Decir Carmen
Alborch reclam¨® desde el feminismo el compromiso de la sociedad para conseguir la igualdad de las mujeres en todos los ¨¢mbitos, pero especialmente en la cultura
Decir Carmen es decir muchas palabras aunque s¨®lo digas una.
Decir Carmen es decir alegr¨ªa. Solidaridad. Sonoridad. Socialismo. Respeto, son algunas. Feminismo, al fin.?
Carmen Alborch reconoci¨® alguna vez ¡ªcu¨¢nto cuesta escribir en pasado¡ª que de tanto buscar un lugar en el mundo acab¨® descubriendo que el mundo entero era su lugar. As¨ª que decidi¨® sumarse a los movimientos que quer¨ªan mejorarlo. Al progresismo, al socialismo y al feminismo, siempre. El feminismo que, dec¨ªa, deber¨ªa alcanzar la categor¨ªa de patrimonio inmaterial de la humanidad. As¨ª lo repiti¨® en el discurso de la celebraci¨®n del ¨²ltimo 9 d¡¯Octubre, para a?adir con un gesto y ese brillo tan suyo en la mirada: ¡°Yo ah¨ª lo dejo¡±. La solemnidad de un acto como aquel se evapor¨® durante unos instantes, en virtud a la fuerza de su sonrisa. Porque as¨ª era Carmen. Sigue costando escribir en ese pasado que dura tan poco y que duele ya tanto. Porque as¨ª es Carmen.?
Ese feminismo que ha cambiado nuestras vidas, las de todas y las de todos, y que cuando hablaba de su ¨²ltimo sentido, reconoc¨ªa ¡ªsiempre agradecida¡ª la herencia de todas las mujeres que han luchado antes de este tiempo.?
Y desde el feminismo reclam¨® el compromiso de la sociedad para conseguir la igualdad de las mujeres en todos los ¨¢mbitos, pero especialmente en la cultura. Exigi¨® ese pacto con firmeza y, como todo, con alegr¨ªa. No quer¨ªa hacerlo sola. Sab¨ªa que hab¨ªa que hacerlo juntos. Por eso se dedic¨® a tejer complicidades, entre las personas, con los medios de comunicaci¨®n para visibilizar el trabajo de las mujeres por lo que valen.
Recuerdo con emoci¨®n c¨®mo nos saltaron las l¨¢grimas de emoci¨®n, a kil¨®metros de distancia, cuando el pasado 5 de octubre la llam¨¦ para comunicarle que iba a recibir la Alta Distinci¨®n de la Generalitat. Ella que hab¨ªa sido la primera en tantas cosas exclam¨® sorprendida: ¡°?Yo?¡±.
No debi¨® ser f¨¢cil no formar parte de esa cultura que colocaba a las mujeres siempre como madres y esposas con t¨ªtulo universitario, en el mejor de los casos, ni ser una de las primeras profesoras en romper el techo de cristal en la universidad, ni poner en marcha leyes en un mundo de hombres sin caer en la trampa de pensar que la igualdad es comportarse exactamente igual que ellos. No debi¨® ser f¨¢cil, no. Pero como dec¨ªa Carmen: ¡°La vida no es f¨¢cil, pero el ejercicio de la libertad siempre vale la pena¡±. Y como dec¨ªa Pedro Zerolo, a quien Carmen Alborch tanto apreciaba, acertamos cuando somos valientes.
¡°Yo lloro mucho. Por no haberle dado m¨¢s besos a mi madre. Por haber hecho no s¨¦ qu¨¦, o por no haberlo hecho¡±, contestaba Carmen Alborch cuando le preguntaban, no hace a¨²n un a?o, en una entrevista por su legendaria sonrisa. Pero ella no tendr¨ªa que llorar porque hizo tantas cosas y dej¨® tan poco por hacer¡ Decana de la Facultad de Derecho, directora general de Cultura de la Generalitat, directora del IVAM, ministra de Cultura, diputada, senadora, concejala, escritora, activista, mujer comprometida, vital, guerrera, valiente.
A Carmen le gustaba aprender, m¨¢s que ense?ar. Pero decir Carmen es decir maestra, porque Carmen, que ahora estar¨¢ en ese para¨ªso que imaginaba como un lugar armonioso, nos ense?¨® hasta el final. A vivir. A morir.?
Decir Carmen es no poder, no querer, decir adi¨®s.
Decir Carmen es decir amiga. Hasta siempre, Carmen. Hasta siempre, amiga.
(Pelea por lo que quieres)
Ximo Puig es el presidente de la Generalitat valenciana?
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