La pel¨ªcula a trav¨¦s de la m¨²sica de Marlango
El grupo presenta 'Technicolor', un disco inmersivo en los principios del siglo XX
Marlango lleva a?os componiendo una pel¨ªcula a trav¨¦s de la m¨²sica. Sus escenas son canciones que suenan a blanco y negro, a g¨¢nster, a bar de piano y micro. La elaboraci¨®n de esta est¨¦tica es resultado de un esfuerzo consciente de recrear una ¨¦poca que Leonor Watling y Alejandro Pelayo admiran. La ¨²ltima propuesta inmersiva del dueto se acaba de publicar bajo el t¨ªtulo de Technicolor, un disco con 10 canciones de p¨¢tina artesanal y viaje en el tiempo incluido.
Como la t¨¦cnica cinematogr¨¢fica que da nombre al ¨¢lbum, Marlango ha saturado su registro para crear un ¨¢lbum de principios de siglo XX. No hay mirada retro o nostalgia. Tampoco pose. ¡°A m¨ª me gusta vestirme as¨ª, como mi abuelo, siempre me ha gustado mucho el look, con todo lo que significa la palabra, de principio de siglo, todo el movimiento art¨ªstico¡±, ejemplifica Pelayo agarrando su chaleco negro sobre camisa blanca. Watling lo apoya con una broma: ¡°Queremos ser los m¨¢s modernos de los a?os 50¡±.
La base de construcci¨®n del universo de anta?o es para Marlango el fotograma. ¡°Trabajamos con la imagen cuando el lenguaje musical todav¨ªa no se sostiene¡±, explica Pelayo sobre la edificaci¨®n de sus canciones. Un reflejo de la generaci¨®n actual, en consideraci¨®n de Watling, que tiene en la fotograf¨ªa ¡°una manera directa y sencilla de expresar contenidos complejos¡±. As¨ª que, sobre una imagen fija arrancan su producci¨®n, ¡°como un andamio¡±, pero a veces el desarrollo cambia la idea original y esta deriva en la cosa contraria.
El germen de Technicolor era crear una banda sonora para una pel¨ªcula inventada; sin embargo, ¡°la falta de director¡± ha dado como resultado final 10 tr¨¢ileres desde el que el d¨²o considera que se podr¨ªan arrancar sendas cintas. La condensaci¨®n de cada uno de los temas es en parte gracias al trabajo de su productor, Vicent Huma, que ha dado personalidad a cada pieza. La grabaci¨®n del disco ha sido casi anal¨®gica, con pianos de pared, violonchelos y la voz de Watling limpia. ¡°Nuestra manera de entender la m¨²sica y tocar siempre ha tenido algo de antiguo¡±, justifica Pelayo. As¨ª que, se han ¡°abandonado¡± al recreo del sonido.
Han invitado a algunos artistas a colaborar, movidos por su propio ¡°fen¨®meno fan¡± hacia ellos. Coque Malla ayuda a Watling a alejar la pena en Poco a poco, mientras David Aguilera configura Un momento perfecto junto a la cantante. ¡°Estoy muy orgullosa porque este a?o le han nominado a los Grammy Latino y nosotros lo tenemos en el disco antes de que lo dijeran¡±, enfatiza Watling.
Estas colaboraciones son posibles en parte gracias al cambio de idioma que hicieron del ingl¨¦s al espa?ol hace dos discos. En su lengua madre han encontrado ¡°una tensi¨®n muy bonita¡± que no exist¨ªa con el ingl¨¦s, una conversaci¨®n entre el piano y la voz que puede cambiar en cada directo y que antes era invariable. Pelayo reconoce que se pod¨ªa aislar del significado de las palabras y tocar de manera mec¨¢nica. Ahora se hablan con las manos y la boca. ¡°Eso nos coloca en una manera de tocar, en un lugar espa?ol, que no latino, que eso est¨¢ muy lejos¡±, defiende el pianista, que apunta que no es f¨¢cil encontrar discos de m¨²sica espa?ola. "S¨ª dentro de los g¨¦neros, de las casillas delimitadas, pero fuera hay que buscar y preguntar, me apetece hacer ese recorrido¡±. Considera homog¨¦neos los carteles de conciertos y festivales, pero sin acritud. ¡°No es un problema, simplemente es as¨ª, pero hay un 15% que son los que cambian, son los que me interesan, los que estamos fuera e intentamos reconocernos y ver qu¨¦ otras cosas se pueden hacer¡±.
Lo que hacen ellos lo mostrar¨¢n a partir del pr¨®ximo 18 de octubre, cuando arrancan su gira en Bilbao. El 23 tocan en Madrid y despu¨¦s contin¨²an con otras citas que para Pelayo son lo mejor del oficio, el directo. Watling se queda con la grabaci¨®n, pero ambos coinciden en que el peor momento llega con los d¨ªas en los que vuelven a la realidad de la rutina.
Babelia
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