¡°El gran ¡®boom¡¯ de los j¨®venes directores de orquesta ha pasado¡±
El director de orquesta espa?ol Gustavo Gimeno inicia el domingo su tercera gira espa?ola con la Filarm¨®nica de Luxemburgo
El director de orquesta es un m¨²sico silencioso. Mark Wigglesworth acaba de utilizar este ox¨ªmoron para titular su libro en defensa de los directores (Faber & Faber). Nadie duda que sigue siendo la figura m¨¢s relevante y medi¨¢tica de la cl¨¢sica. Pero tambi¨¦n que, aparte de lo que vemos sobre un podio, dedica muchas m¨¢s horas a trabajar en silencio, l¨¢piz en mano, frente a un mont¨®n de pentagramas. ¡°Tal es as¨ª que mi hija, cuando ten¨ªa cinco a?os, le dijo a un amigo que el oficio de su pap¨¢ era estudiar¡±, ironiza sonriente Gustavo Gimeno (Valencia, 1976). El titular de la Orchestre philharmonique du Luxembourg, desde 2015, recibe a EL PA?S cerca de su apartamento en el Gran Ducado dentro de un local de nombre m¨¢s que atinado: Caf¨¦ Interview. Acaba de ser nombrado director principal de la Toronto Symphony Orchestra a partir de 2020 y el pr¨®ximo domingo, 11 de noviembre, iniciar¨¢ con Iberm¨²sica una nueva gira espa?ola junto a la Filarm¨®nica luxemburguesa por San Sebasti¨¢n, Madrid, Valencia y Oviedo.
¡°La Sinf¨®nica de Toronto es una orquesta de gran cultura musical, pues suma casi 100 a?os de influencias vienesas, alemanas, checas y brit¨¢nicas. Entienden a la perfecci¨®n cualquier detalle de estilo. Y, adem¨¢s, tocan de maravilla¡±, admite Gimeno. El valenciano no s¨®lo unir¨¢ su nombre a otros directores espa?oles que han ocupado titularidades norteamericanas en orquestas importantes, como Enrique Jord¨¢, Rafael Fr¨¹hbeck de Burgos o Jes¨²s L¨®pez Cobos, sino tambi¨¦n a figuras internacionales que han desempe?ado el mismo puesto en Toronto, tales como Seiji Ozawa, Karel An?erl o Andrew Davis. Pero no ha sido nada sencillo. ¡°El proceso resulta exhaustivo y estresante, eso que all¨ª llaman nerve-racking, pues han analizado con lupa todo tipo de cuestiones art¨ªsticas y personales¡±, reconoce el director valenciano.
Todo comenz¨® con su exitoso debut en Estados Unidos, en agosto de 2015, con obras de Beethoven y Dvorak, al frente de la Orquesta de Cleveland en Blossom. ¡°Deb¨ª causar buena impresi¨®n a su director ejecutivo, Gary Hanson, que despu¨¦s de su jubilaci¨®n tuvo una interinidad en la Sinf¨®nica de Toronto¡±, puntualiza. Hanson sigui¨® a Gimeno despu¨¦s en muchas de sus actuaciones con orquestas norteamericanas importantes. Pero fue su debut con la orquesta canadiense, en febrero pasado, lo que quiz¨¢ inclin¨® la balanza. ¡°Estaba preocupado por debutar all¨ª con una obra tan expuesta como la Cuarta sinfon¨ªa, de Beethoven. Pero fue muy bien. En pocos minutos de ensayo me sent¨ª fascinado con la orquesta y con su excelente concertino, Jonathan Crow¡±. Ya esperan all¨ª su regreso, en junio pr¨®ximo, para dirigir el Concierto para viol¨ªn, de Sibelius, con Crow como solista, junto a El p¨¢jaro de fuego, de Stravinski. ¡°Me siento cada vez m¨¢s identificado e ilusionado con el proyecto¡±, confiesa.
Pero Gimeno compaginar¨¢ su trabajo en Toronto con la Filarm¨®nica de Luxemburgo, al menos hasta 2022. ¡°Estoy c¨®modo aqu¨ª y la orquesta ha mejorado tanto a nivel musical, como en profundidad y repertorio. Creo que hemos alcanzado el Momentum¡±. Lo comprobamos en su reciente producci¨®n semiesc¨¦nica de Rigoletto, de Verdi, en colaboraci¨®n con el Th¨¦?tre des Champs Elys¨¦es parisino, pero tambi¨¦n en sus recientes grabaciones de Mahler, Stravinski y Debussy para el sello Pentatone. E incluso con el incremento de sus giras internacionales que les llevar¨¢n pr¨®ximamente hasta Sudam¨¦rica. Ahora inician su tercera tourn¨¦e espa?ola en tres a?os con las sinfon¨ªas Cuarta de Mahler y Quinta de Chaikovski, junto con su primera colaboraci¨®n con la violinista noruega Vilde Frang, que alternar¨¢ el Concierto n¡ã 1, de Bart¨®k, con el de Beethoven. ¡°Para m¨ª la Cuarta, de Mahler, nos sumerge desde el principio en un mundo incierto. Y en Chaikovski admiro la extraordinaria precisi¨®n de sus partituras para plasmar esa emotividad que todo el mundo admira en su m¨²sica¡±, asegura.
Pero nada de m¨²sica espa?ola. ¡°Creo que eso de que un director espa?ol tenga que dirigir m¨²sica espa?ola es algo de otro tiempo. Yo dirijo obras de Manuel de Falla o Francisco Coll, por supuesto, pero mi repertorio es internacional y lo selecciono en funci¨®n de mi conveniencia¡±, admite. Gimeno visitar¨¢ espor¨¢dicamente Espa?a los pr¨®ximos a?os. En mayo dirigir¨¢ la Novena, de Mahler, a la Orquestra de la Comunitat Valenciana y tiene planes futuros para dirigir ¨®pera en el Liceu de Barcelona y el Teatro Real de Madrid.
Habla tambi¨¦n de la situaci¨®n de la direcci¨®n orquestal sometida a esc¨¢ndalos sexuales y ceses fulminantes, como el de Gatti al frente del Concertgebouw. ¡°Es un cambio muy positivo, pues casos as¨ª habr¨ªan quedado hace a?os en algo interno sin consecuencias. Pero tambi¨¦n me interesa que en estos tiempos, donde prima lo superficial y las redes sociales, las orquestas reivindiquen la profundidad musical¡±. Pone como ejemplo la llegada de Kirill Petrenko a la titularidad de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. ¡°Creo, incluso, que el gran boom de los directores j¨®venes ha pasado. Y las orquestas vuelven a mirar a directores de mediana edad o de cierta madurez. Buscan alguien que les inspire¡±, concluye.
De Rattle a Jansons y Gimeno
Otra figura silenciosa de la Orchestre philharmonique du Luxembourg, pero tambi¨¦n determinante, es su director ejecutivo, Stephan Gehmacher (Salzburgo, 1970). Un prestigioso gestor musical que ha trabajado con Simon Rattle en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, con Mariss Jansons en la Radio de Baviera y ahora en Luxemburgo con Gimeno. ¡°Me limito a ofrecer mi experiencia a Gustavo para desarrollar su trabajo¡±, asegura con refinada humildad. Pero confiesa adem¨¢s las diferencias entre los tres directores. ¡°Simon es de los que sabe exactamente lo que quiere para negociar con la orquesta. Mariss es casi lo contrario, pues busca siempre el consenso de los m¨²sicos. Gustavo es muy abierto y cercano, aunque tiene muy claros sus objetivos. Cuatro horas con Mariss, se resuelven en veinte minutos con Simon, aunque Gustavo es mucho m¨¢s juguet¨®n. Con ¨¦l nuestras reuniones son constantes, pero no pasan de tres minutos¡±, admite sonriendo.
Babelia
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