Furia y fuego
Entre duelos de sierras mec¨¢nicas, motorizados ¨¢ngeles oscuros y espadas forjadas a mano, Nicolas Cage ejerce de cham¨¢n del exceso
La imagen de un Nicolas Cage con el rostro ensangrentado, conduciendo enloquecido su coche en una carretera flanqueada de bosques color carmes¨ª, resume el esp¨ªritu de esta pesadilla inflamada de perturbadora belleza. Un trabajo que consolida a Panos Cosmatos, hijo del director de Rambo. Acorralado ¨C Parte II (1985), como uno de los m¨¢s sofisticados formalistas del moderno cine fant¨¢stico. Sus pel¨ªculas no se parecen a nada, aunque cada una de ellas se construya a partir de los ecos remotos, lejan¨ªsimos, de un subg¨¦nero que podr¨ªa llevar d¨¦cadas acumulando polvo en un videoclub abandonado. Resulta revelador un recuerdo personal del cineasta: dado que sus padres no le dejaban alquilar cintas para adultos, Panos Cosmatos se dedicaba a leer los textos de las car¨¢tulas y a imaginar las pel¨ªculas en la soledad de su habitaci¨®n. Quiz¨¢ esa es la clave perfecta para acercarse a su particular po¨¦tica cinematogr¨¢fica: las suyas no son otra cosa que pel¨ªculas imaginadas, so?adas, desencadenadas en un espacio subjetivo donde rigen otras leyes f¨ªsicas, otra temporalidad. Hay mucho de mal viaje de ¨¢cido o de ralentizada, asfixiante inmersi¨®n opi¨¢cea en trabajos como su ¨®pera prima Beyond the Black Rainbow (2010) y esta Mandy que confirma la presencia de una autor¨ªa muy acusada tras la absorbente nebulosa de denso y pegajoso estilo, hecho de constantes superposiciones de im¨¢genes y fundidos encadenados que conforman un intrincado tapiz de texturas visuales.
MANDY
Direcci¨®n: Panos Cosmatos.
Int¨¦rpretes: Nicolas Cage, Andrea Riseborough, Linus Roache, Olwen Fou¨¦r¨¦.
G¨¦nero: terror. Estados Unidos, 2018.
Duraci¨®n: 121 minutos.
Si Beyond the Black Rainbow utilizaba como referencia la ciencia ficci¨®n conspirativa de los setenta, Mandy realiza su particular invocaci¨®n ocultista sobre un yacimiento de pel¨ªculas nonatas del terror de los ochenta, pero que nadie piense aqu¨ª en esa tan insistente nostalgia de la inmadurez: Pan Cosmatos no habla de ning¨²n para¨ªso perdido, sino que propone un modelo cinematogr¨¢fico que nunca existi¨®. Entre duelos de sierras mec¨¢nicas, motorizados ¨¢ngeles oscuros y espadas forjadas a mano, Nicolas Cage ejerce de cham¨¢n del exceso ¨Csu momento solista de sobreactuado dolor en un cuarto de ba?o es una cumbre de la dramaturgia expresionista- en un ritual m¨¢gico orientado a fusionar cine de vanguardia ¨Cvariante ocultista: de Harry Smith a Kenneth Anger- y metralla visual para magnetoscopios engrasados con una generosa dosis de LSD. El viaje, progresivamente m¨ªtico, de este le?ador dispuesto a vengar el sacrificio de su amada por parte de un culto delirante avanza del sonambulismo on¨ªrico a la abstracci¨®n evitando articularse como relato convencional. El Theodore Roszak de Parpadeo la vitorear¨ªa.
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