem¨¢s, quit¨¢ndoles sus casas, por 900 euros al mes¡±, y traga, no puede seguir hablando. Tiene poco m¨¢s de 40 a?os y viste gasa colorida y antes de romper a llorar nos explica que se presenta a la oposici¨®n de vigilante de sala del Museo del Prado porque necesita ¡°conciliar y ganar m¨¢s¡±.
Es una de las m¨¢s de 7.000 personas que este domingo han hecho los ex¨¢menes para convertirse en uno de los 28 elegidos que trabajar¨¢ en la instituci¨®n. En 2013 fue peor: el museo solo liber¨® 11 plazas y se presentaron casi 19.000. Entonces alquilaron 60 aulas de ocho facultades de la Universidad Complutense y la broma super¨® los 300.000 euros. Esta vez, cobraron 20 euros de inscripci¨®n, para hacer criba y controlar el gasto de la operaci¨®n. Son tres facultades y la inversi¨®n no llegar¨¢ a los 150.000 euros, explica el museo a EL PA?S. En juego est¨¢ un salario de 22.300 euros brutos al a?o, 14 pagas, con los beneficios de uno de los mejores convenios de la Administraci¨®n, ¡°porque sin vigilantes, no hay Prado¡±. El director cobrar¨¢ en 2018, seg¨²n el BOE, 138.000 euros y para sufragar la masa salarial el museo destinar¨¢ 22,7 millones de euros (uno m¨¢s que en 2017).
Agust¨ªn ha salido contento de la primera prueba. Deb¨ªa se?alar la correcta entre las cuatro respuestas de 100 preguntas sobre cultura general, psicot¨¦cnico, legislaci¨®n y normativa del museo, historia de las colecciones y el ingl¨¦s b¨¢sico. ¡°No eran f¨¢ciles¡±, dice. Ah¨ª va una rebuscada: ¡°Abril (Tauro) es obra de: A) Francesco Bassano, B) Fra Ang¨¦lico, C) Y¨¢?ez de la Almedina o D) Luca Giordano¡±. No contesta.
No es su primera oposici¨®n, antes hizo las del Metro. Tiene 56 a?os y es arquitecto. El pr¨®ximo viernes se le acaba su contrato como ¡°rutero¡± en Correos. ¡°Mira a tu alrededor¡±, dice. ¡°La media ronda los 40. La mayor¨ªa deben ser parados de larga duraci¨®n¡±. Le pill¨® la crisis de 1992 y la ¨²ltima, cuando le despidieron hace cuatro a?os. Es de los pocos que conoce la respuesta a qui¨¦n tuvo la idea de crear el Museo del Prado.
Precariedad
¡°Carlos II¡±, responde Luis, que trabaja en Correos desde hace 13 a?os, gana 1.000 y quiere ganar 1.300 euros. Pero no, fue Mar¨ªa Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII. ¡°He trabajado como escolta o sea que no hay mucha diferencia entre jugarte la vida en la calle o dentro de un edificio¡±, explica. Otra pareja, rozando la treintena, quieren trabajo estable, pero apenas ha preparado las pruebas. De hecho, la ¨²ltima vez que visitaron el museo fue con el colegio. ¡°Quer¨ªamos haber entrado a la de El Bosco, pero nunca hab¨ªa entradas¡±.
Unas 1.600 personas pasaron por la facultad de Geograf¨ªa e Historia. En las aulas donde se ense?a el pasado buscan su futuro. Como el Estado no garantiza el final de la precariedad laboral, deciden trabajar para el Estado. Gloria tiene 29 a?os y ha vuelto, a?os despu¨¦s, a la facultad donde estudio. Se examinar¨¢ en el aula B01, all¨ª dio sus primeras clases, con la ilusi¨®n de hacer de lo suyo una forma de vida. Trabaja de teleoperadora y necesita ¡°un puesto m¨¢s digno¡±. De aqu¨ª salen los especialistas que deber¨ªan conservar y velar por el patrimonio y a ella vuelven para optar al trabajo de perseguir a turistas que intenten hacer fotos a Las meninas o saber que en consigna no se pueden dejar alimentos, ni bebidas, ni mochilas grandes... ¡°ni armas de fuego¡±. Es una de las 240 preguntas m¨¢s habituales a vigilantes de sala del Prado.
El museo tiene 488 trabajadores (uno de ellos es funcionario), de los cuales 378 son personal laboral fijo y 109 laboral temporal. Algo m¨¢s femenino (257) que masculino (230), seg¨²n las cuentas anuales que desvelan que la c¨²pula del Prado logr¨® bajar de los 40 millones de euros la partida de gastos, la segunda menos abultada de la ¨²ltima d¨¦cada, con Miguel Zugaza como director, y el primer a?o en el cargo de Miguel Falomir. El director le reconoci¨® a ?ngeles Garc¨ªa en una entrevista en EL PA?S que ¡°la aportaci¨®n del Estado apenas cubre un 60% del gasto de la plantilla¡± y que ¡°no hay ninguna otra instituci¨®n a la que no se le aporte dinero para el 100% de las n¨®minas¡±.
Pero en el Prado hay m¨¢s trabajadores, contratados por Empresas de Trabajo Temporal, en unas condiciones que dejan mucho que desear. Llevan a?os en la pinacoteca, saben los secretos de pasillo, conocen la colecci¨®n al dedillo y han visto a alg¨²n antiguo alto cargo del museo rezar delante de El descendimiento de Roger van der Weyden. Saben c¨®mo respira la casa y quieren m¨¢s derechos. A la entrada de la facultad de Historia del Arte se ha reunido un amplio grupo de ellos.
Muchas de las m¨¢s de 7.000 personas que se examinan volver¨¢n a pisar estas aulas la semana que viene, porque hay oposiciones a Correos. ¡°Han vuelto¡±, dice uno de los bedeles m¨¢s veteranos, que recuerda la ¨¦poca en la que tampoco hab¨ªa trabajo p¨²blico. Todos vienen donde el tiempo se ha parado, para poner en marcha el suyo. No es un d¨ªa feliz, est¨¢ del tono de estas paredes que se caen a pedazos. Ajado. Una facultad en domingo es como un hospital abandonado y unas oposiciones como estas son una oportunidad a la desesperada de vivir en calma, aunque sea en la bolsa de 400 empleados temporales que se generar¨¢ con los mejores rechazados.
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