¡®911¡¯: el lado rocambolescamente ¡®mainstream¡¯ de Ryan Murphy
El ¨¦xito de la serie m¨¢s convencional del creador de 'American Horror Story', cuya segunda temporada acaba de estrenarse, demuestra que todo es posible (para el espectador) en una situaci¨®n l¨ªmite
Ryan Murphy, el chico de oro de las series ligeramente retorcidas y antol¨®gicas (American Horror Story, American Crime Story), el m¨¢s prol¨ªfico showrunner del momento (y, con toda probabilidad, de la historia), tiene tambi¨¦n un lado rocambolescamente mainstream, el que representa 911,su mejor y m¨¢s claro intento de darle al gran p¨²blico lo que este espera (en este caso, adrenalina y drama; despu¨¦s de todo estamos hablando de una serie protagonizada por teleoperadoras del servicio de emergencias y por los bomberos, param¨¦dicos y polic¨ªas encargados de resolver esas emergencias) sin renunciar a lo que hace ¨²nico todo lo que toca: el absurdo.
Se dir¨ªa que Murphy tiene un don para crear mundos en los que todo es posible, y que ese don tiene mucho que ver con el absurdo. Piensen en las casas encantadas con fantasmas que van al psiquiatra de American Horror Story y en los aparentemente mil asesinos en serie universitarios de la fabulosa Scream Queens ¡ªsu primer intento de conquistar al gran p¨²blico, fallido por excesivo delirio¡ª, y se dar¨¢n cuenta de que 911 es puro Murphy: hay beb¨¦s atrapados en tuber¨ªas, vagonetas de monta?as rusas detenidas casi en el espacio exterior y casos de asfixia en la primera cita con una teleoperadora del 911.
Pero esta vez la cosa funciona. El descomunal ¨¦xito de la primera temporada ¡ªes la serie m¨¢s vista de Fox, con cerca de 15 millones de espectadores¡ª ha dado pie a una segunda temporada ya en marcha ¡ªesta noche, Fox Espa?a emite el cuarto cap¨ªtulo¡ª y se habla de posibles spin offs. Murphy ha dado con la clave, el equilibrio por fin entre, por un lado, su obsesi¨®n por la destrucci¨®n de arquetipos ¡ªes la serie m¨¢s valorada por la comunidad afroamericana, con Angela Bassett a la cabeza, y a los mandos, como productora ejecutiva¡ª y, por otro, su gusto por lo delirantemente macabro, algo que solo podr¨ªa suceder en una serie de situaciones l¨ªmite.
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