Amor prohibido en el Joburg Film Festival de Sud¨¢frica
La transgresora historia l¨¦sbica de la pel¨ªcula keniana 'Rafiki' triunfa en el certamen de Johannesburgo
Desnuda de las largas trenzas de colores que caracterizan a su personaje, Ziki, la actriz keniana Sheila Munyiva se plant¨® ante el p¨²blico sudafricano para abrir el Joburg Film Festival (que finaliz¨® el s¨¢bado, 17), con la pol¨¦mica pel¨ªcula que ella protagoniza, Rafiki (de la directora Wanuri Kahiu). "Cuando me lleg¨® la propuesta de encarnar a Ziki dud¨¦ mucho en aceptar el papel, porque pod¨ªa arruinar mi carrera y comprometer mi seguridad en mi propio pa¨ªs", cuenta Munyiva. El guion que le lleg¨® a las manos era una historia de amor, pero las enamoradas eran dos chicas kenianas adolescentes. En Kenia, las relaciones sexuales entre gais y entre lesbianas est¨¢n prohibidas y pueden costar hasta 14 a?os de c¨¢rcel.
Sin embargo, ahora comparte con entusiasmo el orgullo de haber formado parte de esta producci¨®n ¡ªque se convirti¨® en la primera pel¨ªcula keniana en ser seleccionada en el Festival de Cannes¡ª por ser parte de una transgresi¨®n que ha llevado al p¨²blico un tema tab¨² y de "un viaje intenso con un equipo donde las mujeres hemos sido mayor¨ªa, desde la directora, el reparto, el equipo de producci¨®n y con una banda sonora hecha por mujeres".
Tr¨¢iler de 'Rafiki'.
Rafiki est¨¢ inspirada en el cuento Jambula Tree, de la escritora ugandesa Monica Arac de Nyeko. La pel¨ªcula es una rareza en la industria del cine y aborda una desigualdad pendiente de resolver, que el festival sudafricano ha puesto en el foco en esta edici¨®n. Sin embargo, los miedos de Munyiva de ser lesbiana en la gran pantalla "en un pa¨ªs tan conservador" como el suyo, se demostraron? fundados. Rafiki, que significa "amiga" en suajili, fue prohibida en Kenia "por promover y legitimar las relaciones l¨¦sbicas" y se advirti¨® de que "quien poseyera una copia" del filme "estar¨ªa incumpliendo la ley".
"Cuando regres¨¢bamos de Cannes", explica Munyiva, "tuvimos que viajar todas en aviones distintos porque ten¨ªamos miedo de ser detenidas". El p¨²blico sudafricano acogi¨® su valent¨ªa con aplausos, una reacci¨®n no garantizada en un pa¨ªs que, a pesar de tener unas leyes que s¨ª aceptan la homosexualidad, se la condena y castiga duramente a menudo en sus calles, floridas del p¨²rpura de las jacarandas en estos d¨ªas de verano austral.
Solo un par de gritos de esc¨¢ndalo con sordina sonaron desde las butacas en la primera caricia que Ziki y Kena se atreven a compartir en su romance en la pel¨ªcula. En Johannesburgo, igual que en Nairobi durante los siete d¨ªas que la Junta de Clasificaci¨®n de Pel¨ªculas de Kenia levant¨® la prohibici¨®n, una sala llena y los aplausos retaron a la discriminaci¨®n.
Tr¨¢iler de Five Fingers For Marseilles.
Con m¨¢s de 40 largometrajes, el combativo y reflexivo Joburg Film Festival apost¨® adem¨¢s en esta edici¨®n por indagar en las entra?as de Sud¨¢frica, desde todos los ¨¢ngulos y g¨¦neros. Como el espectacular w¨¦stern rodado ¨ªntegramente en lengua sesotho, Five Fingers For Marseilles (de Michael Matthews, 2017), al documental Todo debe caer (Everything must fall, de Rehad Desai), que disecciona las mayores protestas estudiantiles de la Sud¨¢frica democr¨¢tica, las que hace dos a?os sacudieron las universidades bajo el lema #Fees Must Fall. Tambi¨¦n, un mestizaje de documental y ficci¨®n en el que se recuerda a grandes l¨ªderes y "freedom figthers" de la historia reciente como Walter y Albertina Sisulu, a South African love affair, e, inevitablemente, sin olvidar a Nelson Mandela (The State Against Mandela and the Others); o inspeccionando los or¨ªgenes de Johannesburgo y la industria minera del pa¨ªs (Dying for Gold).
Lejos de las salas, bajo el sol brillante de media tarde, en un patio abierto protegido por una carpa, m¨¢s de un centenar de mujeres se reunieron en una sesi¨®n especial. C¨®modamente instaladas en pufs rojos y verdes, en un ambiente relajado: actrices, productoras, activistas y p¨²blico se congregaron para debatir y denunciar la discriminaci¨®n sexual en la industria cinematogr¨¢fica. Para Angie Mills, directora del festival, esta cita bianual debe ser, tambi¨¦n, "una llamada a la acci¨®n".
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