Ayanta Barilli: ¡°En la familia est¨¢ la semilla del bien, pero tambi¨¦n la del mal¡±
La finalista del premio Planeta, con ¡®Un mar violeta oscuro¡¯, explora en la vida de cuatro mujeres de su linaje marcadas por el maltrato y la enfermedad
En el pueblo italiano de la costa donde veraneaba de chica Ayanta Barilli (Roma,1969) el mar azul se tornaba viol¨¢ceo cerrado cuando se enfadaba. ¡°Entonces mi abuela dec¨ªa: ¡®Por ah¨ª viene Belceb¨² con su carroza¡¯ y yo a¨²n me veo hoy mirar el horizonte y no divisar nada, pero tener una sensaci¨®n extra?a, entre la curiosidad y el miedo¡±. Lo recuerda a las 24 horas de haber quedado finalista del 67? premio Planeta, justo el deseo con el que se conformaba en 1992, cuando vio recoger el mismo galard¨®n, pero como ganador, a su padre, Fernando S¨¢nchez Drag¨®.
Hab¨ªa cosas que no entend¨ªa de s¨ª misma, admite Barilli, y por eso fue a buscarlas en tres mujeres que la precedieron en su familia y que son la raz¨®n de ser Un mar violeta oscuro, su debut como novelista, obra con la que el pasado lunes alcanz¨® aquel sue?o veintea?ero de ser finalista del Planeta (150.250 euros). ¡°No entend¨ªa una serie de patrones familiares que se repet¨ªan y es que al pasado no le hacemos caso, cuando en el pasado est¨¢ todo escrito¡±, resume. Y todo emulsion¨® cuando en un tr¨¢mite le pidieron el nombre del padre de su abuela acabada de fallecer y dijo lo que hab¨ªa escuchado siempre en casa: Belceb¨².
Lo que castigaba como una condena eterna a las f¨¦minas de la familia eran ¡°el maltrato y un c¨¢ncer de mama¡±, dice con voz suave pero valiente Barilli, que huye de la palabra autoficci¨®n (¡°un nombre espantoso, como quir¨²rgico¡±), pero si habla de ¡°una ficci¨®n basada en la realidad, honesta¡± y que es fruto de ¡°un ejercicio implacable conmigo misma¡±. La fuente primera, esas historias entreo¨ªdas en casa, ese ¡°acervo familiar¡±, siempre en manos de mujeres, como si de un fuego sagrado se tratara. ¡°En la familia est¨¢ la semilla del bien, pero tambi¨¦n la del mal¡±. Y el libro, en ¨²ltimo t¨¦rmino, ¡°reconciliador entre hombres y mujeres, nada tremendista; no quer¨ªa una historia que no resultara tolerable; adoro el final feliz aunque antes haya pasado de todo¡±.
Barilli tiene un pasado como actriz de cine y tambi¨¦n de teatro, donde ha llegado a dirigir incluso alguna obra (¡°es un olor, las butacas¡ lo pas¨¦ muy bien en el Teatro Lara de Madrid¡±) y ahora ha llegado a la literatura. ¡°Para mi hay una coherencia, mi destino ¨²ltimo era ponerme a a escribir; le ten¨ªa tanto respeto que cre¨ªa que s¨®lo se pod¨ªa llegar a la escritura a trav¨¦s de la madurez¡±. Al final de todos esos g¨¦neros, ha buscado siempre lo mismo: ¡°Me interesa sabe c¨®mo se genera una emoci¨®n, ese mar¡ Es un instante, pero es tan bello¡¡±. Joan Didion, Delphine de Vigan o el Fernando Mar¨ªas de La isla del padre son gustos bibliogr¨¢ficos que dan pistas de enfoques y recursos de los que ha bebido la autora.
No lleva Barilli el apellido de su padre, pero no porque haya padecido su sombra. ¡°Nunca me he sentido aplastada por ¨¦l, es con quien mejor me lo paso¡±. La causa es otra: ¡°Qued¨¦ hu¨¦rfana de madre y me puse su apellido como homenaje, para que su nombre no se perdiera; con su ausencia me qued¨¦ sin una madre que me contara esas mil historias que al final tambi¨¦n conforman la infancia, lo que t¨² eras entonces; sin eso, hay un trozo de ti mismo que has perdido¡±. Escribe para recuperarlo.
Babelia
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