Dos grandes del teatro
Mario Gas y Juan Mayorga son dos figuras capitales de la escena espa?ola contempor¨¢nea
El otro d¨ªa ca¨ªa en la cuenta (se lo contaba en Babelia) que hace 45 a?os de mi primer encuentro con Mario Gas: era el ¡°joven gal¨¢n¡± de La boda de los peque?os burgueses, de Brecht, una cima del teatro independiente de los setenta, cocinado por ?ngel Facio y Los Goliardos. Llam¨¦ a Gas, que estaba ensayando La Strada, y me dijo: ¡°Eso fue en 1973. ?ramos muy j¨®venes. Yo cumpl¨ª los 26 con esa funci¨®n, en el Capsa de Barcelona. Gran montaje de Facio, que requer¨ªa un enorme esfuerzo f¨ªsico. Parec¨ªa commedia dell¡¯arte, tropezando y cay¨¦ndonos todo el rato¡±.
Mario Gas naci¨® en una familia de c¨®micos (su padre era cantante y actor, su madre era bailarina; su t¨ªo, Mario Cabr¨¦, era actor y torero), y a lo largo del tiempo estuvo al frente de incontables ¡°familias¡± esc¨¦nicas, fundamentalmente en Barcelona: la del Sal¨®n Diana, que a finales de los setenta fue sede de la efervescente Asamblea de Trabajadores del Espect¨¢culo; la del Teatro Condal, en los ochenta, o la del Festival de les Arts en los a?os anteriores a las Olimpiadas.
Tiene m¨¢s de cincuenta montajes en su haber. Teatro ¡°de texto¡±, ¨®pera y zarzuela, y enormes musicales: entre ellos, Guys and Dolls, Sweeney Todd, A Little Night Music, aquel Follies que fue el remate de sus a?os en el Espa?ol¡Mario Gas es un supertodoterreno. Director, gestor cultural, actor de teatro (¨²ltimamente, Julio C¨¦sar y Largo viaje del dia hacia la noche), de cine y de doblaje. En las ¨²ltimas temporadas ha firmado joyas como Incendios de?Wajdi Mouawad, uno de sus mejores trabajos, que narr¨® como una furiosa pieza de c¨¢mara, con la enorme N¨²ria Espert. Y S¨®crates con Pou; el Cal¨ªgula de Camus con Pablo Derqui; El concierto de San Ovidio de Buero; Humans de Stephen Karam; una fugaz pero memorable La tabernera del puerto en la Zarzuela¡ y ahora La Strada, en la Abad¨ªa.
Me encuentro con cierta frecuencia con Gas porque vivimos a cuatro pasos. Y porque charlar con ¨¦l es un caudal de recuerdos, proyectos y ense?anzas. Se aprende y se disfruta mucho. Una de esas veces le pregunt¨¦ qu¨¦ busca en el teatro. Me dijo algo as¨ª: ¡°Nuestro trabajo es ef¨ªmero por naturaleza y buscamos lo m¨¢s dif¨ªcil: una cierta permanencia. Un poco de placer, un poco de inquietud. Y como director, no caer en la facilidad¡±.
Mi comunicaci¨®n con Mayorga es m¨¢s epistolar. Escribe con una gran humildad, de la que brotan frases deslumbrantes. Un d¨ªa anot¨¦: ¡°Un cl¨¢sico, escuchado mil veces, puede parecernos absolutamente nuevo: un gran actor lo reescribe cada vez sin cambiar palabra¡±. ?Primer gran encuentro? Y quien dice encuentro dice conexi¨®n: en 2005, con Hamelin, que mont¨® Andr¨¦s Lima. Y Mayorga ya llevaba un buen pu?ado de funciones estrenadas. O en colaboraci¨®n, como la demoledora Alejandro y Ana, que hizo con su tocayo Cavestany para Animalario.
Hoy, Mayorga es uno de nuestros hombres de teatro m¨¢s completos.
Dramaturgo representado (y multipremiado) en medio mundo, director, ensayista, fil¨®sofo, matem¨¢tico, acad¨¦mico. Cada vez me gusta m¨¢s porque cada vez se abre en m¨¢s direcciones. Hay un hilo misterioso que enlaza El chico de la ¨²ltima fila, Penumbra (de nuevo con Cavestany), El cr¨ªtico, El arte de la entrevista. Me seduce su humor pol¨ªtico enloquecido (Fam¨¦lica), me fascinan sus recientes piezas maestras (Reikiavik, El cart¨®grafo).
Esta temporada empez¨® para Mayorga con Intensamente azules, un mon¨®logo a cargo de C¨¦sar Sarachu, que se estren¨® el pasado junio en la Casa de Cultura de Torrelodones, y en enero llegar¨¢ a la Abad¨ªa. Est¨¢ en puertas El mago, en el Valle-Incl¨¢n, con Maria Galiana, Jos¨¦ Luis Garc¨ªa P¨¦rez y Clara Sanchis, entre otros. Y crucemos los dedos para poder ver dos de sus obras m¨¢s enigm¨¢ticas: La int¨¦rprete y El Golem, con la que lleva batallando desde 2011. Recomiendo dos libros capitales: su Teatro 1989-2014, y sus ensayos, en Elipses (ambos en La U?a Rota).
Babelia
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