Terreno f¨¦rtil
Campo Adentro, un proyecto multidisciplinar que vincula arte, territorio y agroecolog¨ªa, abre en Madrid el Centro de?Acercamiento a lo Rural
![Intercambio con Nel Ca?edo, miembro de Inland en Nuevo Curriculum, 2018.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/USPXAU3VZNFB2F7LZ37VM44F3Q.jpg?auth=3c2e00731b34bfbe8e366acca2ab06955678f42826e3bf0515f4c06a473c9662&width=414)
El campo siempre ha sido lo otro. Las ¨¦lites intelectuales urbanas buscaron siempre distinguirse del campesino tach¨¢ndolo de b¨¢rbaro ya al inicio de la Ilustraci¨®n, y las vanguardias art¨ªsticas fueron tambi¨¦n un fen¨®meno propiciado por la fuga de talentos a las ciudades como espacios privilegiados para la oportunidad, al ritmo del desarrollo de las revoluciones industriales, y de un arte convencional que idealizaba lo campestre. El mito del progreso, tambi¨¦n en el arte, pasaba por la urbe, lejos de lo rural y cada vez m¨¢s ligado a la experiencia de consumo. Un arte global izado basado en la hipermovilidad y una potente industria econ¨®mica jerarquizada, las palabras que mejor definen la idiosincrasia del mundo del arte.
De esa espiral es tan dif¨ªcil entrar como salir, aunque hay otras pr¨¢cticas que buscan hoy nuevas formas de presencia, seguramente como respuesta a la creciente vida virtual y a corrientes de pensamiento como el nuevo materialismo, el poshumanismo, el ecofeminismo o la teor¨ªa afectiva. Un arte que responde a un modelo en quiebra con lo pol¨ªtico, lo econ¨®mico y lo ambiental, y que no s¨®lo funciona como fuga, sino como referencia para un cambio. En el contexto art¨ªstico se habla ya de lo extitucional, esas pr¨¢cticas que se sit¨²an fuera de la instituci¨®n bajo el deseo y la necesidad de llegar m¨¢s all¨¢, de abordar una redefinici¨®n de los modos, los medios y los objetivos de una posible tercera fase de la cr¨ªtica institucional, esa que desde los a?os sesenta cuestiona el museo como territorio en el que trabajar.
Bajo ese prisma hay que leer un proyecto como Campo Adentro. En 2010 naci¨® buscando una nueva sensibilidad art¨ªstica, un nuevo campo de pr¨¢ctica y referencias. Al frente est¨¢ Fernando Garc¨ªa Dory y una idea de pl¨¢stica eco-social que, dice, ¡°se resume en un manifiesto de tres t¨¦rminos: arte, territorio y cultivo, y cambio social. Un arte vivo, un entorno que habitamos desde la agroecolog¨ªa y un cambio social en la direcci¨®n de las nociones de Murray Bookchin, padre de la ecolog¨ªa social y el municipalismo libertario, y de la cosmovisi¨®n andina del sumak kawsay o, lo que es lo mismo, las nuevas teor¨ªas del buen vivir¡±.
El proyecto Campo Adentro aspira a generar una masa cr¨ªtica creativa para cuestionar las din¨¦micas de poder
Campo Adentro se basa en la presunci¨®n de que el medio rural ofrece un espacio f¨ªsico y cultural para la generaci¨®n de diversas formas de vida que difieren del modelo hegem¨®nico. Unas formas de vida que aspiran a generar una suficiente masa cr¨ªtica creativa como para poner en cuesti¨®n dichas din¨¢micas de poder, as¨ª como las relaciones entre centro-periferia. Est¨¢ cerca de la idea de ecolog¨ªa de Mustarinda en Finlandia, de las t¨¦cnicas de investigaci¨®n de Forensic Architecture o del ¨¦nfasis social de Future Farmers en San Francisco. Aunque en Latinoam¨¦rica es donde se concentra la mayor red de proyectos trabajando en su mismo prisma: Beta-Local (Puerto Rico), M7Red (Buenos Aires), Casa do Povo (Brasil), M¨¢s Arte M¨¢s Acci¨®n (Colombia), Cr¨¢ter Invertido (M¨¦xico) y Universidad de la Tierra (Oaxaca, M¨¦xico).
A lo largo de los a?os, Campo Adentro ha ido creciendo y mutando. Los tres primeros fueron un esfuerzo de producci¨®n, con 22 intervenciones en otros tantos pueblos por toda la Pen¨ªnsula. Luego bajaron el ritmo creando grupos de estudios con Matadero Madrid y Casco Projects en Utrecht, sobre la relaci¨®n de arte, territorio y cambio social. De ah¨ª sali¨® una l¨ªnea editorial con cinco t¨ªtulos hasta la fecha y su presencia en Documenta 13. M¨¢s tarde lleg¨® el programa M¨¦todo M¨®vil como forma de intervenci¨®n en comarcas rurales en resistencia, como la pr¨®xima que se celebrar¨¢ en Li¨¦bana, Cantabria, de la mano de Fluent. En 2016 el proyecto recal¨® en la Bienal de Estambul o la Whitechapel de Londres, produciendo filmes, cer¨¢micas, microarquitecturas, vestuario o performances. Fue entonces cuando se form¨® Inland, un grupo de nueve componentes que trabajan en una doble voluntad de producci¨®n cultural y agraria, con espacios en red en el campo y la ciudad y una apuesta por pedagog¨ªas experimentales como Nuevo Curr¨ªculum, apoyado por la Fundaci¨®n Carasso y que pusieron en marcha este verano con nueve universidades y comunidades rurales. Desde hace unos d¨ªas, adem¨¢s, tienen casa en Madrid, un espacio cedido por 10 a?os por la Comunidad: el Centro de Acercamiento a lo Rural.
Coloquialmente lo llaman CAR y no deja de ser simp¨¢tico en su reclamo de una ciudad lenta, a paso de peat¨®n y bicicleta. Entre sus tareas est¨¢ activar talleres de autoedici¨®n, una estaci¨®n de radio o un centro de documentaci¨®n y residencias. Trabajan tanto con el Centro de Humanidades de la Cabrera, en la Sierra norte de Madrid, como con la Serpentine Gallery de Londres, Matadero Madrid, el Pompidou de Par¨ªs y el PEI del ?Macba. Quien habita el territorio, en simbiosis, como la figura del pastor, es referente en tanto que persona con un sofisticado conocimiento del territorio para el provechamiento sostenible de sus recursos. De hecho, parte del trabajo de Inland es promover y coordinar una Red Europea de Pastores donde trabajan junto con los pastores de renos del pueblo sami, la ¨²nica cultura ind¨ªgena en Europa. ¡°Crear un movimiento social desde lo subalterno, como operaci¨®n entre arte ¨²til y conceptual, implica ensayar estrategias culturales de mitificaci¨®n del pastor como forma de empoderamiento¡±, a?ade Garc¨ªa Dory.
Aunque en la base del proyecto est¨¢ repensar la piedra angular del sistema del arte: lo que entendemos por transmisi¨®n del arte, el papel del artista y los modelos de producci¨®n. ¡°El arte actual es un lenguaje complejo cuyas est¨¦ticas no siempre alcanzan diferentes grupos sociales. Nuestra voluntad es que esos lenguajes culturales no existan s¨®lo para el consumo de ¨¦lite, m¨¢xime ahora que los populismos se extienden. Ensayamos nuevas formas de producci¨®n que combinan un conocimiento agroecol¨®gico ancestral que corre el riesgo de desaparecer a medida que la ¨²ltima generaci¨®n del campo envejece, con la sensibilidad contempor¨¢nea. Y de ah¨ª poder crear pr¨¢cticas localizadas, formas mestizas y agencias h¨ªbridas de artista-campesino-ind¨ªgena que puedan servir de sustrato cultural para espacios inclusivos de posibilidad, de sostenerse, de revitalizar ciudad y campo. M¨¢s que un arte acelerado y ensimismado, un arte que nutra¡±.
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