Aznavour, la melancol¨ªa reposada
El cantante franc¨¦s huy¨® de las posturas ir¨®nicas y descarnadas, lo suyo era la dulce Francia
Pensaba Borges que a menudo los hombres que representan a un pa¨ªs en el concilio del mundo suelen ser la negaci¨®n de ese pa¨ªs. Shakespeare parece un escritor del barroco espa?ol, Cervantes parece dotado de una iron¨ªa genuinamente inglesa. Algo semejante ha ocurrido con Charles Aznavour, hijo de armenios, que acab¨® siendo armenio y representando a Armenia en las Naciones Unidas y que, sin embargo, pasa por ser el cantante que mejor ha encarnado a Francia por su dulzura, la suavidad de sus tonos y la melancol¨ªa reposada y sin acidez de buena parte de sus canciones. Y sin embargo, si uno se acerca a la m¨²sica popular de Armenia, aceptar¨¢ que Aznavour nunca fue del todo ajeno a sus ra¨ªces y a las de sus padres. Algunas de sus canciones tienen un vago aire oriental de procedencia armenia y turca, camuflado tras un ritmo de textura pop, al que Aznavour se adapt¨® cuando, en los sesenta, las discogr¨¢ficas decretaron que la chansoncanallesca de posguerra, que fascinaba a Gil de Biedma, estaba muerta. Aznavour era de la generaci¨®n de Barbara, Brel y Gainsbourg, pero huy¨® de las posturas ir¨®nicas, c¨ªnicas y descarnadas. Lo suyo era la dulce Francia.
Es casi seguro que su canci¨®n m¨¢s gloriosa es La boh¨¨me, en muchos aspectos es una canci¨®n perfecta por su melod¨ªa y su letra. A veces duele escucharla porque nos recuerda una ¨¦poca de nuestra vida en que la pobreza no estaba re?ida con la dicha. En 2014 vi que le hac¨ªan un homenaje en la televisi¨®n francesa y me pareci¨® un incombustible. Ten¨ªa entonces 90 a?os y hab¨ªa empezado a cantar en la edad de los existencialistas. Era una reliquia y a la vez estaba lleno de luz. ?Chapeau, Charles Aznavour!
Babelia
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