Cuando Alfonso XIII intent¨® salvar al zar
Una exposici¨®n en el Palacio Real recuerda que el monarca cre¨® una oficina de rescate de prisioneros de la Primera Guerra Mundial y salv¨® a miles de civiles y militares
¡°Majestad, mam¨¢ llora a todas horas porque su hermano est¨¢ prisionero. Acaba de recibir una postal que dice que morir¨¢ de hambre. Majestad, si quisierais enviarle a Suiza¡ porque mam¨¢ va a enfermar con seguridad. Majestad, os lo agradezco por adelantado. Vuestra servidora Sylviane [8 a?os, Francia, abril de 1917]¡±. ¡°Querida se?orita, yo procurar¨¦ lo mejor que pueda hacer para que su mam¨¢ no llore; por lo tanto, tenga la bondad de darme precisas noticias de su t¨ªo para que yo pueda enterarme. Alfonso XIII, Rey¡±. Achille Delmonte, soldado franc¨¦s prisionero en Hannover (Alemania), fue as¨ª hallado y llevado finalmente a una comisi¨®n m¨¦dica suiza. ¡°Resultado¡±, concluye el expediente que se ha guardado durante m¨¢s de cien a?os en el Palacio Real de Madrid, ¡°positivo¡±.
La exposici¨®n Cartas al Rey. La mediaci¨®n humanitaria de Alfonso XIII en la Gran Guerra. Monograf¨ªa 2018, que se prolongar¨¢ en el Palacio Real hasta el 31 de marzo de 2019, cuenta la historia de un hombre atrapado entre dos mundos enfrentados a muerte: el de Austria-Hungr¨ªa, que representaba su madre, Mar¨ªa Cristina de Habsburgo-Lorena, y el brit¨¢nico, el de su esposa,?Victoria Eugenia de Battenberg.
Alfonso de Borb¨®n y Habsburgo-Lorena, emparentado con todos los reyes y reinas de Europa, los mismos cuyos ej¨¦rcitos se enfrentaban (10 millones de vidas humanas perdidas) en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial?medi¨® diplom¨¢tica y humanamente para evitar el desastre. Para ello cre¨® la Oficina de Guerra Europea, que depend¨ªa directamente de su secretar¨ªa particular, y cuyo objetivo era socorrer a las v¨ªctimas. Sin distinciones: soldados, civiles o pr¨ªncipes.
La oficina naci¨® modestamente en 1915 con seis personas, pero la publicaci¨®n en el peri¨®dico franc¨¦s La Petit Gironda de una nota de agradecimiento por haber hallado al padre de una ni?a, provoc¨® que miles de cartas reclamando ayuda de toda Europa llegaran a Madrid. M¨¢s de 200.000 (140.000 familiares de soldados) han encontrado los expertos que desde hace ocho a?os trabajan en el proyecto de recuperaci¨®n de la memoria de uno de los hechos m¨¢s espectaculares de la diplomacia espa?ola. La oficina real tuvo que ampliar su plantilla hasta las 48 personas a las que se les requer¨ªa fundamentalmente el dominio de idiomas. Entre los traductores destac¨® el historiador Juli¨¢n Juder¨ªas, que trabaj¨® gravemente enfermo hasta el d¨ªa de su muerte, que se manejaba en 15 lenguas.
¡°En nombre de Jes¨²s, le suplico que interceda ante el Emperador para que pueda volver mi pap¨¢¡±. ¡°Era mi ¨²nico hijo, mi ¨²nico consuelo, mi ¨²nica esperanza ante la vejez¡±. ¡°Era el mejor de los maridos, pero si ha dado la vida por mi Vieja, la Vieja Inglaterra, creo que ser¨¦ capaz de soportarlo¡±. Y as¨ª miles de cartas que eran le¨ªdas tras abrir un expediente para intentar resolverlas. Llegaban con fotos adjuntas (¡°la foto les ayudar¨¢ a encontrarlo, es su tatuaje"), con mensajes desgarradores (¡°si pudiera encontrar a mi querido pap¨¢..." "o era el mejor hombre, mi vida") y todas eran respondidas gracias a lo que Juan Jos¨¦ Alonso Mart¨ªn, director del Archivo General de Palacio, describe como ¡°un primitivo sistema de computadoras¡±. ¡°Se ordenaban y clasifican por colores seg¨²n los motivos de la carta y la nacionalidad, se etiquetaban, se hac¨ªan copias y se enviaba la respuesta a los remitentes y a las autoridades correspondientes. Se les imprim¨ªa, adem¨¢s, un sello seg¨²n la importancia del mensaje¡¡±, describe el experto.
Y es que todo pod¨ªa ser tratado en aquella oficina del Palacio Real: incluso la liberaci¨®n del zar de Rusia Nicol¨¢s II y su familia, que hab¨ªan sido apresados por los bolcheviques en Ekaterimburgo. En uno de los expedientes hallados en los anaqueles del palacio ¡ªcompuesto por 90 documentos¡ª se guardaban dos telegramas enviados al plenipotenciario de San Petersburgo intentando negociar una visita a los zares (los enviados de la oficina visitaron durante la Primera Guerra Mundial a m¨¢s de 4.000 prisioneros por toda Europa). Alfonso XIII ofrec¨ªa, adem¨¢s, que se pudieran exiliar a Espa?a. El rey espa?ol fue uno de los primeros en enterarse del asesinato del zar y de su hijo var¨®n, no as¨ª de la zarina y de sus hijas. Por eso, volvi¨® a insistir, pensando que las mujeres viv¨ªan, en traerlas a Espa?a. Pero el expediente acaba abruptamente, sin m¨¢s detalles.
Los prisioneros de guerra fueron una de las principales preocupaciones del Rey Alfonso XIII. Propuso suspender las condenas a muerte de los soldados alemanes y franceses. Se calcula que sus suplicas salvaron a casi un centenar de personas y al 5% de los que se busc¨®. Hay constancia de que telegrafi¨® a los embajadores de Par¨ªs, Viena, Londres, Berl¨ªn, Roma, Petrogrado, Constantinopla, Bucarest, Sofia y La Haya reclamando canje de prisioneros.
Y constancia qued¨® tambi¨¦n de que su mediaci¨®n fue fundamental para levantar el cerco de alimentos a B¨¦lgica, donde nueve millones personas pudieron ser alimentadas porque el rey intercedi¨® para que las provisiones de Estados Unidos pudiesen llegar a la poblaci¨®n.
Cuando la guerra acab¨®, ¡°la labor humanitaria de Espa?a fue reconocida internacionalmente¡±, recuerda Antonio Esc¨¢mez Torres, presidente de la Fundaci¨®n Banco Santander que ha financiado junto a Patrimonio Nacional las investigaciones. El personal diplom¨¢tico de aquella epopeya recibi¨® la medalla Reconnaissance Fran?aise, las mujeres la de la Cruz Roja, el resto de los trabajadores, la de Plata de Isabel la Cat¨®lica. Y Alfonso XIII, el agradecimiento de los pueblos belga e italiano en 1923.
La historia ¡ªcon sus fotograf¨ªas, pel¨ªculas y cartas¡ª se puede ver desde este mi¨¦rcoles en el Palacio Real de Madrid. En sus paredes se representan, adem¨¢s, los archivos met¨¢licos donde se guardaban los expedientes y donde se puede leer: De Rabiere A. M. a Lucien Rocer, Alfred; de Vojtech, Vladimir a Vorus, Janus... Y as¨ª cientos y cientos de cajas. M¨¢s de 200.000 historias llenas de esperanzas de seres humanos y de un rey que los quer¨ªa ayudar.
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