El c¨®mic de Lorca: vida, muerte y homosexualidad, sin tapujos
Ian Gibson y Quique Palomo llevan a vi?etas la vida del poeta sin dejar de lado sus aspectos m¨¢s ocultos ni su asesinato
La pistola de una mano an¨®nima apunta a su cabeza, cara a la muerte. El resplandor como t¨ªmido fondo de un cauto amanecer no borra la negrura de la noche. Olivos, pedruscos y la sombra del poeta rodean la fosa en los alrededores de Alfacar (Granada). Por la contraportada desfilan el resto de v¨ªctimas que acompa?aron a Federico Garc¨ªa Lorca en la hora final. A paso lento, le sigue Di¨®scoro Galindo, el maestro republicano y cojo de Pulianas. Al fondo, un guardia de asalto sujeta en lo alto del veh¨ªculo a uno de los banderilleros anarquistas ¡ªFrancisco Galad¨ª o Joaqu¨ªn Arcollas¡ª que cayeron tambi¨¦n en aquella jornada de odio, sangre y hiel¡
Es el dibujo elegido en la portada de Vida y muerte de Federico Garc¨ªa Lorca (Ediciones B), el c¨®mic que Ian Gibson y el dibujante Quique Palomo han creado conjuntamente. Muestra a Lorca sin tab¨²es ni tapujos. Su infancia en la Vega de Granada y su juventud en Madrid como inquilino de la Residencia de Estudiantes. Familia y amores clandestinos; triunfos globales ¡ªEspa?a y Am¨¦rica¡ª y los fracasos de sus intimidades. La prote¨ªna de su obra y el desperdicio que supuso su ca¨ªda a manos de un escuadr¨®n asesino. Una inmolaci¨®n, con se?ales de escarmiento, a manos, dice Gibson, ¡°de la que el poeta hab¨ªa llamado poco antes la peor burgues¨ªa de Espa?a: la granadina¡±.
No es f¨¢cil dibujar a un mito. Todo el mundo guarda en la memoria cualquier gesto, una fotograf¨ªa, el sintagma de una sonrisa. ¡°Existe una iconograf¨ªa lorquiana¡±, comenta Palomo. ¡°Dentro de esas circunstancias hay cosas que resultan f¨¢ciles y otras no tanto. La primera es que lo puedes caricaturizar. Existe en ¨¦l una relaci¨®n entre las cejas y la frente muy caracter¨ªstica. Algo pasa con su barbilla, tambi¨¦n¡±.
¡°Su obsesi¨®n por la injusticia social era? visible desde sus escritos iniciales, como su p¨²blico y notorio antifascismo", asegura Gibson
Pero debe dar juego para 600 im¨¢genes. ¡°Con variaciones sobre esos elementos, se puede intentar¡±, asegura el dibujante. Y entre diversos escenarios que te conducen por una vida intensa. ¡°Traz¨¢ndole y estudi¨¢ndole te das cuenta de que fue alguien que aprovech¨® su vida y sus circunstancias para ir a por todas¡±. Y eso que en ciertos aspectos no lo tuvo f¨¢cil. ¡°Ser homosexual en las primeras d¨¦cadas del siglo XX conllevaba demasiadas restricciones. Pero, por otra parte, eso produce en ¨¦l unas revelaciones y cuestionamientos que enriquecen su obra¡±.
Su identidad sexual fue uno de los motores principales a exprimir en su af¨¢n creativo. ¡°Todo un eje para el trabajo¡±, comenta Quique Palomo. Su crimen, tambi¨¦n: ¡°Aquella situaci¨®n de caos y represi¨®n deb¨ªa ser reflejada en nuestro c¨®mic¡±. Tambi¨¦n el escarnio, enjaulado en una g¨¦lida coreograf¨ªa de sombras, al mismo nivel que la alegr¨ªa de vivir.
Como la que nos transmite desde su infancia, donde alternaba los juegos callejeros con su afici¨®n a representar misas. Su fascinaci¨®n por los c¨®micos de la legua, los t¨ªteres y la m¨²sica popular junto a un apego a la m¨ªstica de la tierra y los arados, contagiada por su padre. O su juventud en Madrid, con sus inseparables Dal¨ª y Bu?uel. Anduvo enamorado del primero, con quien comparti¨® escarceos y verdadera pasi¨®n, pero mosqueado a menudo con el otro, debido a ese empe?o que ten¨ªa el aragon¨¦s en pasearle por burdeles para ahuyentar ¡ªo confirmar¡ª sus sospechas de que fuera homosexual.
¡°Traz¨¢ndole y estudi¨¢ndole te das cuenta de que fue alguien que aprovech¨® su vida y sus circunstancias para ir a por todas¡±, seg¨²n Palomo
Junto a ellos tambi¨¦n desfilan por las p¨¢ginas otros grandes c¨®mplices del autor: Manuel de Falla, Andr¨¦s Segovia, Margarita Xirgu, sus poetas m¨¢s o menos coet¨¢neos¡ Tambi¨¦n amantes cruciales, caso de Emilio Aladr¨¦n. O los lugares donde se transform¨® y triunf¨®: Nueva York, Cuba, Buenos Aires. Un completo recorrido por la luz de su im¨¢n antes de que lo despe?aran en el martirio.
La complicidad entre Palomo y Gibson no ha fallado desde el primer momento: ¡°Empatizamos enseguida¡±, afirma el hispanista experto en la figura del poeta. ¡°Quique ya admiraba a Lorca, de modo que nada de empezar desde cero. Le pas¨¦ una sinopsis de su vida y obra y ley¨® mi biograf¨ªa. En nuestras primeras sesiones decidimos poner mucho ¨¦nfasis sobre la larga infancia del futuro autor en la Vega de Granada, ra¨ªz de su mundo. Y sobre la extraordinaria vitalidad creativa que le permiti¨® elaborar en solo veinte a?os (1916-1936) un muy variado corpus literario hoy admirado y estudiado universalmente¡±.
Aparte de los temas ya mencionados, Gibson hace hincapi¨¦ en otros: ¡°Su obsesi¨®n por la injusticia social, visible desde sus escritos iniciales y su p¨²blico y notorio antifascismo. La identificaci¨®n con la Granada mestiza perdida desde 1492 y sobre la que Lorca cre¨ªa que le hab¨ªa empujado a sentirse cerca de los perseguidos. Su compromiso con el programa cultural de la Rep¨²blica y una incomparable combinaci¨®n de dones, entre ellos, el de la m¨²sica. La extraordinaria mezcla de lo popular y lo m¨¢s contempor¨¢neo caracter¨ªstica en su producci¨®n¡¡±, apunta el autor. Con ese deseo perpetuo de acercarse continuamente a lectores de todos los ¨¢mbitos y su afici¨®n al dibujo, a Lorca, sin duda, le hubiera encantado este gui?o a la cultura popular en forma de c¨®mic.
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