El depredador frustrado

Cuatro a?os despu¨¦s de Wildmed, el bosque mediterr¨¢neo, meritorio documental de naturaleza filmado en Sierra Morena, Arturo Menor ha diversificado sus localizaciones (Picos de Europa, Fuentes Carrionas, Sierra Norte de Sevilla¡­) para filmar de nuevo a los depredadores con semejante t¨¢ctica de acoso y derribo: los animales, con sus colmillos; ¨¦l mismo, con su c¨¢mara. Sin embargo, Barbacana, la huella del lobo es un trabajo menor respecto de aquel: igual de did¨¢ctico, pero m¨¢s modesto en sus im¨¢genes y en sus logros, cerca de un a?ejo (y, aun as¨ª, interesante) documental de La2 de hace 15 a?os.

En demasiados momentos de su mitad inicial, la pel¨ªcula de Menor parece la historia de una frustraci¨®n. Ir a filmar al lobo, y no lograrlo. Y, como a veces hacen ciertos autores de literatura de autoficci¨®n, rodear el relativo fracaso (nunca lo es en estos casos de trabajos, siempre pertinentes y encomiables) con la explicaci¨®n de sus reveses, lo que convierte a una parte del metraje en un documental sobre c¨®mo filmar un documental. Algo que lleva a que la platea pueda analizar con la lupa del descreimiento algunas de sus persecuciones, narradas a modo de pel¨ªcula de suspense, con la m¨²sica subiendo y subiendo, pero en las que el rastreador y su prensa nunca salen en el mismo plano.

Eso s¨ª, con interesantes entrevistas a profesionales del sector, Barbacana es directo en sus textos, sin la innecesaria ret¨®rica de f¨¢cil lirismo de otros productos del estilo, y loable en sus explicaciones de por qu¨¦ el lobo es tan criminal como necesario. Y adem¨¢s tiene el buen gusto de introducir una bonita versi¨®n de la canci¨®n popular de los Cinco lobitos, interpretada por Rozal¨¦n.