La ley del patio

Las sociedades competitivas, ?favorecen el acoso? El acoso escolar, dom¨¦stico y laboral, ?no son manifestaciones de lo mismo en ¨¢mbitos diferentes? Un estudio de la Unidad de Psicolog¨ªa Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid estima que el modelo educativo actual, heredero del implantado durante la Revoluci¨®n Industrial, fomenta el individualismo y la ambici¨®n y tolera cierta agresividad, rasgos de car¨¢cter que acaban expres¨¢ndose en el colegio, la familia y el trabajo.

Siendo las cosas as¨ª, ?por qu¨¦ no hablar del acoso con los propios escolares y abrir el debate con una representaci¨®n teatral, de la misma manera que una pel¨ªcula daba pie a los apasionados coloquios de La Clave, programa memorable conducido por Jos¨¦ Luis Balb¨ªn en la Televisi¨®n Espa?ola de la segunda mitad de los a?os setenta y de los primeros ochenta? Gustavo del R¨ªo ha escrito y dirigido un espect¨¢culo que toca sucintamente todos los palos de problema tan complejo (soledad y desorientaci¨®n paternas incluidas), para espolear al p¨²blico adolescente pero tambi¨¦n al adulto.

Mosca aborda el acoso desde las ¨®pticas de quien lo sufre en primera persona, de un padre que achaca a accidentes las marcas y moratones de su hijo (aunque intuya en el fondo lo que le est¨¢ sucediendo) y de una madre m¨¢s realista y valiente.

Que la funci¨®n comience con mon¨®logos sucesivos resulta harto exigente para p¨²blico e int¨¦rpretes: el teatro gana siempre con el roce entre actores, pues la presencia de cada uno de ellos retroalimenta a los otros. Mosca crece durante el di¨¢logo entre madre y maestra, decae con el soliloquio del padre taxista ante un interlocutor imaginario y coge vuelo durante el mon¨®logo materno, en el curso del cual se revela la calidad extraordinaria de F¨¢tima Dom¨ªnguez, su inspirada int¨¦rprete.

Del R¨ªo habla de modelos que se reproducen por esporas, de conductas humillantes inadvertidas, de la suerte que corre lo delicado cuando los depredadores dan con ello, de estrategias de supervivencia¡­ De la vida misma, en suma.

La escena donde progenitores y profesora intentan abordar la situaci¨®n de Pedro resulta demostrativa, los intermedios mudos son de factura diversa (el de la canci¨®n infantil est¨¢ conseguido plenamente), la temperatura dram¨¢tica ¨®ptima no llega a alcanzarse porque un didactismo cuasi brechtiano todo lo entrevera y el final est¨¢ bien logrado. La funci¨®n se recibe colectivamente con simpat¨ªa c¨®mplice: resuena en p¨²blicos de condiciones y edades diversas porque la experiencia del maltrato es universal, si no en carne propia en la de un pr¨®jimo pr¨®ximo.

Luciana Drago asume papeles variopintos con gracia, empaque y fluida determinaci¨®n. F¨¢tima Dom¨ªnguez est¨¢ espl¨¦ndida en cuantos momentos le corresponde coger el peso de la representaci¨®n. En su debut, Manuel Enr¨ªquez super¨® con oficio las dificultades que entra?a sustituir a un compa?ero.