El amigo invisible que traiciona a los ni?os

Un amigo invisible nunca falla. Aparece cada vez que se le necesita, se entrega sin dudarlo y remedia fallos y traiciones del mundo real. Justo como Pantera, la criatura que sale de un caj¨®n para animar a Cristinita. Es hijo de reyes, pr¨ªncipe heredero de Panterlandia, narra historias extraordinarias y su barriga suave es perfecta para una cabezadita. Tal vez hasta ayude a la peque?a a olvidar la reciente muerte de su gato.

Durante varias p¨¢ginas, el c¨®mic Pantera (Astiberri), del aplaudido autor belga Brecht Evens, juega a enga?ar al p¨²blico. Como su cambiante protagonista, al principio toma la forma de un cuento de hadas. Colores, alegr¨ªa, el comienzo de otra amistad inseparable. Poco a poco, sin embargo, la atm¨®sfera se ensombrece. La criatura sigue siendo adorable; pero, entonces, ?por qu¨¦ miente? Cristinita no puede ni quiere verlo. El lector, en cambio, se inquieta. ¡°Es un libro extra?o. Lo empec¨¦ como una historia oscura y adulta disfrazada de relato infantil. Tal vez no sea muy bien visto, pero esperaba que algunos lo confundieran con una obra para ni?os¡±, asegura Evens (Hasselt, 1986).

Queda claro que Pantera no lo es. Por lo menos, no solo. El autor asegura que hay ni?os de cuatro o cinco a?os que han le¨ªdo y disfrutado su c¨®mic. Los adultos agradecer¨¢n su regusto amargo. Y los cr¨ªticos, directamente, han puesto Pantera por las nubes y lo consideran un Calvin y Hobbes sombr¨ªo. Varias lecturas, como en el cine de Pixar. Aunque cuesta imaginar c¨®mo un cr¨ªo pueda asumir las referencias a abusos y pedofilia. O el impactante final abierto del tebeo. ¡°Me gusta mucho la elipsis. No era buena idea revelar alg¨²n significado, resultar¨ªa reconfortante¡±, sonr¨ªe Evens.

Y su obra, desde luego, no quiere serlo. ¡°Buscaba traer de vuelta a los monstruos verdaderos, no al estilo de La Bella y la Bestia. Normalmente, en los cuentos, acaban subyugados por los protagonistas. Pantera se muestra como una criatura de Disney, empatizas con ¨¦l, pero a la vez se intuye que va a ser de lo peor¡±, asevera Evens. El artista se declara fan de El laberinto del fauno, aunque algo defraudado por la bondad del mundo de los monstruos respecto al de los hombres. En Pantera, no hay victoria f¨¢cil, ni triunfo del bien. M¨¢s bien, dudas, desamparo e incomodidad.

El estilo visual del belga tambi¨¦n contribuye. Con su primera obra, Un lugar equivocado (Sins Entido), Evens recibi¨® el premio de la Audacia en el Festival de Angulema de 2011. Y, desde entonces, su af¨¢n valiente se ha consolidado. En Pantera el autor alterna dibujos apenas esbozados con otros elaborados; largos di¨¢logos entre dos personajes y secuencias dominadas por el caos. La marea colorida de pinceladas deja paso, a ratos, a melanc¨®licos azules y negros. Algunas formas y sujetos tan solo se intuyen y se sobreponen en grandes p¨¢ginas dobles que Evens conceb¨ªa como ¡°telas¡±. No por nada, adem¨¢s de escribir y dibujar c¨®mics, tambi¨¦n expone en galer¨ªas de arte.

A la vez, el tebeo se contagi¨® de la depresi¨®n que el autor sufri¨® hace tiempo: ¡°En un a?o realic¨¦ unas 80 p¨¢ginas. Luego tuve un a?o y medio ¡®sab¨¢tico¡¯ no muy agradable. Lo termin¨¦ mientras me estaba curando y me cost¨® mucho. El libro va muriendo hacia el final¡±. Como el gato de la protagonista. Y como su inocencia.