La milagrosa restauraci¨®n de ¡®La muerte de Lucano¡¯, de Jos¨¦ Garnelo
El taller del Prado vuelca su experiencia en la recuperaci¨®n de una obra que estaba hecha jirones
Cuando hace un par de a?os, la restauradora Luc¨ªa Mart¨ªnez contempl¨® el lienzo La muerte de Lucano, de Jos¨¦ Garnelo (Enguera, Valencia, 1866-Montilla, C¨®rdoba, 1944), en lo alto de unas escaleras del colegio Cervantes de Jerez de la Frontera (C¨¢diz), temi¨® que la obra fuera irrecuperable. A golpe de balonazos estudiantiles, la composici¨®n, de 5 por 3,4 metros, presentaba desgarros tan abundantes y aparatosos que una de las figuras esenciales de la narraci¨®n, el esclavo, hab¨ªa sido completamente arrancado. Esto al margen de la imponente suciedad y repintes inapropiados.
La desolaci¨®n de la experta del taller del Museo del Prado se suaviz¨® al conocer que el director del centro escolar guardaba en su cajonera un par de jirones de la pintura. Con esos trozos recuperados y una fotograf¨ªa de la ¨¦poca, Mart¨ªnez se sinti¨® capaz de trasladar al Prado la obra y proceder a su intervenci¨®n. Despu¨¦s de medio a?o de meticuloso trabajo, la obra vuelve a lucir como cuando fue pintada en 1887, cuando Jos¨¦ Garnelo, exsubdirector del Prado, contaba solo con 21 a?os de edad. La obra, propiedad del Prado, podr¨¢ verse durante dos meses en la sala 61 del edificio de Villanueva y luego ser¨¢ depositada en el Museo Garnelo de Montilla (C¨®rdoba), localidad en la que muri¨® el artista valenciano y cuyo Ayuntamiento ha costeado tambi¨¦n la restauraci¨®n. El coste del trabajo, realizado en colaboraci¨®n con Iberdrola, supera los 30.000 euros, aunque en esa cantidad no se cualifica la destreza del taller del Prado, considerado el mejor del mundo, en palabras de su director adjunto, Andr¨¦s ?beda.
La obra es una escenograf¨ªa teatral muy del gusto de la ¨¦poca. Expuesta junto a la tambi¨¦n monumental La muerte de S¨¦neca, de Manuel Dom¨ªnguez, narra el suicidio del poeta Marco Anneo Lucano despu¨¦s de haber sido condenado a muerte por haber participado en la conjura contra Ner¨®n. Javier Bar¨®n, jefe del ?rea de Conservaci¨®n de Pintura del Siglo XIX, explica que las muertes por dignidad, como la que se representa en este cuadro, es uno de los grandes temas de los artistas del XIX que evocaron el mundo cl¨¢sico. Un gran ejemplo de narrativa pict¨®rica similar es Muerte de Lucrecia, de Eduardo Rosales, que cuelga a escasa distancia de La muerte de Lucano.
Bar¨®n ha afirmado que, pese a que la pintura fue realizada por Garnelo con 21 a?os, es la m¨¢s importante de su producci¨®n "por la armon¨ªa de toda la pieza y por el colorido, por la calidad de los tejidos y las pieles de los personajes y por el tratamiento de la luz".
La muerte de Lucano forma parte de lo que se conoce como el Prado disperso, todas aquellas obras propiedad del museo que se encuentran en dep¨®sitos temporales en museos o instituciones de car¨¢cter p¨²blico, como embajadas o universidades. Seg¨²n Andr¨¦s ?beda, jefe de Conservaci¨®n de Pintura Italiana y Francesa (hasta 1700), son 3.450 las piezas que se encuentran en edificios administrativos. De estas, 2.818 son pinturas, 176 esculturas y el resto son obras decorativas. La idea de Miguel Falomir, director del museo, es concentrar la mayor parte de ese Prado exterior en museos de toda Espa?a, porque es la mejor manera de que puedan ser vistas por el p¨²blico.
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